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Los pelinegros restantes vieron el tren escarlata partir, llevando a Percy muy lejos de ellos, Harry quería llorar pero la sensación de una conocida caricia en su cabeza lo distrajo, miro a la hermosa mujer y espero por sus palabras.

—Estará bien—aseguro—. Nosotros también tenemos cosas que hacer, vamos.—el tren ya había salido de su vista y el andén se estaba vaciando poco a poco, ya no había gatos pasando entre las personas, ni tampoco lechuzas ululando, solo quedaba el ambiente melancólico de alejarse de una parte de su familia.

Siguió a Sally, viendo como algunas personas solo desaparecían y otras se iban en llamas verdes, cuando se dió cuenta ya estaba en la parte no mágica de la estación, miro a su acompañante buscando una explicación a lo que había visto pero solo recibió un pequeño guiño. Resignado simplemente decidió callar sus preguntas y concentrarse en la dulce voz de la pelinegra, que le decía que había muchas cosas importantes que quería mostrarle.

El tiempo pasó y estaban de vuelta en el Caldero Chorreante, la mujer acomodo su cabello para poder cubrir la cicatriz, Harry recibió un pequeño beso en la frente antes de entrar al lugar, repitieron su camino hasta llegar, nuevamente, al Callejón Diagón .

—¿A dónde vamos?—cuestionó el pequeño.

—Vamos al banco—le dijo resignada, estaba aterrada de tener que leer las pruebas—, estoy por conseguir tu custodia muggle pero aún no se quién es tu tutor mágico.—explicó llevando al niño hasta el banco.

Tras haber llegado a Gringotts, la mujer pidió hablar con el encargado de las cuentas Potter, pronto ambos pelinegros fueron guiados hasta una pulcra oficina por uno de los gnomos, agradecieron y se adentraron al lugar.

—Que Pluto permita que su riqueza sea abundante.—saludo la mujer amablemente, recordando alguna de las extensas lecciones que había tenido.

—Y que Ares le favorezca en la batalla—dijo el gnomo, levemente sorprendido pero sin demostrarlo.—, ¿Qué los trae por aquí hoy?—

—Necesito un informe detallado de los movimientos que las cuentas Potter han tenido el los últimos nueve años—comenzó Sally sentándose junto a Harry en las sillas frente al gnomo—, también requiero saber si los asientos o señoríos han sido usados y una prueba de herencia.—enumeró, tratando de no olvidar nada e ignorando el nudo que sentía que se quería formar en su garganta.

—Eso haremos—vieron al gnomo, escribir y buscar en su escritorio—, empezaremos con la prueba de herencia, no es necesario que la herida sea grande, con algunas gotas de sangre será suficiente.—explicó entregando un par de pergaminos y una daga.

Harry quedó maravillado con la belleza del objeto, escucho como Sally le explicó lo que tenía que hacer y, siguiendo las indicaciones, paso la daga por la palma de su mano, la sangre cayó y mancho los pergaminos, que empezaron a absorberla para después brillar. La criatura tomo ambos y empezó a leerlos poco a poco, vieron como su rostro perdía la seriedad por momentos y pronto les fueron entregados los pergaminos.

Prueba de herencia mágica

Fecha: 01/09/2004
Por: Ragnock

Nombre: Harry James Potter Evans

Edad: 10 años

Estatus: Sangre Pura -revisar art. 254 sección T-

Madre (por sangre y ley): Lily Jane Potter -nee Evans- (Muerta)

Selcouth -Harcy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora