Harry caminaba alegre, guiando a su paraíso al parque, no sabía de qué quería hablar Sally con su tía pero, si eso le daba más tiempo con Percy, no lo cuestionaría. El pequeño ojiesmeralda continuaría hablando de no ser porque chocó con alguien, no habría importado de ser un adulto pero era Dudley, noto que detrás de el estaba Piers y Dennis, logro ver qué a unos metros de ellos los miembros restantes molestaban a un niño.
—Miren que nos ha traído el gato—vio la sonrisa de su primo, como si le entregaran el mejor regalo—. Oh! Pero si el rarito tiene un amigo, no deberías juntarte con él, no vale la pena—le dijo el rubio a Percy—. Mejor quédate con nosotros, es mucho más divertido que está... Cosa.—Harry sintió sus ojos picando por las lágrimas, tal vez Dudley tenía razón, su paraíso merecía algo mejor que un desperdicio como lo era él.
—Estoy seguro que Harry es mucho más interesante que juntarme con los habitantes de una granja.—dijo el mayor, acercando a su rey hasta sus brazos.
—Mi mamá te hará la vida imposible.—exclamo, su rostro adquiriendo un tono rojo, vio una mueca en los niños tras el rubio.
—Probablemente eso sirva en tu séquito de cavernícolas—empezó, una sonrisa satisfecha empezando a formarse en su rostro—, pero no creo que puedas hacer mucho si rompo tu cara.—soltó la mano de Harry, su cuerpo listo para una pelea, no sería tan complicado vencerlo.
Dudley hizo una mueca, si ese niño estaba tan convencido de poder vencerlo no intentaría demostrar lo contrario, la pandilla recibió una seña para irse del lugar.
—No creas que te salvaste, rarito—su mirada demostraba su ira.—, papá te dará tu merecido!—grito alejándose de los pelinegros.
El más alto giro para ver a su rey pero lo que vio solo hizo su sangre hervir, sintió como una gran tormenta que destruiría todo a su paso se creaba en su interior, su Harry se encontraba llorando y aunque no escuchaba sollozos o veía su rostro, podía ver como temblaba, sabía que en cualquier momento entraría en un ataque de pánico.
—O vasiliás mou! Koíta me sta mátia—le ordenó, sabía que no le haría caso si era suave—. Anapnéfste mazí mou—el más pequeño siguió las indicaciones, sus ojos fijos en los contrarios, siguiendo su respiración y logrando calmarse poco a poco.—. Kalí douleiá, vasiliá mou.
(Mi rey! Mírame a los ojos. Respira conmigo. Buen trabajo, mi rey.)
Tan pronto Harry se calmo fue recibido en los brazos del otro, que empezó a susurrar en su oído cosas lindas, recordándole lo mucho que lo quería y lo importante que era para él. Las lágrimas pronto dejaron de salir de los ojos esmeralda, se separó un poco de Percy para guiarlo a un banco cercano y se acurruco como en la heladería nuevamente, disfrutando de las palabras lindas que eran dejadas en su mente de manera suave.
—Pareces un gatito—susurro el mayor, apretando el agarre que tenía en la cintura del otro.—, solo quieres que te llene de mimos y comida.—sintió como el más pequeño quería alejarse de él.
—No soy un gatito—se quejo cuando no logro salir del agarre.—, soy una gran pantera y puedo destruirte si quiero.—hizo movimientos con sus manos, simulando un par de garras y tal vez habría sido intimidante si su rostro no estuviera rojo por la vergüenza.
El hijo de Poseidón soltó una carcajada, ahora dando caricias en la cabeza del niño en su regazo, que aunque se negó al principio termino acercando más su cabeza al contacto, el mayor estaba seguro de haber escuchado un ronroneo de su parte.
En cualquier otra situación ya estaría saltando o tratando de hacer otra cosa pero con Harry no podía evitar quedarse quieto, manteniendo el contacto, recordándose constantemente que estaban juntos.—Hola niños—la voz de su madre saco a los niños de su burbuja—, Percy tenemos que irnos.—el mencionado se quería quejar pero una seña de sus madre le dijo que no era el momento.
—Esta bien, el meu paradís—la voz de Harry susurro en su oído, relajándolo—, estoy seguro que nos volveremos a ver pronto.—la voz de su rey era baja, había una promesa implícita en ella.
Harry se bajó del regazo del otro, listo para regresar al número cuatro, pero fue detenido por Sally.
—Vendremos a diario—le aseguro la mujer—, tu tía y yo tenemos algunos asuntos más que arreglar.—dejo algunas caricias en su cabello y tomo la mano de su hijo.
Percy dejo un beso en la mejilla de Harry y se despidió, la lechuza se acerco para dejar mordiditas amistosas en los dedos del niño antes de alejarse y seguir a los Jackson. El Potter se despidió con la mano hasta que la familia se alejara de su rango de visión, regreso al hogar de su tía Petunia.
...
Los días fueron pasando rápidamente y como Sally había dicho, los Jackson fueron diariamente a Privet Drive, Harry se encariño con la mujer fácilmente pues le había llenado del amor maternal que siempre había anhelado, había pasado sus días junto a Percy corriendo por el parque y leyendo los libros que habían adquirido pero ya se encontraban en el último día del mes y ambos sabían que no se verían en un largo tiempo, el consuelo de que los sueños seguirían era lo único que los tranquiliza y evita que se pongan a llorar.
—Harry—la voz de Sally los distrajo del libro que estaba en sus manos, la vieron inclinarse para estar a su altura—, como sabes, aún no puedo llevarte a vivir con nosostros—el niño dió un ligero asentimiento—, pero Percy se irá a la escuela mañana y quiero llevarte con nosotros para que conoscas el andén y te despidas de él.—Harry asintió emocionado, tal vez no vería a Percy en un largo tiempo pero al menos podría despedirse correctamente.
En unos minutos Harry tenía algo de ropa, toda regalo de los Jackson, en una pequeña mochila, se despidió de su tía y se fue. Harry estaba emocionado por conocer la casa de los restantes pues solo había "visto" el cuarto de Percy, llegaron a un complejo de apartamentos, el edificio se veía un poco dañado pero no estaba en un barrio peligroso o bajo, entraron y subieron, fuera de uno de los apartamentos vieron a una mujer, tenía una nariz aguileña y la piel de un color parecido al pergamino.
—Hola, Irma—saludo Sally, con una sonrisa en su rostro.
—Hola, Sally—la voz de la mujer sonaba sería pero había un toque de amabilidad en ella—, espero que tu hijo no haya destruido nada mientas estaban fuera.—una risita salió de los labios de la Jackson ante la ceja levantada de Irma.
—No, creo que al fin encontré a quien evitará que se meta en problemas.—dijo señalando al pequeño Potter.
—Es un gusto conocerte, pequeño—saludó la mujer, extendiendo su mano—. Soy Irma Pince, espero que evites que Percy destruya el apartamento.—el niño mayor se quejo por lo bajo, causando una risita en la mujer.
—Mucho gusto, señora Pince—saludo Harry, tomando la mano de la mujer e inclinándose para dejar un beso, cómo su tía Petunia le había explicado—. Me llamo Harry Potter y le aseguro que trataré de evitar que destruya algo,—sin mí, omitió.
La mujer, algo impresionada, miro a Sally por una explicación pero solo recibió un pequeño guiño, sabía que sería una plática para más tarde pues mañana tenía que ir a Hogwarts para trabajar. Vio a los pelinegros llegar al apartamento y a los niños jugar, Harry se despidió de ella antes de entrar.
Las horas pasaron y los niños habían quedado dormidos después de jugar y correr por el apartamento. Sally suspiró para hablar con la mujer, aquella que había evitado, indirectamente, que la sangre divina de su hijo se notará.
Y así paso esa noche, los niños estaban acurrucados bajo las cobijas ignorantes de todos los problemas que tendrían que pasar.
...
Que Hécate los bendiga!
Gracias por leer, sus comentarios me ayudan a motivarme, hasta luego.

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Selcouth -Harcy-
RomancePorque si alguien preguntaba lo que sintieron al conocerse esa seria la respuesta: Desconocido, raro, extraño y sin embargo maravilloso. Los personajes de Percy Jackson y Harry Potter no son míos solo los ocupo para esta extraña historia. Contenido...