Selcouth -Harcy-

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Primer libro

Harry Potter y la piedra filosofal

Capítulos: El vidrio que se desvaneció, El callejón Diagon.

Junio de 2005, Inglaterra.

Los meses pasaron y las vacaciones de verano habían empezado, Sally cocinaba, muy a regañadientes, con la ayuda del pequeño Potter había aprovechado esos momentos para enseñarle sobre Pociones, Percy explico todo lo que su conocimiento de primer año le permitió, pasaron sus días llevando al más pequeño a conocer los lugares cercanos a su hogar, poco a poco Harry le conto a la mujer todo lo que paso con los Dursley, desde las semanas sin comida, hasta las palizas que lo dejaban inconsciente. La mujer solo deseaba haber tenido más que unos minutos junto a ellos, ninguna maldición llegaría ser comparada con el daño que podría proporcionar a ese trio de monstruos, no solo fue la negligencia, ni siquiera tenia que ver con que nunca le enseñaron sobre su magia, en la mente de la Jackson no entraba la posibilidad de dañar a un niño, desde que Gran Bretaña mágica dejo las antiguas costumbres la taza de natalidad bajo enormemente, un niño mágico, o no, siempre fue igual de apreciado.

Durante la primer semana se noto que ninguno de los niños quería dormir sin el otro, ambos se iban a sus propias habitaciones pero por la noche se despertaban para ir al cuarto del otro, por lo que Sally tomo la decisión de vender las camas individuales y les consiguió una matrimonial, tal vez en unos años ellos preferirían tener camas individuales nuevamente pero por ahora prefería que tuvieran horarios regulares de sueño, otra ventaja fue que ambos la habían llenado de abrazos y agradecimientos desde que lo hizo, enseño a ambos niños sobre la etiqueta adecuada en el mundo mágico, también sobre las responsabilidades que tendrían que tomar una vez que cumplieran los diecisiete, Percy rápidamente perdió el interés pero uso el tiempo de las lecciones para hacer los informes que se pidieron durante el año escolar, Sally tuvo la oportunidad de escuchar a Harry reñir un poco a su hijo por no prestarle atención pero ninguno de los pequeños regaños duraron mucho, pues los ojos del más pequeño se llenaban de lagrimas y comenzaba a pedir perdón a Percy, lo que siempre llevaba a ambos a pedirle una historia hasta que el oji-esmeralda se calmaba o dormía bajo las atenciones de su compañero.

La mujer estaba aun en el mundo de los sueños cuando fue despertada bruscamente, sintió un peso repentino en su cama y su instinto casi gritaba por revisar si sus niños estaban bien.

—¡Llego!—la emocionada voz de Harry fue lo primero que la recibió al estar consiente— Realmente llego—los ojos del niño brillaban con algunas lagrimas—, de verdad tengo mi carta.—Sally abrazo fuertemente al niño, dejando un pequeño beso en su frente, vio a su hijo callado viéndolos desde los pies de la cama, extendió uno de sus brazos para que se uniera pero Percy solo negó con un ademan y señalo la cámara que estaba en su escritorio.

—Estoy tan feliz por ti—le susurro, mirándolo a los ojos, como un secreto importante—¿Qué te parece si desayunamos y eliges un lugar para festejar? ¿Qué tal suena eso?—sintió al niño asentir en el hueco de su cuello, apenas consiente del sonido de la cámara, Harry se alejo de la mujer, tomando la mano de Percy y caminando hasta el comedor con saltos emocionados.

—Bien, hora de despertar.—Sally se estiro, salió de entre las cobijas y rápidamente arreglo su cama.

Vio encantada como sus niños hablaban apresuradamente sobre el lugar adecuado, encendió la estufa, tarareando una melodía distante, escucho una de las sillas ser empujada y los apresurados pasos hasta la habitación. Sirvió el desayuno y espero paciente hasta que llego el niño faltante. Tan pronto como Harry estuvo en su lugar se le fueron extendidas algunas pastillas, con una mueca las tomo rápidamente.