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A veces cuando no había nada o nadie que lo alejara de su mente le era inevitable recordar aquellos ojos verdes como el mar, su cabello azabache y su inconfundible aroma, capaz de relajarlo aún después de los golpes y maltratos de los otros niños. Su paraíso personal hecho persona, pero que solo existía en su inconsciente y a pesar de eso siendo el recuerdo mejor guardado en su memoria, por eso cuando dos semanas después de cumplir diez años vio al chico que lo consolaba en su mente tras cada golpe e insulto caminar despreocupado de la mano de una mujer, que supuso era su madre, no pudo evitar correr hacia él desesperado, tratando de confirmar que no era un engaño de su mente que esta persiguiendo a una persona real.—¡Percy!—grito para llamar la atención del niño.
Vio como ambas personas se detenían el azabache sosteniendo firme la mano de la mujer y sus ojos recorriendo el lugar buscando a quien le había llamado; tan concentrado estaba en buscar al responsable que casi cae tras ser abrazado por un pequeño borrón negro que soltaba leves sollozos repitiendo su nombre.
—Eres real, Percy... Eres real y ahora estás conmigo, esto no es un sueño—la mata de pelo repetía como un mantra aún entre los gimoteos y suspiros que salían de sus labios, agradeciendo a cada Dios que recordara por dejarlo tener al otro chico entre sus brazos. Sintió como era empujado suave y levemente por el más alto.
—¿Quién eres?—pregunto el mayor, estudiando al niño frente a él.
La pregunta le cayó como un balde de agua fría, se separó del contrario tratando de relajarse, parecía que el otro realmente no lo reconocía, respiro profundo para poder calmarse, paso sus dedos por debajo de sus lentes quitando las lágrimas y miro a los ojos de su paraíso esperando que pudiera ver que no había mentiras en sus palabras.
—Soy Harry, Percy, te he esperado paciente, como me lo dijiste—declaro firmemente, esperando paciente la reacción del otro.
Cuando vio la comprensión llegar a los ojos de su amigo, como la realización iluminó su rostro y sintió sus brazos a su alrededor, las lágrimas volvieron a salir de sus ojos llenos de alivio al ser reconocido por él.
—Mi pequeño rey... ¿Cómo llegaste hasta aquí? Y tus tíos ¿Dónde están ellos?—pregunto Percy, dejando caricias en los brazos y espalda del otro para que las lágrimas dejaran de salir de los brillantes ojos esmeralda del pequeño.
—Fueron a revisar la inscripción de Dudley, no deben tardar y mi primo está en una tienda cercana, tienen que volver—explico, respirando el relajante aroma del niño, acurrucándose más en su pecho.
Su conversación fueron apenas susurros por el ruido de las calles pero un carraspeó llamo la atención de ambos pelinegros, la hermosa mujer que acompañaba al mayor de los niños los miro interrogante esperando una explicación, Percy había obtenido su carta hacía poco y estaba por explicarle al emocionado niño de que se trataba pero se vio interrumpida por la llegada del otro.
—Mamá, el es Harry Potter, es el chico del que te conté a quien no había podido presentarte. Harry, ella es mi mamá, se llama Sally Jackson.—presento al niño dejándolo libre.
La voz llena de emoción y su sonrisa alegre fueron suficiente para pasar por un momento el hecho de que tenía al salvador del mundo mágico de Inglaterra frente a ella, con tono suave y una sonrisa amable la hablo a Harry.
—Hola Harry, un gusto conocerte, Percy me habló mucho sobre ti—extendió su mano.
El pequeño, algo cohibido acepto la mano que le era ofrecida.
—Un gusto señora Jackson, es todo un placer conocer a la madre de Percy—su voz era baja, no queriendo arruinar su primera impresión.
El emocionado niño de once años tomo la mano de Harry, luego de que soltará la de su mamá, dando pequeños movimientos ansiosos.

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Selcouth -Harcy-
RomancePorque si alguien preguntaba lo que sintieron al conocerse esa seria la respuesta: Desconocido, raro, extraño y sin embargo maravilloso. Los personajes de Percy Jackson y Harry Potter no son míos solo los ocupo para esta extraña historia. Contenido...