19. Los malaventurados no lloran

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París

El tacto frío de unos guantes de cuero estremeció la piel de sus mejillas mientras el imponente hombre se colocaba frente a ella en cuclillas

-Si continuas haciendo un escándalo me voy a ver en la necesidad de hacerte olvidar, ¿No quieres eso, verdad?-

La posibilidad de olvidar toda su vida le caló en lo profundo de su alma, congelando todo esfuerzo incesante por liberarse. Por otra parte, el tono tan tranquilo que aquel monstruo usaba para comunicarse le hacía sentir ofendida y subestimada.

-Eso está mucho mejor, aunque creo que quizá serías más feliz si hago que te desprendas de todos tus recuerdos, ahora que eres mortal no los necesitas,  solo sufrirás por ellos... déjalo todo en mis manos, en menos de lo que esperas tendrás tus poderes de nuevo y entonces comenzaras a darme hijos tan útiles como Sasuke-

¿Qué había sucedido y por que era rehén de Madara?

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Toronto 3 horas antes

Siendo la más cuerda en aquellos momentos de tensión, Tsunade tomó el casi inerte cuerpo de Sasuke y se adentró en el bosque con él. Decidida a resguardarlo hasta la llegada de Kaguya. Si tenían suerte, todo estaría resuelto justo a la llegada de Itachi.

Sakura permanecía como fiel centinela mirando al horizonte, reproduciendo una y otra vez el recuerdo de la despedida, si es que a un beso en la frente sin respuesta se le podía nombrar como tal. Recordó el temor que sintió cuando enfrentó al Uchiha en el pasado y evaluó la posibilidad de morir en el intento de salvar a su familia. La muerte de Karín era algo que la perseguía todavía, no estaba dispuesta a permitir un sacrificio más por su debilidad.

-Naruto y yo partiremos, estaremos conteniendo la llegada el mayor tiempo posible, como manada tenemos la oportunidad de otorgarte una ventaja... si no regreso, quiero que sepas que me hubiera encantado hacerte mi esposa y llenar nuestro hogar de pequeños híbridos de pelo rosáceo y platinado... si vuelvo, te diré el resto- 

Kakashi sello aquellas palabras hirientes y a la vez esperanzadoras con un beso corto que se obligó a terminar antes de verse enredado en sus propios instintos salvajes. Al marcharse arrastró consigo el "Te amo" que se negó a pronunciar en ese instante.

Un llanto amargo lo vio partir y le hizo sentir viva. Durante toda su existencia conoció el dolor en sus diferentes expresiones así como también gozo de la felicidad y de apasionados momentos. El anhelo de permitirle a Sasuke experimentar todo aquello fue el último  bombardeo de adrenalina que requería. Dejó salir su verdadera forma, comenzando por mostrar su piel iridiscente extendiéndose como  manto ultravioleta sobre su carne; sobresalieron  de poco sus cuernos y garras mientras secaba las últimas lágrimas. Moriría de ser necesario, pero no derramaría una lágrima más.

-Te estoy esperando, imbécil- 

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En el bosque

Al llegar, se dio a la tarea de establecer un perímetro de protección, aún cuando no sabía el momento exacto se encargó de establecer las condiciones mínimas para recibir a la diosa de pelo blanco y ojos aperlados. Con temor, notó como Sasuke comenzaba a quejarse sin abrir los ojos mientras un llanto escarlata se escurría por su rostro.

-Sangre... resiste un poco más, pronto podremos ir tras tu madre...-

El viento comenzó a soplar helando hasta sus huesos y por inercia abrazó al joven que yacía en el suelo, con cuidado lo colocó sobre sí misma utilizando sus muslos como almohada y contempló las dulces facciones de aquel muchacho.

-¿Cómo puedes ser tan parecido y tan distinto a él?-

Segundo a segundo el contacto los empezó a llenar de calidez y con alivio notó como Sasuke recuperaba su tono y el ritmo en su respiración. La tranquilidad de aquel instante se vio truncada por el hallazgo en su propio cuerpo, sobre su cuello se vislumbraba un sello negro de 3 pequeñas aspas que al parecer no estaba antes y que cubría con sutileza la marca de unos colmillos.

-El sello... eso quiere decir...-

En ese momento un suave resplandor acaparó su campo visual, materializando frente a ellos la silueta de una mujer de inconfundibles ojos y facciones albinas.

-Es más hermoso de lo que visualice años atrás... me complace que esperaran pacientemente, pudo haber muerto-

-Con todo respeto Diosa Kaguya, siempre lo supiste-

-Tienes razón, soy exacta. Espere pacientemente este día para reunirme con Sasuke y llevarme los poderes de Sakura, ¿están completamente seguros? está en grave peligro-

-Si...  por favor, haga el intercambio-

-No me verán después de esto, ya han jugado en demasía con las mezclas de linajes... lo que suceda desde aquí es responsabilidad de ustedes-

-Te doy mi palabra, yo misma velaré por ello-

Tsunade sabía el costo de aquel sacrificio, devolver la inmortalidad de Sakura significaba entregar sus habilidades y con ello sería la presa de Itachi. Sin embargo, era un sacrificio que Sakura concretó años atrás, por el amor a su hijo.

Mientras Kaguya se acercaba y colocaba sus pálidas manos sobre el pelinegro,  la rubia miró al cielo, esperando que todo valiera la pena al final.

-Buena suerte, niña-

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-Ya es bastante tarde Kakashi,  nadie en el perímetro ha detectado movimiento, ¿están seguros que  estaban por llegar?- Un impaciente Yamato cuestionaba a su líder natural.

-Dudo mucho que Tsunade se equivoque, tenía prisa por llevarse a Sasuke-

-No lo se, algo no está bien- añadió Naruto -¿Por que los animales del bosque están tranquilos? Se vuelven locos cuando uno de nosotros se transforma, no quiero ni pensar lo que harían en presencia de un vampiro-

Kakashi procesó dentro de si y en silencio un pensamiento invasivo que lo obligó a moverse arrastrando con él al joven rubio que estaba a su lado.

-Kakashi que demo....

-Los animales están tranquilos porque esas cosas están muertas! nosotros no podemos sentirlos ni olerlos!. probablemente estén sobre ella mientras estoy explicandote esto, vamos!-

Deseaba equivocarse y no dar crédito a su paranoia. Deseaba despertar de un mal sueño en los brazos de su amada después de aquel enfrentamiento que tuvieron al conocerse. Si tan solo todo se tratara de un mal viaje, pero el dolor en su pecho era la prueba latente de que estaba en la realidad.


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Había permanecido de pie y en guardia durante bastante tiempo, atenta de cada sonido y aroma, especialmente de un aroma que conocía perfectamente.  Pensó que aquella podía ser una trampa, una en la que el Uchiha intentaba agotarla física y mentalmente para dar el golpe de sorpresa.

Sin percatarse antes, sintió un suave agarre sobre su cintura y un aliento gélido en el hueco de su cuello que más que estremecerla placenteramente penetró como pequeñas navajas al sentido auditivo.

-Es un placer conocerte, dulzura. Uchiha Madara-

Hijo de la luna (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora