24. Amígdala

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-¿Nos conocemos, verdad?-

-De toda la vida-

En cierto libro, en algún momento de mi vida que claramente no recuerdo ahora, leí que la amígdala es una pequeña parte del cerebro parecida a una almendra, encargada de almacenar recuerdos valiosos asociados a emociones fuertes. En cuestión de segundos un dato que parece inútil viene a mi como si intentara convencerme de confiar en la persona que esta frente a mi. Si fuera un poco mas lista estaría buscando una salida ahora mismo, pero sigo de pie frente a él, intentando comprender porque una parte de mi siente una profunda conexión con este chico. Tiene un parecido a Madara y eso me pone alerta, pero muy dentro de mí se que no son iguales y que no ha venido a dañarme en ningún sentido.

Es mucho más alto que yo, sus facciones son hermosas y es atractivo, pero lo que siento no es una conexión a la que pudieran establecer dos amantes, el se siente como una parte de mi, ¿será un viejo amigo? me observa todavía en silencio y en sus ojos veo calidez autentica, algo que Madara no puede poseer aunque quisiera, porque al igual que yo esta muerto por dentro. Veo como se acerca y a pesar de que ya pocas cosas pueden sorprenderme, lo hace cuando su mano atraviesa el vidrio del espejo.

-Sé que no tienes tus recuerdos, pero yo soy una parte muy importante de tu vida, lo fui hasta que él te separó de mi, tienes que venir conmigo antes de que vuelva, no tenemos mucho tiempo-

Mi cuerpo reacciona antes que mis pensamientos y extiendo mi mano que ahora esta fracturada para tocarlo. Me acaricia con cautela, temiendo lastimarme y puedo sentir un deja vu, como si no fuera la primera vez que estamos en contacto, definitivamente sé que el no ha venido a dañarme. Me toma con mas fuerza y sin que pueda evitarlo me jala hacia su cuerpo de un solo tirón.  Cierro los ojos esperando chocar con el espejo pero eso nunca sucede, en cambio estamos en un bosque espeso y oscuro, alrededor de una fogata cuyo calor me es indiferente. A lo lejos veo una cabaña con las luces encendidas, percibo que hay gente en ella pero mis sentidos no están totalmente desarrollados para saber si se trata de una amenaza, sin embargo mi intuición me dice que todo estará bien si permanezco cerca del chico pelinegro. 

-Lamento eso, no quería darte tiempo de escapar-

-Yo no iba a esca...-

Me abraza e interrumpe mis palabras, en un acto reflejo mis brazos corresponden a su gesto y de alguna manera supe que necesitaba su contacto,  supe también que aquel era mi lugar y me había sido arrebatado. Yo no podía recordarlo y una furia me invadía al sentirme engañada y utilizada por Madara, ¿Qué más me había ocultado?

Cierro los ojos para grabarme este momento y hacer nuevos recuerdos, percibo en mis fosas nasales su dulce aroma y me siento feliz... de pronto, una visión viene a mi: estoy encendiendo las velas de un pastel que parece ser de cumpleaños, lo tomo para llevarlo a lo que parece ser una intima celebración y entonces lo veo, es Él, el pelinegro que me tiene en sus brazos ahora, esta sentado, apenas sonriente pero reflejando amor y felicidad en sus ojos, quiero llorar porque es lo más hermoso que he visto....

Me separo de aquel abrazo y el parece asustarse, lo veo una vez mas analizando cada parte de su rostro y lo acaricio una vez mas como si mis manos también tuvieran memorias y quisieran asegurarse de lo que voy a preguntar.

-¿Sasuke?-

Hay sorpresa en su mirada y toma mis manos entre las suyas, desde que lo viera por primera vez noto como se forma una sonrisa en su cara. 

-¿Te llamas Sasuke, verdad?, no se que relación tenemos, pero somos familiares, ¿cierto?

Me percaté de como unas lagrimas intentaron escapar de sus ojos oscuros, lo había herido con mis palabras, con mi falta de recuerdos y aunque  no lo supiera, deseaba no hacerle daño aunque no pudiera recordar con certeza que lazo nos unía. 

-Soy tu hijo, tu me trajiste al mundo, Sakura.

Debí palidecer porque su semblante ahora era de preocupación, lo siguiente que recuerdo es caer sin tocar el suelo, seguramente debido a la pronto respuesta de Sasuke. Aún tenía los ojos cerrados cuando escuche nuevamente su voz conversando acaloradamente con otras dos a mi alrededor.

-Que sensible, la mataste del impacto, idiota.

-No la mate, estúpido. Creo que fue demasiado, supongo que es difícil verme como su hijo cuando su cuerpo es el de una persona tan joven.

-¿Crees que sea buena idea que estemos aquí para cuando despierte?

-Es una cabaña pequeña, Kakashi.  No puedo ocultarlos por mucho, los va a mirar tarde o temprano, además, de algún modo recordó mi nombre, es probable que confíe si nos ve juntos y tranquilos.

Abrí los ojos con pesadez, temiendo de lo que iba a encontrar, sin embargo lo primero que vi frente a mi fue a un Sasuke aliviado, probablemente de verme despertar. Detrás de él, un chico rubio que me sonría gratamente, de cierto modo su gesto tan sincero me hizo corresponder y sonreírle de vuelta, lo que provocó un sonrojo muy evidente de su parte. Junto a el muchacho, me observaba un hombre de cabello platinado, había en él un aire de nostalgia que me hacia sentir triste más allá de su apariencia que evidenciaba que había experimentado algunas batallas, la cicatriz enmarcando su ojo carmín no se veía tan imponente cuando se le comparaba con el temple de acero que irradiaba. No pude sostenerle la mirada y la esquive hasta posarla de nuevo en Sasuke que nunca dejo de verme.

-Supongo que hay una buena razón para que mi hijo parezca mi hermano.

-Dudo poder sorprenderte, madre- él tomó mis manos y me ayudo a incorporarme sentándome en el sillón - Sé que Madara te hizo su igual, no puedo revertirlo, ni siquiera la abuela puede, pero ella piensa que si logro acabar con él tus recuerdos pueden regresar.

-Sigo sin entender, por favor explícame-

-Naruto, prepara algo de té, será una noche larga-

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Sin perder detalle, se encargo de explicarme todo mientras yo intentaba no devolver el estomago. Ahí estaba yo, escuchando mi propia vida ser relatada en un par de horas.

El amanecer y los primeros rayos del sol se colaron por las rendijas de las ventanas, que en el transcurso de la madrugada habían sido cubiertas por mi seguridad. Sasuke había tomado sus precauciones para traerme aquí.

-Fue una  noche larga y pesada, tenemos que dormir... bueno, nosotros. Creo que tu ya no tienes ese problema, madre. De todos modos te prepare una habitación junto a la nuestra. Búscame si necesitas algo, no tienes que tocar la puerta.

-Sasuke... gracias por no rendirte y buscarme, estoy segura que lo recordare todo.

-No fui el único que no se rindió.


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Si hay errores, después los corrijo. 

Hijo de la luna (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora