8. Licántropo

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6 meses más tarde

Sasuke crecía felizmente en el calor de aquel lugar, siempre resguardado con el amor de su madre.

Los meses pasaban peligrosamente cerca de la monotonía pero más inclinados a la tranquilidad. Eventualmente el aullido de los lobos le sacaba de sus lapsos en silencio (en especial durante aquellas noches con luna llena).

Los lobos, ¿qué tan grande sería la manada?, apostaba que al menos había 3, pero nunca había coincidido con ellos, cierto era que lo deseaba, su curiosidad era grande... sin embargo ahora era madre y debía actuar con cautela, por él.

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Al caer la noche arropó a Sasuke, lo envolvió y acomodó en su cuna. Sakura se dedicaba a sí misma por las noches, cuando su hijo no se volvía demandante. Tomo un relajante baño en la tina y después preparó una jarra de café, mismo que vaciaria en su taza favorita -la verde esmeralda con un lindo gatito negro con el lomo erizado- y lo bebería mientras leía un libro en su sala. A diferencia de otras ocasiones, en ese momento el ambiente se sentía algo pesado. A su vez sintió una necesidad imperante de continuar su rutina en su pórtico, valiéndose de la lámpara exterior para iluminar su lectura. Tomó asiento en la mecedora exterior y continuó su novela.

-Vamos Junko, salta sobre ese hombre, no me decepciones, no quieres terminar como yo ¿verdad?- Sakura pasaba por una racha de historias romanticas y eroticas, era una soñadora empedernida.

-Crack!-

Hubo un sonido ahogado, alguien acechaba e intentaba ocultarlo. Algunas cuantas ramas y hojas secas rompían el pacífico silencio. Cualquier persona estaría en peligro. Pero ella no era cualquier persona (ni siquiera un tipo de persona, para empezar). No apartó la vista de su libro para elevar la voz, la trama realmente estaba subiendo de tono.

-Pensé que solo te gustaba aullar, ¿finalmente has venido por mí?-

Nada. Silencio en todo su esplendor.

-Es estúpido que hagas todo ese maldito ruido y luego pretendas que me crea que no estás ahí, ahorrame el tiempo, no quiero salir de mi pórtico, estoy en la parte buena de esto-

Salió entre los arbustos. Era más grande de lo que había imaginado (al menos tres veces más), afilados colmillos que sobresalían en una intimidante amenaza... el cazador nocturno tenía forma ahora: era un lobo de pelaje grisáceo platinado y ojos penetrantes en un onix profundo.

Se puso de pie, sabiendo que lo había subestimado. Si había más de uno daría pelea, pero seguramente saldría mal herida.

-¿Qué hay contigo? el que salgas quiere decir que me has entendido y hasta donde sé, nosotras no tenemos ningún lazo con los lobos- dicho esto comenzó a exponer sus propias garras, indicando que no sería su presa esa noche y ninguna posterior. Estaba marcando territorio. En ese momento pudo jurar que vio una mueca de sorpresa en su canino visitante.

-Me supongo que no puedes hablar... hmm... ¿entonces de qué va esto? ¿me atacas y te lo devuelvo o te ataco y comenzamos?-

A cambio solo escuchó un fuerte gruñido que ella interpretó como un gutural "ADELANTE!" saliendo de aquella bestia. Internamente la euforia le recorrió por las venas, la emoción del momento le provocaba una enfermiza y deliciosa felicidad.

Saltaron uno contra el otro chocando e iniciando una pelea en la cual ninguno lograba herir al otro: frustrante y a la vez estimulante. El encuentro se tornó interesante y tarde que temprano el primer ataque se hizo presente: de un rasguño el lobo rasgó la blusa de Sakura dejando expuesta la piel de sus pechos, Sakura se había movido justo a tiempo para evitar que un poco de piel fuese arrancada con las enormes garras. En ese momento ella dió un ataque ofensivo que básicamente arrancó la piel del ojo izquierdo del lobo, un mar de sangre se hizo presente y el se alejo, lo cual ella interpretó como su victoria.

Hijo de la luna (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora