Sakura (descendiente de un viejo linaje de brujas)e Itachi (perteneciente al clan más antiguo de los vampiros sobre la faz de la tierra) inician un intenso romance que tiene como consecuencia la creación un linaje nuevo y extremadamente poderoso. Es...
El 2 de noviembre es el 306 día del año del calendario gregoriano y el 307 día en los años bisiestos. Quedan 59 días para finalizar el año. En algunos sitios este es el día en que los fieles difuntos retornan a la tierra por un día para estar con sus seres queridos.
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2 de noviembre, París
Estaba empapado de una pestilente mezcla lodosa y hierbas de bosque, el aroma pútrido se mezclaba con la frescura de las plantas que desfallecían en sus pantalones. Llegaba al umbral de lo que parecía un inmenso castillo deshabitado, no había muchas señales de civilización en los jardines aledaños. Sin embargo apenas cruzar las enormes puertas de caoba el panorama era distinto: elegante y lúgubre, una fina cápsula del tiempo del siglo XVIII del estilo barroco en tonos carmesí y azabache, pasillos y estancias suavemente iluminadas por candelabros de oro y plata con retoques de piedras preciosas como rubíes, esmeraldas y perlas. Simplemente una imagen sacada de un libro de historia.
El pasar junto a los espejos de plata el nulo reflejo en ellos exponía su naturaleza, un vampiro. Imponente sujeto, de ojos rojizos intensos y con más de una pupila irregular. Sobre sus pálidas y enormes manos se balanceaban los restos de lo que fuera Uchiha Itachi. Al llegar a un cuarto de paredes carmesí e iluminación casi apagada, arrojó la cabeza putrefacta sobre una bandeja metálica en el centro de una mesa. Al instante un fuego escarlata se encendió permitiendo purificar el ambiente, para avivar las llamas, el hombre colocó una gota de su sangre y un diario de cuero negro.
-Sangre de tu sangre y los recuerdos de una vida- pronunció casi susurrando al viento mientras el intenso fuego crecía. Con precaución añadió una daga oxidada con los restos de un corazón.
-Los restos de tu carne, las sobras de tu existencia, condiciono tu retorno entre los mortales bajo el juramento de servir a tu sangre. yo, Madara Uchiha, entrego por ti parte de mi poder para darte una nueva oportunidad, toma el cuerpo de este sirviente en sacrificio y como tu nuevo contenedor-
En la penumbra de la esquina de la habitación se escucharon unos gemidos ahogados, con decisión Madara tomó un candelabro y se acercó al lugar donde los quejidos provenían. Un joven de apenas 20 años se retorcía sabiéndose atrapado y atado de pies y manos, con los ojos y boca cubiertos con pañoletas de seda blanca.
-No es personal, necesitaba un cuerpo para el chico, ya sabes, protocolo-
De un solo movimiento tomó el tembloroso cuerpo de aquel joven chico y lo colocó justo frente a la bandeja que contenía los restos del Uchiha. Le hizo aspirar una infusión de hierbas que lo hizo dormir al instante y con la sangre coagulada que se exponía de los restos del corazón en la daga hizo una marca sobre su frente.
-3 lunas llenas y medio día de metamorfosis, a puerta cerrada, vendré por ti cuando estés listo, muchacho-
Pronunciando las últimas palabras, salió de la habitación, sellando el sitio con tres gotas de su propia sangre.
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Ubicación: Toronto, CA
-¿Qué haces tú en mi casa?-
Kakashi estaba justo en su puerta, despreocupado, vestido de negro de pies a cabeza.
-Creí que las brujas podían leer los pensamientos y esas cosas-
-Podemos pero no funciona como una maldita antena que detecta estaciones, repito ¿que haces en mi casa?-
Ante la falta de invitación, el peliplata se abrió paso por sí mismo, sigilosamente ingresó a la cabaña. Aunque aquello ciertamente sorprendía a Sakura, no le molestaba, de hacerlo aquel hombre estaría mordiendo (literalmente) el polvo.
-Lo del pensamiento no era por mí, es por los muchachos-
-Me preocupa un poco, pero no voy a invadir su privacidad, vamos al grano, ¿él es como tú?
Ofendido, aquello salió de sus labios como una baja acusación que lo señalaba, se sentía insultado.
-El niño pálido tampoco es normal, cuida tus palabras, no es mejor ser una jodida bruja en un mundo como este, Sakura-
-No quise decirlo así... ya sabes... solo quería saber.... ¿sabes que? ignoralo. Y no, Sasuke no es como yo, él es un mortal-
Le dió la espalda para dirigirse a la cocina y llenar una taza de la bebida caliente y espumosa, la llevó de vuelta ofreciendosela al licántropo que ahora lucía sorprendido y confundido. Aceptó su invitación en silencio, tomando asiento en la mesa de madera ubicada en el centro de la pequeña sala, permaneció callado esperando a que la mujer continuará con una explicación que no era de su incumbencia pero que ciertamente tenía toda su curiosidad.
-Hace muchos años entregué su inmortalidad... lo hice para mantenerlo a salvo, para darle la oportunidad de una vida normal... así que no tienes que temer por tu hijo, nadie puede localizar a Sasuke, no ahora-
En ese momento una oleada cálida recorrió su cuerpo, pensó que era una reacción del chocolate caliente pero en realidad debía admitir que aquello era un efecto de la muestra desbordante de confianza que le había sido otorgada. Sintió la necesidad de corresponder tal gesto de la misma manera.
-Naruto no es mi hijo, bueno, como si lo fuera, lo he criado desde que era un bebé, solo conoce esta realidad... lo cuidé hasta hacerlo uno de nosotros, pero puedo asegurarte que no tienes que preocuparte, es un buen chico-
-Sabes... debo confesar que aquella vez que supe que eras el padre de Naruto, pensé que por eso te habías ido... y no quise saber más nada... lo lamento Kakashi-
-También yo lo lamento, no debí alejarme así....-
Sus miradas se mantenían fijas en un duelo no declarado, la mujer (que era al menos un milenio mayor que aquel hombre) temblaba sintiéndose indefensa, casi imperceptible a la vista humana, pero ante la vista del hombre lobo era un espectáculo en cámara lenta. Rompieron la distancia, mezclando el calor que irradiaban sus cuerpos, cortando la tensión del ambiente en un suspiro.
-Por años he guardado esto para ti, Sakura-
Y el silencio reinó nuevamente al plasmar un beso sobre sus labios rosáceos, húmedos y dulces que lo recibían con deseo.
Ahora estaba donde debía estar.
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NdA. estoy actualizando ahorita que tengo lapsos de energía entre momentos difíciles y cargados de trabajo. Que lo disfruten <3
