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Ahí se encontraban los dos enamorados, tumbados en la cama, recién despiertos, cegados por los pequeños rayos de luz que entraban por la ventana, ya que estaban cerradas, tanto las cortinas como la ventana, no había demasiada iluminación en la habitación.

No habían podido esperar más al despertar para volver a estar igual que el día anterior, después de que se fueran al dormitorio, no volvieron a salir de ahí en lo quedaba de tarde, consiguieron descansar durante la noche algunas horas, no es como si hubiesen estado todo ese tiempo teniendo sexo, pero después de todo, ninguno quería levantarse, no querían separarse. Toda la tarde estuvieron juntos, haciendo el amor, descansando, simplemente tumbados, hablando de cualquier cosa, temas de pareja, riendo, y dado un momento, gracias los besos constantes que se daban y tocamientos provocativos, volvían a tener sexo, y sin cansarse en ningún momento el uno del otro, así hasta que llegó la noche y se durmieron bastante tarde, sin llegar a dormir mucho más de cinco horas.

Se encontraban besándose, con Erik apoyando un codo en la cama, medio sentado y con el tronco encima de Charles sin pegarse del todo a él.

-Podría pasarme todo el día así, créeme, pero... ¿no crees que deberíamos salir?-

Preguntaba Xavier habiéndose separado un poco de los labios de Lehnsherr, sin gustarle demasiado tener que separarse de él, pero tenía que ser responsable, si no, ¿qué clase de ejemplo daría?

-Cielo, es sábado, y tranquilo, en los colegios normales los directores no suelen hacer acto de presencia, mucho menos en sábado-

-¿Y si hacemos falta para algo?-

-Tú me haces falta a mi-

-No te rendirás, ¿verdad?-

-Sabes que no-

Aclaró el más alto antes de dejar un dulce beso en los labios de su novio y luego en su frente, podía parecer que no tenía corazón por su constante expresión fría, pero bien sabía Charles lo dulce que era el alemán.

-Eres tan adictivo como tóxico-

-¿Porqué tóxico? Creo que ese eres tú-

-Nada adictivo puede ser bueno, como la droga, pues tú eres mi marca exacta de heroína. ¿Porqué soy yo el tóxico?-

-¿Quién me dejó en silla de ruedas y me tiró un estadio encima? De todas formas yo soy estúpido, seguro que soy la única persona en el mundo que se ha enamorado de quien le tira un estadio encima-

Rió el telépata mientras hablaba mirando a Erik serio al principio y sonriendo con lo último dicho, volviendo finalmente a besarle y separándose después embobado apreciando cada detalle de su cara, acariciándole con cariño el cuello.

-Aunque después si que le veo sentido, sería incapaz de vivir sin tus preciosos labios y la dulzura que ocultas con tu grave y fría voz-

-Nadie más aparte de ti con tus disimuladas pecas, esos labios tan rosas y tentadores y tus hermosos ojos destellantes es digno de conocer mi lado empalagoso-

El telépata sonrió ante eso, le gustaba demasiado saber que Erik solo le quería a él y era únicamente suyo y de nadie más, no era por ser celoso, ni posesivo, solo que no quería perder a Erik o quedarse sin él, y si no había riesgo de ello, mucho mejor.

-Bueno, me ganan tus penetrantes ojos verdes-

-Hay otra parte de mi que puede resultar mucho más penetrante-

Sonreía mientras hablaba el ojiverde, acercando más su cara a la de Charles de forma seductora y tentadora, observando la ligera sonrisa que se formaba en los labios del contrario sin esperar que al decir eso, poniendo una mano en su pecho, le alejara, y aunque realmente solo fueron unos centímetros más lejos, el alemán se sentía como si hubiesen sido metros.

-Tus trastornos de personalidad son como latigazos, pasas de ser un romanticón super dulce a un pervertido lujurioso-

-Si tú quieres también puedo darte los latigazos-

El telépata, antes eso rió ligeramente sorprendido por el comentario de su novio, puede que fuera sadomasoquista y él no supiera nada, pero "No, Charles, eres telépata, deberías saberlo si así fuera" se dijo él mismo nada más cruzar ese pensamiento por su mente.

-No esperaba que mi novio fuera sado, menuda sorpresa-

Comentó de todas formas, solo que ya no enserio, estaba convencido de que no era así, podría averiguarlo en cuestión de segundos, y antes de hablar decidió comprobarlo, efectivamente, no lo era.

-Por ti puedo ser lo que quieras, solo una excepción, prefiero que te refieras a mi como tu prometido y no tu novio-

Sonreía Lehnsherr ampliamente mientras hablaba, recibiendo una pequeña risa de Xavier y un ligero asentimiento, seguido de "No estamos prometidos, Lehnsherr" mientras aún sonreía realmente embobado con cada vez que hablaba su novio.

Ante lo dicho el alemán sonrió encogiéndose de hombros, afirmando con un "No te falta razón", a lo que extendió su brazo hacia la cara de Xavier para poner una mano en su mejilla y darle un beso corto en los labios, cuando se separó, al quitar la mano de la cara de su compañero, cogió un anillo de plata con un pequeño diamante azul en el medio, el cual estaba levitando por encima del hombro de Charles sin que él se percatara de el objeto. El más alto le puso el anillo delante de la cara, sonriendo ampliamente, observando con total detalle la inigualable expresión de su novio, recientemente prometido, esperaba.

-Charles Francis Xavier, cásate conmigo-

Lo que estaba sintiendo en el momento el telépata era indescriptible, sus intensos ojos azules brillando por la emoción eran fascinantes, la ligera sonrisa en sus labios un poco separados por la sorpresa era perfectamente maravillosa a ojos de Lehnsherr.

A cualquiera en su situación podría preocuparle el silencio causado por el hombre frente a sus ojos, pero Erik estaba muy seguro de si mismo, conocía perfectamente a su pareja, se sabía de memoria cada expresión suya y su significado, cuando mentía, era sincero o si fingía, ya que no dejaba pasar ningún detalle en cualquier momento junto a él.

Charles no tuvo palabras exactas para contestar ante la propuesta de su novio, y la presión que sentía en el pecho debido a la emoción no le dejaba hablar, simplemente sonrió, asintió de forma frenética y se tiró a abrazar al alemán enrollando los brazos en su cuello, dándole un bonito y dulce beso antes de volver a sonreír ampliamente a pocos centímetros de la cara de su amado prometido.

-He tenido suerte de que no te hayas metido en mi mente, si no, vaya sorpresa...-

El alemán más contento que nunca le puso el anillo mientras hablaba, dejando posteriormente un tierno beso en su mano, miró a Charles a los ojos, y sin apartar un solo segundo la mirada de él, soltó "¿Y si ahora hacemos el amor para celebrarlo?". Y así fue, quienes les hubiesen podido escuchar dirían que estaban echando un polvo mañanero, pero era mucho más que eso, era una muestra de amor mañanera.

Fuera de ahí, cerca de la puerta de los recientes prometidos se encontraban Kurt y Scott, junto a Peter, y Logan detrás de el último.

-No han salido desde ayer, ¿podría haberles pasado algo? ¿Deberíamos entrar?-

Preguntaba inocentemente el azul, recibiendo las miradas de quienes estaban con él y un comentario del mayor "No te lo aconsejo, estarán aprovechando muy bien la movilidad de Charles", provocando con eso un gesto de asco por parte de Peter, risas de Scott y una cara de Kurt con la que disimulaba no haber escuchado lo dicho.

De vuelta a casa. Cherik/ X-menDonde viven las historias. Descúbrelo ahora