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Otra vez, como muchas otras, Lehnsherr había sentado a Xavier en su regazo, mientras repartía besos en su espalda y sin parar de pensar en la boda que celebrarían después de todo lo que tenían planeado, no pensaba admitirlo, pero mentalmente lo estaba planeando todo. De esos pensamientos únicamente le podía sacar una persona, su prometido, quien no hacía más que mirar a todos lados, atento por la llegada de algún estudiante, pues no quería que les vieran así, sería bastante incómodo.

-Charles, están todos en clase-

-Aún así, podría pasar alguien-

Insistió inseguro el más pequeño volviendo a mirar hacia las puertas que daban a su sala de ajedrez, donde se encontraban actualmente, que era el lugar en el que con frecuencia pasaban momentos juntos, jugaban, hablaban o simplemente disfrutaban de la compañía del otro.

-Hazme caso, nadie tiene porqué salir de su respectiva clase ahora mismo, a no ser que alguien acabe herido y necesite salir, pero las probabilidades son muy bajas-

-Son mutantes, podría haber un accidente-

-No te equivocas... Pero saben controlarse-

Trató de convencerle el mayor, consiguiendo una expresión más tranquila por parte de Charles, quien al parecer decidió hacer caso a su prometido, aunque su mirada no tardó demasiado en volver a cambiar.

-¿Qué te pasa ahora?-

-No estoy seguro, no puedo denominarlo miedo, pero siento inquietud ante la idea de que solo quedan algunos días-

-Cielo, estamos preparados, practicamos todos los días y los chicos tienen estrategias, han elaborado planes, tienen controlada la situación-

-Sí, lo sé, ¿pero qué te hace pensar que ellos no las tendrán también? ¿Cómo sabes que no tienen trampas planeadas? Son muchos, Erik, y no los conocemos, no sabemos de qué son capaces-

Comenzó a hablar una vez se había dado la vuelta, para mirarle directamente a los ojos, pareciendo vulnerable desde el punto de vista del alemán.

-Podrías averiguarlo fácilmente-

-No, no puedo, me bloquean, no con la misma intensidad con la que Emma lo hacía, pero es que... únicamente consigo acceder a alguna parte de su mente, lo que ellos quieren que vea, al parecer hay alguien que no me lo permite-

Sin aguantar demasiado la mirada en Erik, se separaba ligeramente de él, con frustración y nerviosismo al hablar, volviendo a mirar constantemente a la puerta, pero ya no por el motivo anterior, si no para descargar un poco su intranquilidad, que aumentaba con la mirada de Lehnsher y al dirigirle él mismo la mirada.

-Dijiste que tenían un telépata, ¿y si también lo han intentado?-

-Sí, lo tienen, y al igual que yo, ha tratado de manipularme, pero tampoco se lo he permitido, estamos en las mismas-

-Pues no importa, ambos bandos igual, pero lo conseguiremos, les derrotaremos-

Trató de animarle el ojiverde poniendo sus manos en las mejillas de Charles, haciendo que le mirara a los ojos y pareciera un poco más tranquilo.

Pero a la que comenzó contestando Xavier, puso una de sus manos en otra de las de Erik y la bajó, sosteniéndola entre las suyas, mirándola directamente, negando para sí mismo.

-No estoy muy seguro de ello, Erik-

-¿Insinúas que perderemos?-

-No es eso, pero los he podido ver, son un grupo enorme, parecen muy fuertes-

-Nosotros también lo somos-

-Sí, pero... es distinto-

Comenzó a hablar el más alto con un suspiro en forma de reproche, observando a su novio con una mirada entre desafiante y triste, incluso un poco decepcionado, porque, aunque lo negara, sabía lo que realmente pensaba Xavier.

-Ya, no confías en que lo podamos hacer-

-Pues... -

Comenzaba a hablar el ojiazul sin poder mirarle a la cara, únicamente jugando con sus manos de forma nerviosa y con la mirada clavada en ellas. Levantó la vista cuando notó como el más alto le cogía con toda facilidad, dejándolo en el mismo sillón para levantarse e irse.

-No, Erik...-

Llegó a decir antes de que saliera, pero sin obtener respuesta por parte del mayor. Apoyó la cabeza en el respaldo del sillón, frustrado, con ambas manos tapando su cara, pensando qué hacer con Erik, odiaba cuando se enfadaba.

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Sorprendentemente para Alex, Hank no era tan tímido en el tema del amor como parecía, desde que tuvieron la valentía para ser novios de forma oficial le besaba frecuentemente con bastante confianza, había llegado incluso a acorralar le, tomándolo como una presa fácil debido a su estatura. En ocasiones, de un momento a otro y sin que el rubio se lo esperara, le abrazaba por la cintura y comenzaba a proporcionarle caricias que no imaginaba que llegarían a lo que llegaban. Pero como no dejaba de ser Hank McCoy, únicamente mostraba ese tipo de afecto en privado, Alex lo consideraría normal, si no fuera porque el castaño solo se permitía darle picos muy castos y algunos abrazos en público.

-Media mansión ha visto a Charles y Erik, ¿porqué nos tenemos que esconder nosotros?-

-No es que nos escondamos, solo que no veo necesario que alguien tenga que ver nuestros momentos íntimos-

-¿No ves necesario que los demás vean una buena razón para llamarte Bestia?-

Habían llegado a hablar un día, causando el rubio un sonrojo en el más alto que no era para nada discreto, desde entonces solía joderle llamándole Bestia, cualquiera lo vería normal, pero ambos sabían la verdadera razón por la que lo llamaba así, mientras que delante de los demás se veía avergonzado y le hacía callar por miedo a que alguien lo pudiera entender, cuando estaban solos le contestaba cosas como "Vas a arrepentirte de llamarme así", solo que el más bajo no se arrepentía, porque, ¿cómo hacerlo?

Actualmente el castaño había insistido en que debían hacer eso de ponerse ambos un Mikado de chocolate entre los labios e ir acercándose lo máximo que pudieran, una bonita excusa para besarlo, porque además de muy atrevido en la intimidad, era un novio muy empalagoso, pero el rubio tampoco se quejaba de eso, ya que aunque no lo admitiera, le encantaba Hank de todas formas.

Había logrado hacer lo que se proponía, y como no había problema con eso no tenían la necesidad de ocultarse, a si que se encontraban en uno de los salones en los que los estudiantes solían pasar su tiempo libre, solo que el de gafas no había esperado que cuando habían llegado a besarse, acabarían tumbados en aquel sillón con su novio encima, y no lo había evitado, ya que parecía perderse en los labios del rubio y salía completamente de la realidad cuando se besaban, no había sido consciente de dónde estaban hasta que notó la presencia de cierto alemán con su característica voz fría y grave que tenía cuando no estaba de buen humor.

-No deberíais hacer esto en público, alguien podría venir-

No hizo más que dirigirles una corta mirada e irse, dejando a ambos sonrojados (Hank más que Alex) y haciendo que se separaran, ambos un poco incómodo.

De vuelta a casa. Cherik/ X-menDonde viven las historias. Descúbrelo ahora