01. Se busca un idiota

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—¡Jackson!

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—¡Jackson!

La mirada perdida de Ivy se clavó en el profesor frente a ella. Parecía molesto.

—¿Si, profesor?

El hombre gruño en aparente desesperación. Sabía sobre su TDAH pero algunas veces solía ignorarlo al reprenderla o castigarla después de clases por no prestarle atención

Sus clases eran espantosas.

—¡Después de clases, a detención!

El aula se sumió en murmullos y risas bajas, Ivy agachó la mirada y comenzó a jugar nerviosamente con sus manos fingiendo que leía. Ni siquiera podía leer por la dislexia y el profesor no tardaría en volver a notarlo

Saco de su chaqueta su bolígrafo dorado y comenzó a inspeccionarlo como si hubiese sido la primera vez que lo veía, jamás se cansaba de las armas griegas. Aunque debía admitir que algunas creadas por los hijos de Hefesto y puestas a prueba en ella no le agradaron demasiado, mucho menos cuando tenía que ir al mar o a la enfermería después de probarlas o después de gastar su energía lanzándoles una gran cantidad de agua a aquellos chicos

Suspiro recordando a Beckendorf, le había dado un buen golpe en la carrera de carros pero era un buen chico. Lo extrañaba.

—¡Jackson!

—¡Si señor!— Grito dejando caer el bolígrafo y saltando de su asiento provocando las risas de sus compañeros —Yo...perdone—

La campana sonó, los chicos se apresuraron a salir rápidamente mientras Ivy recogía el artefacto del piso y colgaba su mochila de su hombro pasando frente al profesor

—Ivy Jackson

La voz distorsionada y profunda la hizo gemir de cansancio, cerró la puerta con llave y bajo las persianas asegurándose de que nadie estuviese cerca

—Que sea rápido, Percy me estará esperando

Destapó el bolígrafo que rápidamente se convirtió en una reluciente espada de oro puro con el tridente de Poseidón grabado en el mango. La furia rió entre aquellos filosos y asquerosos dientes y se lanzó hacia ella

Levanto su pierna dándole una fuerte patada en el "estómago" provocando que está chocara contra el escritorio. Un ruido detrás de la puerta la distrajo, la furia lo provecho para abalanzarse de nuevo logrando rasgar la manga de su camiseta

—¡Oiga! ¡Solace la hizo para mi, criatura horrible!

Blandió su espada hacia el frente dándole un fuerte golpe en la cabeza para después en cuestión de segundos clavarla en su cuello

—Si, divertido— murmuro limpiando su rostro de el polvo que había dejado al morir. Sacudió su ropa y tapó la espada convirtiéndola de nuevo en bolígrafo. Salió del aula a paso apresurado hacia la salida en donde Percy debía estarla esperando

Dear Jason | HoODonde viven las historias. Descúbrelo ahora