31. Descubriendo la tristeza

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--Vaya

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--Vaya...-- la voz del dios del viento retumbo --El hijo de Júpiter regresa y ahora con compañía...¿te conozco?--

--Ivy Jackson, hija de...

--Neptuno-- la interrumpió Jason --Mi señor, ¿han recibido alguna noticia de nuestro amigo?--

--¿Amigo? ¿Cuál amigo?

--Leo Valdez-- murmuro Ivy --El que fue capturado por los vientos--

--Ah...si. O mejor dicho, no. No tenemos ninguna noticia. No fue capturado por mis dioses. Sin dudas fue obra de Bóreas o sus hijos.

--Si, eso ya lo sabíamos.

El dios entorno los ojos hacia Ivy

--¿No serás tu una de las hijas de Bóreas?

--No, señor-- se apresuró Jason para acercar a la chica hacia el --Ella es hija de Neptuno. Es mi...novia y yo soy hijo de..

--¡Júpiter! Si, claro. Me gustan los hijos de Júpiter. Pero, ¿por qué siguen en mi puerto?

Ambos contuvieron un suspiro

--No nos ha dado permiso de partir, mi señor. Además nuestro barco está dañado. Necesitamos a nuestro mecánico, Leo Valdez, para reparar el motor, a menos que usted conozca otro medio.

--Hum...he escuchado que los hijos de Neptuno pueden controlar el mar. ¿Por que está chica no los saca de aquí?

--Ella no...

Ivy le apretó el brazo para que se callara. Jason la miro con una mueca y le rezo a los dioses que no dijera nada para que el dios a molestará y los matará.

--Nos marchamos, señor. Hoy.

Sus palabras fueron firmes. El dios del viento le sonrió y extendió las manos

--¡Por lo menos tu si anuncias tu intención! Los hijos de Neptuno siempre tienen presente lo que les conviene. Tienen mi permiso para marchar, aunque no lo necesitan. ¿Y como navegaran sin su ingeniero ni los motores reparados?

Ivy sintió que los vientos silbaban a su alrededor, relinchando en actitud desafiante. Jason controlaba el viento e Ivy podía hablar con los caballos, los de cualquier tipo.

--Nos va a ayudar-- dijo mirando al dios --Sus venti pueden adoptar las formas de caballos. Nos ofrecerán un tiro para que arrastren nuestro barco. Ellos nos llevarán hasta donde este nuestro amigo--

--¡Maravilloso!...Aunque ¿podrán cumplir esas audaces palabras? ¿podrás controlar lo que pides  o ambos acabarán hechos pedazos?

El dios dio una palmada y los vientos adquirieron su forma. Uno de los venti arremetió contra Ivy. Ella se agachó, y le paso tan cerca que su ropa empezó a echar humo

--Domínalos, Jason Grace. No sabes cuanto odian a los hijos de Neptuno--

--Ah, que buen momento para decirlo-- gruño Ivy  al mismo tiempo que otro se lanzaba de nuevo contra ella

Dear Jason | HoODonde viven las historias. Descúbrelo ahora