50. En problemas

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━No debería ser difícil

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━No debería ser difícil. 

Ivy se giro hacia el como advertencia

━Tienes que dejar de decir eso, Apolo.

Elevo su mirada y pudo ver más allá, los edificios del Campamento Mestizo relucían a la luz invernal: el anfiteatro, la palestra de esgrima, el pabellón comedor al aire libre con sus columnas de mármol blanco y las veinte cabañas que ocupaban el prado central.

En el otro extremo del valle. Allí, en la colina más alta, la Atenea Pártenos de oro brillaba en todo su esplendor. Una extraña oleada de nostalgia la invadió. Después de la guerra contra Gaia no había regresado para evitar los recuerdos de su misión.

━¿Sabes que, Ivy?━ Apolo la abrazo por los hombros ━Personalmente, yo habría instalado una estatua más interesante; de mí mismo, por ejemplo━

━Si, eso seria genial.

Meg se quedó boquiabierta. 

━¿Cómo es que nunca había oído hablar de este sitio? ¿Hacen falta entradas? 

━Unas fronteras mágicas camuflan el valle. Desde el exterior, la mayoría de los humanos no verían nada más que aburridas tierras. Si se acercasen, acabarían dando la vuelta y se encontrarían saliendo otra vez. 

El chico asintió

━Es verdad, una vez intenté que me trajesen una pizza. Fue una lata.

━¿Pediste una pizza? 

━No importa, querida. En cuanto a las entradas, es cierto que no dejan pasar a cualquiera, pero estás de suerte. Yo conozco a los que lo llevan. 

━¿Chicos?━ Meg se giro hacia ambos ━Algo no encaja. Ese bosque... Percy dijo que era silvestre y que estaba hechizado y eso━

━No te preocupes━ sonrió Apolo ━¡Viajas con un dios!━ 

━Un exdios━ murmuro Ivy

━Preferiría que no siguieras con eso, cariño. Por cierto, ¿no tienes frio? estamos en invierno y esa falda es muy corta. Tal vez yo...

━Oh dioses, ¿quieres parar por un momento?

El rio entredientes y le palmeo la cabeza

━En fin, los campistas son muy simpáticos. Nos recibirán con lágrimas de alegría. ¡Y prepárate para cuando veas el vídeo de orientación, Meg!

 ━¿El qué?

━¡Yo mismo lo dirigí! Venga, vamos. El bosque no puede estar tan mal.

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El bosque sí estaba tan mal. En cuanto se internamos en sus sombras, los árboles parecieron agolparse. Los troncos cerraban filas, bloqueaban viejos senderos y abrían otros nuevos. Las raíces se retorcían a través del suelo del bosque y formaban una pista de obstáculos, nudos y curvas. Era como intentar andar a través de un gigantesco plato de espaguetis. 

Dear Jason | HoODonde viven las historias. Descúbrelo ahora