Que sabe nadie...

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Temperance estaba cansada. No solo fisicamente sino tambien emocional e intelectualmente. Habian pasado dos semanas desde que Booth le dijo que no debian casarse y a pesar de que, en un primer plano, ella dijo que no tenia ningun problema con esa marcha atrás, en realidad ese acto habia introducido una cuña profunda en su relacion. Un quiebre al comienzo imperceptible pero conforme pasaban las horas y las palabras morian en su boca por el miedo a ser dichas, se dio cuenta que era una situación muy peligrosa, mas peligrosa incluso que la amenaza de carcel que Pelant habia puesto sobre ella meses atrás,

Booth tenia el poder de destruir su mundo con una sola palabra y eso fue lo que hizo esa noche. Lloro en su lado de la cama hasta quedarse dormida.

- Temperance… Temperance despierta.

Se sorprendio al escuchar su nombre de pila en boca de el. Ella habia sido Bones para el prácticamente desde que se conocieron y la desaparición de su apodo en sus labios no significaba nada bueno… aunque nada era bueno desde hacia cuatro horas atrás.

- Dime Seeley, que ocurre? Es Christine?

Se limpio las lagrimas de espaldas a el y no le dio cara al preguntar. Siguio de espaldas mientras se levantaba y cogia su ropa de cama.

- No, pase por su habitación y esta totalemente dormida… Queria decirte que te dormiste vestida y pense que debia despertarte para decirtelo…

- Gracias Seeley. Voy a cambiarme al baño.

Pudo ver su rostro antes de cerrar la puerta. Estaba mirando al piso y parecia abatido, como si a el tambien le pesara la decision que habia tomado de manera voluntaria. Si el decidia arruinar su felicidad conjunta, ella no iba a echar mas leña al fuego.

La gran pregunta era: Porque?

Se sentia tan lejana a ese hombre que compartia su vida y su cama que bien podria volver a irse con Christine y el no se inmutaria, al menos no como la primera vez. Estaba casi segura que no le importaba si llegaban al matrimonio a no con tal de seguir juntos. Sin embargo a la antropologa no le parecia justo. No para ella.

Era tarde. Tres de la mañana y el no regresaba del trabajo. Jamas habia dejado que sus problemas laborales afecten su vida personal pero parecia que ahora se habian invertido los papeles y el edificio Hoover era ahora su verdadera casa.

Se levanto de la cama y bajo a la cocina. Cogio casi por inercia la botella de vino y se lleno una copa hasta el tope. Luego fue hasta el sofa con la botella en una mano y la copa en la otra. Se sento a esperarlo y a tener la conversación mas trascendental de su vida. Iba a decidir si continuaba con su asociación profesional y de vida con Seeley Joseph Booth o si simplemente confirmaba lo que ella supo toda la vida.

El amor no existe. Son meros componentes quimicos que se mezclan en el cerebro dando la falsa sensación de bienestar y felicidad.

Cogio el control remoto del reproductor de musica y eligio una cancion que iba perfecta con lo que sentia en ese mismo momento. Apuro el primer sorbo de vino, se recosto en el sillon y simplemente escucho la voz de la cantante diciendo las palabras que a ella le encantaria gritar a los cuatro vientos sin mordaza.

De mis secretos deseos, de mi manera de ser
De mis ansias y mis sueños... que sabe nadie?
De mi verdadera vida, de mi forma de pensar
De mis llantos y mis risas... que sabe nadie?

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