Indestructible

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Ya no importa cada noche que esperé,

Cada calle o laberinto que crucé...

Temperance Brennan miro por la ventana de su cocina hacia del patio donde se escuchaba una alegre algarabia. El cabello castaño rojizo de su hija se agitaba en una coleta de arriba abajo, mientras su risa vibrante se escuchaba por toda la casa. Ella saltaba frente al aspersor de agua junto con su hermano menor de cabello oscuro, brillantes ojos azules y sonrisa de millon de dolares, cortesia de la genetica combinada entre ella y el apuesto hombre de ojos oscuros que saltaba y corria como un niño junto con ellos.

Porque el cielo ha conspirado en mi favor.

Y al segundo de rendirme, te encontré...

Dejo el vaso de limonada en la encimera y se dedico a mirarlos. Felices, libres, dichosos, poseedores de una alegria infinita por las pequeñas cosas simples de la vida pero que a la larga, eran las mas perecederas. Estaba segura que este dia permaneceria en la memoria de sus hijos por muchos años. Segura que al atravesar las turbulentas aguas de la adolescencia, podrian recordar a su padre como el hombre que se dedico a ellos en cuerpo y alma, que descendia hasta su sencillez e inocencia para ser el perfecto compañero de juegos en su infancia y niñez. Si, estaba absolutamente convencida que sus hijos serian tercos y terribles en esos años y tambien tenia la certeza que heredarian el corazon generoso de su padre y con un poco de suerte tendrian, una vez mas, a la genetica de su parte y sortearian esos años con solo unos inconvenientes menores. Eran buenos niños y les daban alegrias mas grandes que cualquier premio o condecoracion recibida o por recibir. Queria pensar que esta era una forma de retribucion por la infancia tragica y terrible que ambos habian pasado...

Piel con piel...

El corazón se me desarma.

Los gritos, chillidos y jadeos de aquel trio llenaban el corazon metaforico de la antropologa. Si alguien le hubiera dicho hace 10 años que ella se tomaria libre el dia sabado para pasarlo en familia al ver correr a su esposo e hijos en el jardin en uno de los dias mas calurosos de aquel verano en DC, le habria reservado una cita sin tramites con el Dr. Sweets o quiza una suite al lado de la habitacion de Zack en la casa de la risa, que era el nombre original y atrevido con el que Jack Hodgins se referia al manicomio y le habia valido un buen golpe de puño en el hombro por parte de su esposa cada vez que lo usaba.

Me haces bien...

Enciendes luces en mi alma.

Ella misma rodo los ojos divertida al darse cuenta que divagaba recordando a sus amigos. Volvio a enfocarse en la griteria del patio. Ahora Booth tenia a sus hijos atrapados y boca abajo, uno en cada brazo y ambos chillaban y lanzaban patadas en el aire de puro gozo y contento. El juego brusco era la especialidad de aquel hombre duro pero de corazon tierno y era tan cuidadoso al jugar con sus hijos que ella no tenia ni necesidad de salir de casa para supervisarlo.

Lo miraba a traves de la ventana por el simple placer de hacerlo.

Creo en ti y en este amor.

Que me vuelve indestructible.

Que detuvo mi caída libre.

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