Y llegaste tú...

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Era un día normal. Christine estaba en el preescolar, Hank en la guardería del Jeffersonian, su esposa de seguro tenía los huesos de algún desdichado para averiguar si murió en este siglo o no y mientras el se encontraba en su cómoda oficina de Director Adjunto del FBI. Les había costado mucho serenarse y darse cuenta que ya no eran unos pájaros de primavera pero atrás quedaron los días de asesinos, psicópatas, ladrones y criminales. Ahora eran esposos, tenían una familia, dos niños pequeños y se tomaban muy en serio la decisión de mantenerse vivos por ellos. Brennan volvió a la antropología forense sin FBI y Booth dejó definitivamente el trabajo de campo para ascender con mayor sueldo y cargo hasta las altas esferas del Buro. Los Booth estaban encaminados y unidos, como siempre.

Sus amigos también habían cambiado.

Angela disfrutaba la maternidad por segunda vez y Hodgins se había adaptado a la vida en silla de ruedas. Tio Hoggie Weels, le decían los Baby Booth cada vez que los paseaba, enganchando su carreta de plástico a su silla de ruedas y su pequeño Michael jugaba con el a las carreras por toda la mansión en su cochecito a baterías. Stanley contaba con cinco meses de edad y era el vivo retrato del entomólogo. Los Hodgins estaban redefinidos y asentados en su papel de familia.

Lance y Daisy estaban juntos con el pequeño Lance Jr. planeando la boda del año y mudándose a una nueva casa, amplia y con varias habitaciones para la tribu que deseaba engendrar la mini antropóloga ante la resignación del psicólogo que se veía siendo padre de todo un equipo de futbol americano. Atrás quedaban los días de inmadurez y temores. Los Sweets estaban felices y tienen esperanzas en el futuro.

James y Jessica se habían casado algunos meses antes y todavía se sentían los corazones y el azúcar flotando en el aire. El delgado agente se paseaba y dejaba caer por el Jeffersonian cada vez que podía durante el día y Jessica lo espantaba después de la tercera regañada de su jefa que en realidad se moria de risa de manera disimulada al recordar como su esposo hacia lo mismo cuando recién se fueron a vivir juntos e incluso cuando eran "amigos, simplemente amigos y nada mas" al igual que este par. Superman y la pelirroja estaban en su burbuja de amor personal sin descuidar su vida profesional. Los Aubrey no podían estar mejor.

Cam había vuelto con Arastoo. Su relación se hacía cada vez mas fuerte y solida a pesar de que el moreno antropólogo ya no trabajaba en el Jeffersonian. Sebastian fue una brisa fresca en la vida de la forense que se obligo a replantearse hacia donde estaba llevando sus sentimientos. ¿Solo quería seguir en "stand by"? ¿Ver dónde la llevaba el destino? Se dio cuenta a tiempo que quería una relación nueva con toda la chispa y la calma que Arastoo le había dado y supo que el era lo que buscaba. Ambos estaban en una relación y esta vez era en serio.

Pero cuando todo pinta color de rosa, es cuando más se infiltra por un resquicio, la sorpresa de la novedad...

Estaban todos en el laboratorio por un caso de Aubrey. Booth paso a recoger a su esposa junto con sus pequeños hijos y un oficial de policía se le acercó en la puerta del Jeffersonian.

- Buenas tardes ¿el Sr. Seeley Joseph Booth?

- Si - dijo el sosteniendo con una mano a Christine y llevando a Hank, cargado en la otra - Director Adjunto del FBI, Seeley Joseph Booth.

- ¡Oh! - dijo el policía abriendo los ojos - solo me dijo que lo encontraría en el Jeffersonian. No me dijo nada de su cargo o rango o lo hubiera llevado inmediatamente al FBI.

- ¿Quien le dijo que podría encontrarme aquí?

- El niño - el policía señalo a un pequeño algo mayor que su hija que estaba sentado en una banca a la salida del Jeffersonian - me dijo que era su hijo, que no vive con usted y que necesitaba encontrarlo.

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