4. ♧No quise♧

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|Shin SoHa|
|En la noche|
|Comedor|

Hacía quince minutos Jungkook llegó. Una de las empleadas lo puso al tanto que su dichosa cena ya estaba lista, así que su orden fue que cuándo él bajara que yo ya lo estaría esperando a bajo. Tomé asiento en el otro extremo de la mesa, mis intenciones eran no estar lo suficientemente cerca del rubio, con una buena distancia sería más que suficiente.

Guardando mis buenas etiquetas coloqué el pañuelo encima de mis piernas. Levanté mi mirada al oír al chico llegar, sin decir nada en lo absoluto corrió la silla para sentarse en su correspondiente puesto. Imitando mis acciones también colocó su pañuelo encima de sus piernas para luego agarrar entre sus manos los cubiertos.

Mi mirada rodó silenciosa hacia las empleadas que traían las bandejas repletas de comida. Comida que yo misma había preparado no sin antes disfrutar cada segundo que desgaste en ellas.

El rubio se sirvió una copa de vino blanco. Desde que se sentó ahí no hubo una sola vez que me mirara aunque sea por cortesía. Pareciera que yo no existiera para él.

Observé como el líquido del vino bajó por su garganta, una vez limpió su boca con el pañuelo y estuvo dispuesto al fin en comer, una sonrisa se me curvo en los labios. Jeon partió un pedazo de carne con el cuchillo, abrió su boca al mismo instante que se llevaba la presa que tenía incrustado en el tenedor.

Me quede sin aire en ese momento. Una presión me embargo al ver sus tan lentos movimientos.

—Le va a fascinar la cena, señor —habló Nayeon sirviéndole más vino —Púes fue la misma señora quién lo preparó...

Se detuvo el tiempo en esos instantes. La condenada carne no pudo rozar los labios del chico ya que el mismo no se la quiso meter a la boca.

—¿Qué dijiste? —interrogó enseguida mirando a la chica que era inocente de todo, dejó la copa aún lado.

—Que la señora fue quién le preparó la cena —volvió a repetirle —¿Se le ofrece algo más, señor? —preguntó tan atenta.

El rubio fijo su mirada inquebrantable en mí. Preocupada pasé saliva ¡Por una mierda! ¡Como se le ocurre a la estúpida empleada abrir su boca! Si mi esposo se daba cuenta de lo que traté de hacerle ¡Es capás de matarme!

—En realidad, sí se me ofrece algo más —concluyó sin dejar de mirarme.

—¿Qué es señor?

Mi pulso estaba acelerado, mis piernas no paraban de temblar y un enorme presentimiento nada agradable llegó como corazonada espantosa a todo mi cuerpo.

—Prueba la comida —ordenó el chico que desde luego le ofreció el pedazo de carne que estuvo dispuesto a comerse.

—¿Señor? —se confundió la empleada.

—¡¡Qué pruebes la maldita comida!! —ante la exclamación del rubio no solo fue la empleada que salto del susto, si no que yo también reaccioné de la misma manera siendo presa de lo que estaba apunto de ocurrir.

—Como guste, señor.

Preocupada porque la fueran a gritar de nuevo, Nayeon le recibió el cubierto con su mano temblorosa. Se me derrumbó todo en un parpadeó. Jungkook me retaba con aquélla mirada sería, pero... ¿Acaso seré capas de permitir que la chica muera envenenada por mí culpa? ¿Realmente cargaría con una muerte en mí conciencia?

Battered › jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora