15. ♧Ni él, ni yo♧

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|Una semana después|

No quiere. Simplemente no quiso dejarse revisar por un doctor, se la había pasado encerrada en la habitación. Llorando, con los ánimos por el suelo. Traté de hablarle, consolarla, pero es como si estuviera conviviendo con un cuerpo vacío. Cuando hablé con el doctor muy amable me explicó que su gran coque emocional pudo provocar el aborto, que estaba bajo mucha tensión, me recomendó que hiciera cita con un psicólogo para que la ayudara a salir de ese trance en el que se encontraba.

Estando en el despacho me puse a pensar en la situación. SoHa no podía seguir así, si esto continuaba, mi esposa resultaría muriendo por depresión.

Lo que se me ocurrió me daba rabia, pero si es efectivo para levantar el ánimo de mi mujer entonces que así sea.

Con una sola llamada bastó para que lo yo quisiera se cumpliera.

|Habitación|

En cuanto mis pies me hicieron ingresar al amplio lugar, me sentí desbastado, no quiero que mi chica siga así de triste.

—SoHa, alguien vino a visitarte —le informé. La chica no contestó, mucho menos se bismutó en mirar de quién se trataba —Te va agrandar la visita, anda. Mira quién es.

Insistí. Ella seguía sin querer moverse, arropada entre las sabanas, dándonos la espalda.

—Hablale, quizás a ti si te escuche —le indiqué a la visita forzada. El peliazul soltó un suspiro y luego decidió hablar.

—Princesa, soy yo, YeonJun ¿Será que podemos hablar un ratito? —le pidió. Me crucé de brazos, pensé que para él sería mas difícil convencerla pero...

—¿Un ratito? —articuló mi esposa con voz baja y suave. El Yeonjun se sonrió ante la respuesta, en cambio yo, tuve que arder entre mi propia rabia.

—Anda linda, levantate de ahí, vamos al jardín, a comer el helado que tanto te gusta —la invitó —El de chispas de chocolate ¿Vamos? —se oyó tan animado. Observé como SoHa empezó a levantarse de la cama lentamente hasta posar sus pies descalzos sobre el suelo.

—¿Un helado, EH?- fijó sus preciosos ojos llorosos sobre una almohada que estaba junto a ella.

—¿Recuerdas cuándo recorríamos Seúl en bicicleta?. Lo podemos hacer ahora ¿Qué dices? —sonrió aun más. Mi esposa agarró la esponjosa almohada con sus temblorosas manos, una vez desvío la mirada hacia su ex-novio, no dudó en tirarsela en toda la cara con toda su fuerza.

—¿QUIÉN DIJO QUE YO QUIERO SALIR A ALGÚN LADO CONTIGO? —exclamó con ira —¿COMO ERES TAN DESCARADO EN HACERME RECORDAR AQUÉLLOS MOMENTOS QUE PARA MÍ FUERON TAN MÁGICOS Y QUE PARA TI NO SIGNIFICARON NADA? ¿O ES QUE YA SE TE OLVIDÓ LA MANERA EN COMO ACABASTE CON LO QUE YO CONSIDERADA LO «NUESTRO»?

—Mi amor yo...

—NO ME LLAMES AMOR, YO NUNCA FUI TU AMOR, QUE NO SE TE OCURRA VOLVERME A LLAMAR ASÍ —se acercó a la puerta y ella misma le enseñó la salida —LARGATE DE AQUÍ. NO QUIERO SEGUIR VIÉNDOTE LA CARA, HIPÓCRITA —lo echó rápidamente —VETE AL CARAJO, TÚ Y TU FALSO AMOR, NO ME INTERESA VOLVER A VERTE NUNCA JAMÁS —le dio continuos golpes sobre su pecho mientras seguía discutiendo.

Anonadado traté apartarla de mi rival, pero repentinamente también me empujó a mí.

—NO ME TOQUES —me gritó también —TÚ IGUAL QUE EL ERES UN DESGRACIADO, POR TU CULPA PERDÍ A MÍ BEBÉ, CUANTO ME HUBIERA GUSTADO NUNCA CONOCERTE. NUNCA CONOCERLOS A LOS DOS —completó —SAL DE AQUÍ —me echó también.

Battered › jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora