7. ♧Decepciones♧

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|Shin SoHa|
|Flashback|

Sabía perfectamente bien que el rubio se había levantado mucho más antes que yo. Al sentir que se movió en la cama y permitió que saliera su típico bostezo indicando su gran pereza al tener que levantarse, me imaginé que era la perfecta hora para que yo hiciera lo mismo.

A pesar de todo, vengo notando que mi "querido" esposo estás últimas semanas ha estado más ocupado que cualquier otro día. Se mantiene mas metido en su adorado despacho que en cualquier otra parte de la casa.

Rondaban entre las siete de la mañana cuándo lo oí bañandose. Decidí dormir unos minutos más en lo que él salía de la habitación. En el momento que mi reloj mental me indicó que ya había llegado el momento, rápidamente me reincorporé. Agarré la toalla y me metí al baño.

—Por fin unos días libres alejado de ese maldito —murmuré súper feliz mientras sentía que las gotas de agua recurrirán cada parte de mi cuerpo.

El vapor del agua caliente evaporó toda la ducha. Sin borrar mí sonrisa de felicidad salí de aquél lugar para empezar a organizarme.

Recuerdé perfectamente bien las amenazas del rubio por si intento pasarme de lista. Pero como me vale una mierda lo que me diga, no le haría caso en lo absoluto y me iría a buscar a mí gran amor YeonJun.

Necesitaba de mi novio. De sus abrazos. Besos, y más que todo, sentirme querida, sentirme amada por la única persona de la tierra que me demuestra su afecto.

Me coloqué el vestido más sencillo que encontré en mi guardarropa pero con los recuerdos más bonitos. Precisamente este vestido fue el que me coloqué cuándo por primera vez YeonJun y yo nos dimos nuestro primer beso.

Será sencillo pero tiene demasiado significado para mí.

Una vez arreglada, me alisté para salir de este infierno. Estaba a punto de llegar a la entrada principal de la gran mansión cuándo de la nada sentí la presencia del ojinegro detras de mi. Sujeté la manilla de la puerta con mí mano, dudé un poco en abrirla no sin antes complacerme en verlo por última vez.

No me quede con las ganas y giré mi rostro para verlo. Mis ojos se fijaron en los suyos.

Jungkook se encontraba parado en el sector principal que conducía a las habitaciones del segundo piso. Con sus manos en los bolsillos. Con esa expresión mucho más remarcada que lo que acostumbra.

Al principio pensé que el rubio había planeado todo esto del "Espléndido esposo" para librarse de mí y traer a la casa a todas las prostitutas que se le antojara. Púes porque...

"Cuándo él gato no está, los ratones hacen fiesta"

Al principio lo pensé así. Pero después de meditarlo bien, el único ratón indefenso aquí, era yo. Jeon Jungkook siempre iba un paso más adelante que yo, así como cuando el perfecto felino que sigue asechando su presa le de la oportunidad de soltarse de sus peligrosas garras.

Su mirada seria siguía torturándome como el primer día que lo conocí. Siguía traspasándome y descubriendo cuales iban a hacer mis siguientes movimientos. El no me dejó ir porque esté planeando algo y mucho menos por piedad. Jeon Jungkook. El hombre al que hora llamo esposo, me dejó marcharme ésta semana precisamente para ponerme a prueba.

De eso no tenía la menor duda.

Él rubio serio de ojos negros curvó una ceja. Me imagine por un segundo que bajaría las escalas para despedirse. Decirme algo. Así fuera una de sus frases arrogantes. Pero su silencio y aquella mirada me lo estaba diciendo todo.

Battered › jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora