CAPÍTULO 8

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🌟Capítulo editado🌟

Este cap tiene escena +18 bastante explícita. Arriba pecadores y pecadoras, sé que lo estaban esperando👀🔥😉

Daniel

Me abalanzo sobre sus labios sin poder evitarlo, su boca me llamaba, su cuerpo, sus expresiones, sus palabras, me pedían a gritos que reaccionara, que la probara, la saboreara, la devorara. En el momento justo que nuestras bocas se encuentran en un beso ardiente y desenfrenado puedo sentir su sonrisa de victoria, como si supiera que esto iba a pasar, como si lo hubiera esperado... o planeado. Me maldigo en mi interior por caer en su juego, pero justo ahora no puedo detenerme. Nuestras lenguas se enredan, batallan entre ellas por ver quién muestra más necesidad, y es que en secreto moría por sentir su cuerpo junto al mío, es un impulso primitivo que intentaba controlar pero me resultó imposible, más cuando la muy descarada se me insinuaba abiertamente.

Soy un hombre de carne y hueso, por mucho que me resistiera a caer en su juego, en el fondo quería hacerlo, quería jugar y quería perder. Con mi mano izquierda tanteando el costado de su asiento encuentro el botón que rápidamente presiono para reclinar su asiento y poder pegar aún más nuestros cuerpos quedando prácticamente acostado sobre ella. Alisha hace un sonido de sorpresa por la nueva posición pero sonríe con complicidad antes de seguirme besando.

Sus manos se enredan en la parte de atrás de mi cuello y suben hasta adentrarse por mi corto cabello atrayéndome más hacia ella, queriendo devorarme con más ímpetu y yo gustoso accedo. Justo ahora acabo de descubrir una nueva obsesión, sus labios, esos trozos de carne suaves y rosados que lucen y saben como los más dulces del mundo. No quiero pensar en nada, no puedo concentrarme más que en el movimiento de su lengua con la mía, cómo rodea mis labios marcando su contorno que logra ponerme irremediablemente caliente. Mi aliento es desenfrenado, mi pecho sube y baja al igual que el suyo. Nos separamos apenas unos cortos centímetros, aún con nuestras respiraciones chocando, para permitir que nuestros pulmones alcancen algo de aire. Mi peso lo tengo apoyado sobre mis brazos para no aplastarla debajo de mí. Nos observamos en silencio y su mirada me muestra una expresión cargada de lujuria, deseo, y puedo jurar que la mía demuestra exactamente lo mismo.

Ninguno de los dos emite palabra alguna, ambos sabemos las consecuencias de nuestro impulsivo acto pero ya no podemos detenernos, después lidiaremos con las consecuencias como los adultos que somos.

Sus manos se deslizan suavemente desde donde estaban en mi nuca y cabello hacia abajo, rodean mis hombros y las posa en mi pecho por sobre la camisa (el saco me lo quité antes de desayunar). Con su mirada depredadora aún puesta en mis ojos sigue trazando el recorrido de sus manos de forma descendente, de mis pectorales se desliza por los costados hasta llegar a mi abdomen, hago mucho ejercicio, soy fanático del deporte por lo que mi cuerpo no tiene casi grasa, en cambio si muchos músculos no exagerados pero muy bien definidos. Al sentir la firmeza de mi cuerpo suelta un jadeo que me enciende aún más, casi al punto de perder los estribos, pero intento mantener el control queriendo descubrir hasta donde es capaz de llegar. Pensaba que ahí se detendría, pero para mi sorpresa sigue descendiendo y mi respiración se corta cuando siento el tacto suave y delicado de sus manos llegar al inicio de mi pantalón. Sigue bajando y mi corazón se acelera a la expectativa cuando, de un brusco apretón que me hace sisear, envuelve sus dedos sobre mi entrepierna más que dura y dispuesta. Los dos gemimos a la vez provocando que nuestros alientos se mezclen por quinta o sexta vez, yo por lo bien que se siente el que me haya sorprendido así, y ella supongo que por sentir el tamaño y grosor de mi miembro, y no es que sea el más grande del mundo pero es de un considerado buen tamaño, y lo sé por su sonrisa de placer y satisfacción.

-Wow señor Daniel -dice relamiéndose sus apetitosos labios. -lo que tengo en mi mano tiene un gran potencial.

Sonrío de medio lado con orgullo, porque si, a todos los hombres nos encanta que nos suban el ego de esa forma, y más en estas situaciones. Muevo mi cadera hacia adelante para apretarme en su mano y ella suelta otro gemido mientras yo la acompaño gruñendo por el placer que me está provocando todo este juego previo.

TENTACIÓN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora