CAPÍTULO 16

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Memorable

Así fue la noche que pasé junto a Daniel luego de salir del restaurante, a pesar de haber adquirido un leve mareo debido a tanta mezcla de bebidas alcohólicas (al final sí me pasé con el vino). Al llegar a la habitación tomé algo de agua luego de refrescarme con una ducha fría y volví a la normalidad casi en su totalidad. Mi jefe, muy pacientemente, esperó su turno para ducharse (aunque no era necesario puesto que ya lo habíamos hecho antes de ir a cenar) y por mucho que le insistiera de que podía unirse a mi, se negó rotundamente alegando que estaba algo ebria y no iba a aprovecharse de mi estado, a lo que me burlé con una estruendosa carcajada para nada femenina.

Salí de la ducha envuelta en una diminuta toalla blanca, quería provocarlo. A pesar de la baja temperatura del agua mi cuerpo seguía ardiendo en deseo. Deseo por él, por los sucesos en el restaurante, y por pensar en lo que pasará a continuación. Recorre mi cuerpo sin disimulo destilando auténtica lujuria por sus ojos, eso justo antes de adentrarse al baño y cerrar la puerta a su espalda.

Me sentí frustrada pero, sin darle demasiada importancia al asunto (pues sé que en cuanto salga me brindará la atención que tanto añoro), me acerco a mi pequeño equipaje donde aún guardo la ropa interior.

Agradecida conmigo misma por siempre estar preparada, escojo una lencería roja transparente, consta de una, extremadamente diminuta, tanga con liguero, acompañada de una mini bata con una gran apertura delante dejando al descubierto todo mi abdomen y el centro entre mis pechos. Tiene dos coquetos lacitos que le dan el toque sexy al igual que unas finas cadenas que caen a los lados desde el centro y se unen atrás.

Recuesto mi cuerpo en el pequeño tocador que yace ubicado a un costado de la cama, apoyando mis manos a mis lados y estirando una de mis piernas, y en esa posición lo espero.

No pierdo tiempo en darle una mirada hambrienta y salvaje en cuanto la puerta se abre, repasando con descaro su fornido torso desnudo. Lo devoro con la mirada mientras las gotas  resbalan desde su cabello trazando un recorrido por su pecho y abdomen, hasta perderse en el borde de la toalla que esconde el final de su muy marcada V. Me entretengo observando esa parte y el movimiento de sus músculos al mínimo movimiento. Por su parte aún no me ha visto, concentrado en secarse un poco su corto cabello con otra toalla más pequeña. Al fin alza la vista. Detiene su paso junto a sus movimientos, se queda estático como si alguien le hubiera puesto en pausa, lo único que muestra que sigue vivo son sus ojos que me recorren muy lentamente. Su mirada cargada de lo mismo que la mía: pura pasión, deseo, lujuria. La tensión entre ambos es inmensa, pero muy bienvenida. Mi libido aumenta considerablemente al sentirme expuesta ante él. Mis pezones se yerguen en respuesta y me veo en la imperiosa necesidad de apretar mis piernas por dos razones: para hacer algo de fricción en ese punto sencible que clama, no, ruega atención. Y la otra para evitar que me fallen, puesto que se volvieron gelatina.

La habitación se encuentra en completo silencio, sólo intereumpido por nuestras respiraciones que poco a poco se van acelerando. Aún no nos movemos ninguno de los dos, no hablamos, sólo nos miramos. Traga saliva con fuerza y ese simple gesto me dió a entender que lo sorprendí y que está más allá de afectado, además de la obvia erección que tiene cubierta bajo esa estorbosa tela blanca.

Recurro a la osadía que siempre he poseído y, al encontrarla, me aferro a ella con fuerzas para realizar mis siguientes acciones. Mi mano derecha la poso sobre la rodilla de ese mismo lado, sus ojos sigues el recorrido de mi mano, mientras la deslizo con parsimonia en forma ascendente por mi muslo, rodeo la pelvis y sigo por las caderas hasta llegar a uno de mis senos. Hasta este punto su respiración es tan errática que su pecho sube y baja de forma desenfrenada, amenazando con hacerme perder el control a mi pero me obligo a mantener la cordura y continuar mi juego, Tentarlo.

TENTACIÓN [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora