❥Parte XIII.

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La mañana pasó entre risas y besos mientras disfrutaban de la comida que había preparado Luna con tanto amor.
Mientras Matteo lavaba los platos sucios, su novia se acercó a él para abrazarlo por la espalda una vez que había terminado de poner todas las cosas en orden.

- ¿Listo para pasar el mejor día en la playa de tu vida, chico fresa? - sonrió la mexicana pegando su rostro a la espalda de su novio, mientras le acariciaba el marcado abdomen con sus suaves manos.

- Definitivamente estoy listo, pero si sigues tocándome de esa manera creo que jamás saldremos de aquí. - murmuró el italiano con la voz ronca debido al efecto que habían causado en él las caricias de su chica.

Cerró la llave del agua, secó sus manos en una toalla y se giró colocandolas en la cintura de Luna para así besarla y pegar sus cuerpos de un sólo movimiento. La castaña rió ante tal acción pues en parte esa había sido su intención.

Mientras sus labios jugaban en un profundo y apasionado beso la temperatura subía cada vez más entre los enamorados. De un rápido impulso la mexicana enredó las piernas en la cintura de su novio y éste a su vez la cargó en sus brazos para llevarla a la habitación, donde estaban por tener una cita en la cual sus prendas de ropa no estaban invitadas.

[...]

Después de haber pasado el resto de la mañana encerrados en la habitación de Luna, decidieron que estaban listos para pasar su día soñado en el mar.

Se dieron un baño, se enfundaron en sus respectivos trajes de baño, tomaron las cosas necesarias colocandolas en una pequeña mochila y cuando estuvieron listos partieron a la playa tomados de la mano.

- ¿No te parece como un sueño? - mencionó Luna después de unos cuantos minutos de silencio - El hecho de ser novios desde hace ya tantos años, estar aquí en Cancún juntitos, solos, besándonos, saliendo a pasear, viniendo al mar... Es simplemente mágico. - finalizó volteando su vista hacia el perfecto rostro de su chico fresa.

- Pues, ¿te digo algo? Es todo lo que alguna vez soñé. Yo sabía que llegaría un momento en el cual tu y yo saliéramos a pasear tomados de la mano, patinaramos juntos, pasáramos juntos absolutamente todo el día divirtiéndonos. - el italiano hizo una pausa mientras ingresaban a la arena, buscando un buen lugar donde dejar sus pertenencias. - Y parece que se cumplió, aunque en realidad aún me falta una cosa para que todo sea perfecto.

- ¿Qué cosa, amore? - preguntó Luna curiosa una vez había dejado su mochila en la arena, a una buena distancia del mar.

- ¡Hacer esto! - gritó Matteo mientras de un rápido movimiento cargaba a Luna en sus brazos como si fuera una princesa, corriendo con ella al agua ligeramente tibia con una clara intención.

- ¡Nonono, espérate no manches!- entre carcajadas la ojiverde se sostuvo del cuello de su chico adivinando lo que quería hacer en el agua. - ¡Matteo Valentino Balsano Galicia del monte, no te atrevas! - amenazó divertida inventándole nombres y apellidos falsos a su novia para, según ella, agregarle más dramatismo al momento.

- Mmm, y si me atrevo, ¿qué? - murmuró el chico acercándose peligrosamente a los labios de la mexicana, con toda la intención de besarlos y no soltarlos jamás. Sin embargo una enorme y pesada ola interrumpió el momento, haciendo que ambos cayeran al agua carcajeados.

- ¡No mames, está bien fria wey! - rió Luna utilizando sus típicas malas palabras mexicanas al tiempo que se ponía de pie para quitarse el conjunto ahora empapado que traía puesto, dejando ver un traje de baño a rayas completamente pegado a su cuerpo.

Playa; LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora