❥Parte XVI.

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Después de unos largos minutos en la ducha, Luna estuvo lista para una deliciosa comida con su familia. Al mirar la hora en su teléfono se dio cuenta de que aunque no le habian dado una hora con exactitud ya estaba retrasada, así que bajó corriendo la escalera y como ya es costumbre en ella; chocó con alguien haciendo que varios limones rodaran por el suelo.

- ¡Ay papá, no manches perdón! - Luna se disculpó con Miguel por haberlo chocado y también por haber hecho que toda esa fruta redonda saliera disparada por el piso.

- Ay Luna, Luna, Luna... siempre con la mente en las nubes. - señaló mientras que con ayuda de su hija levantaban los limones. - ¿A dónde tan deprisa señorita?

- Es que mi mamá y Matteo ya nos están esperando para comer, entonces iba corriendo a la cocina.

- Ah, entonces Matteo... ¿por eso es que te pusiste tanto perfume? - Miguel se cruzó de brazos alzando una ceja de forma divertida.

Inmediatamente las mejillas de Luna se sonrojaron más que cualquier fresa, miró a su padre mordiendo sus labios nerviosa y comenzó a jugar con las puntas de su cabello sin saber bien qué responder.

- ¡Papá! No me puse demasiado perfume. Debe ser el shampoo que huele así.

- Bueno, cómo tu digas. Pero ya que estamos hablando de este chico... - el mayor tomó la mano de Luna para sentarse juntos en el sofá más cercano de la sala. - ¿Estás totalmente segura de que quieres quedarte a solas con él?.

La menor esbozo una pequeña sonrisa mirando a su papá. Siempre ha sido celoso con ella, incluso con Simón que era su mejor amigo y lo conocían desde pequeños. Entiende que sólo buscaba protegerla, sin embargo estaba creciendo y quería probar cosas nuevas por sí misma.

- Papá, estoy completamente segura. Te prometo que no me va a pasar nada, no tengas miedo, él es una excelente persona y no me haría ningún tipo de daño. - tomó la mano de Miguel para acercarlos un poco más. - Sé cuidarme bien, conozco esta casa y estas calles mejor que cualquier otra cosa. Sólo quiero divertirme un poquito y explorar las cosas que ya conozco desde otro ángulo. Les llamaré todos los días y prometo tener mucho cuidado con todo. Confía en mí.

Sin duda alguna Luna estaba creciendo, y a los ojos de Miguel demasiado rápido. Recuerda perfectamente el día en que llegó a sus vidas, cuando al adoptaron tenía apenas tres añitos y estaba algo confunfida, sin embargo con el paso del tiempo supo adaptarse a la perfección a sus padres mexicanos y a ellos no les costó nada de trabajo amar a su pequeña.

- Confiamos en ti, Luna. Sabemos que eres muy inteligente y que sabes hacer las cosas bien. De cualquier manera nos tienes a nosotros, ¿Lo sabes, verdad? Pase lo que pase, si por alguna razón algo no llegara a funcionar con él o con cualquier otra cosa, papá y mamá estarán siempre.

Luna asintió con pequeñas lágrimas formadas en sus ojos mientras se lanzaba a abrazar a su padre, sus palabras habían logrado llegar a lo más profundo su corazón. Siempre había contado con el apoyo de su familia y eso lo sabía a la perfección.

- Gracias por todo. Para mi significa muchísimo que me respalden en todo lo que hago y me tengan confianza. Te quiero tanto, papá.

- También te quiero, mi pequeña Luna.

Así pasaron un momento hasta que minutos después tuvieron que separarse y dirigirse al comer ya que
escucharon la voz de Mónica llamándolos a comer.

- Órale chico fresa, no me digas que estabas aquí ayudando a cocinar. - Luna se cruzó de brazos mirando a su novio y a la vez todos los platillos deliciosos que había sobre la mesa.

- Así es chica delivery, ya soy todo un experto en comida mexicana. Por aquí tenemos un poco de caldo de camarón para comenzar el baquete, este de aquí es ceviche de pescado, acá podemos ver a nuestra estrella la cochinita pibil y para finalizar, como postre encontramos unos deliciosos churros y buñuelos acompañados de una fresca agua de horchata, todo recién hecho. - Matteo fingió una voz similar a la de un comercial mientras señalaba cada platillo como si de un presentador se tratase.

Luna sonrió emocionada e impresionada a la vez. - Vaya, veo que estuviste estudiando eh. Pero ¿sabes qué? - miró sobre sus hombros cuidando que sus padres siguieran en la cocina. Una vez que estuvo segura, se acercó al italiano entelazando las manos sobre su cuello para así acercarlos lo más posible. - Dentro de todo ese menú en ningún momento dijiste que estabas incluido tú, y la verdad se me antojó un besito tuyo.

Matteo colocó sus manos sobre la cintura de Luna dándose cuenta una vez más de lo bien que encajaban con el otro. Mordió su labio y esbozó una sonrisa de lo más hermosa al escuchar aquellas palabras.

- Lo que pasa es que ese menú es para todos y mis besos son exclusivos para ti. - murmuró antes de unir sus labios una vez más, pasando así una tarde entre pequeños besos y muestras de cariño mientras comían junto a los padres de Luna aquella deliciosa comida preparada con tanto cariño.

Unas horas más tarde, la noche se hizo presente y con ella la hora de ir a dormir. Luna les dió las buenas noches a sus padres con un abrazo a cada uno y se dirigió a su habitación no sin antes darle un beso a su Matteo.  Una vez en su cuarto, se metió al baño para darse una rápida ducha ya que las noches en Cancún eran algo calurosas.

Tenía un plan en mente, sin embargo necesitaba que sus padres estuvieran dormidos y para eso necesitaba esperar un par de horas más.

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Chat entre Luna y Matteo.

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Sé que es corto, pero aquí el maratón que les prometí. ¡Aún nos queda mañana y el sábado! :)

Fer 🌙🍓

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