El reloj en el buró marcaba exactamente las 7:45 de la mañana. Matteo talló sus ojos removiendose entre las sábanas cuando escuchó como algo caía al suelo. En ese momento recordó que la noche anterior se había quedado dormido hablando con Luna, así que aquello que se había caído era su teléfono.
- Mierda, ¿estará enojada? - murmuró el italiano sentándose al borde de la cama mientras se quitaba el pijama. Su estómago ya rugía y seguro Mónica ya estaba preparando un desayuno delicioso.
Mientras se daba una rápida ducha tarareaba una canción y al mismo tiempo pensaba en su novia. Quería verla ya, estaba ansioso por pasar un nuevo día juntos.
Al salir de bañarse se vistió lo más rápido que pudo, asegurándose de ponerse suficientemente perfume para que Luna estuviera gustosa de abrazarlo. Peinó su cabello de forma perfecta y una vez estuvo listo, abrió la puerta de su habitación. Vaya sorpresa que se llevó al ver a Luna caminando por el pasillo escondiendo algo en sus manos, estaba claro que iba totalmente distraída.
Al ver a su novia de esa forma, decidió jugarle una pequeña broma. Dejó la puerta entreabierta y se acercó a ella por la espalda de la forma más silenciosa posible. Una vez estuvo lo suficientemente cerca, tocó sus hombros con intención de asustarla.
- ¡BUONGIORNO CHICA DELIVERY! - el italiano gritó cerca de su novia, aprovechando la cercanía para hacerle cosquillas en el abdomen.
- ¡MATTEO BALSANO! - Luna desde luego se llevó el susto de su vida, dando un salto enorme y abrazando a su cuerpo el misterioso objeto que llevaba en las manos. - ¡No mames, me asustaste! ¿Porqué gritas tan temprano? - se giró para ver a su novio por primera vez en el dia, escondiendo las manos tras su espalda .
- Es que te vi distraída y no pude evitarlo. La chica delivery no sería ella si no va en la Luna - el chico peinó un mechón del cabello de su chica tras su oreja, admirando desde primera hora de la mañana su belleza.
- Amaneciste guapo hoy, eh. Sólo por eso te perdono que me hayas asustado y además anoche me hayas dejado hablando sola.
- Perdóname hermosa, no me di cuenta en que momento me quedé dormido. Ya estoy alunandome. - ambos rieron al mismo tiempo, el italiano tomó las mejillas de su chica y plantó en sus labios un dulce beso de buenos días.
- Necesitaba eso, quiero comenzar así todas mis mañanas. - murmuró Luna al separarse del beso con su novio. Inmediatamente una sonrisa se formó en su rostro, sólo él sabía como ponerla de buen humor.
- Te prometo que comenzaremos todas las mañanas así, si me dices que escondes ahí. - Matteo trataba de mirar detrás de la espalda de su chica, tenía mucha curiosidad por saber el porqué de tanto misterio.
- Ay Matteo, es que es una sorpresa. O bueno, era una sorpresa para ti pero por andarme asustando pues ya no está terminada. - un sonrojo se apoderó de sus mejillas. Se encontraba nerviosa por lo que estaba por hacer.
- ¿Sorpresa para mi? ¿No es muy tempran, amore?
- Nunca es temprano cuando se trata de mi chico fresa. - Luna extendió frente a su novio un pequeño ramo de flores. - Sé que no son las flores más hermosas ni las más llamativas, pero las corté yo misma del jardín, quise ponerle varios colores... Espero que te gusten Matt. Feliz primera mañana en Cancún. - finalizó ella con una pequeña risa.
Matteo estaba estático. Sentía que el corazón se le había detenido un segundo, jamás una chica le había regalado flores. A excepción de una que siempre tendría un lugar especial en su corazón, sin embargo eso había sido hace mucho tiempo.
- Luna... son preciosas. Son las flores más hermosas que vi en mi vida. - al tomarlas entre sus manos no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran apenas un poco. Observó cada una de las flores, cada una tenía un olor y color diferente. Luego de eso, miró directo a los verdes ojos de su chica delivery, la única que hacía acelerar su pulso. - Gracias. Gracias hermosa, de verdad te lo digo de corazón. Eres la primera chica en darle flores a Matteo Balsano, que afortunada eres.
Ambos soltaron una pequeña risa, aún en momentos como ese las bromas entre ellos no podían faltar. Después de conectar sus miradas por un momento, se unieron en un tierno abrazo, lleno de sentimientos y emociones que expresaban amor de verdad.
- Te amo mi chico fresa. - murmuró la mexicana aspirando ese aroma tan especial de la persona que amaba.
- Ti amo molto mia chica delivery - Matteo sabía que a Luna le encantaba cuando hablaba en italiano, así que trataba de hacerlo con frecuencia.
Definitivamente Cancún era su lugar especial, ahí se conocieron y ahí estaban formando momentos únicos en su relación.
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Publicación en el Instagram de Matteo.
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Playa; Lutteo
FanfictionDonde Luna y Matteo hacen su primer viaje juntos a Cancún; el lugar donde comenzó su historia de amor.