❥Parte IV.

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- ¿Entonces segura que no querías chocarte conmigo? - italiano y mexicana entraban a la mansión tomados de la mano después de su corto paseo por la playa.

- ¡Yaaa Matteo, ya te dije que fue una coincidencia!

- La coincidencia más hermosa que hay. - Luna se sonrojó al escuchar esas palabras, sin importar el tiempo que tuvieran siendo novios la chica siempre se sonrojaría ante las dulces cosas que le decía su chico, sobretodo si eran en italiano.

- Chicos buenas noches, que bueno que ya están acá. ¿Se divirtieron? - Mónica recibió a los dos jóvenes con un suave abrazo.

- Hola mamá, ¡Nos divertimos muchísimo! Fuimos a comer los tacos de siempre, ¿te acuerdas? Los que están cerca del centro. ¿Y adivina qué? ¡Hay alguien que los amó! - Luna reía molestando a su novio, pues al principio decía que los tacos eran una comida rara y finalmente terminó amandolos tanto como ella.

- Bueno Matteo, parece que poco a poco ya te estás haciendo mexicano eh. Nos alegra que te guste nuestra cultura. - habló esta vez Miguel, poniendo una mano sobre el hombro del chico. Los Valente le habían tomado un gran cariño al novio de su hija, lo consideraban parte de su familia.

- Uh claro, ¿como no amar la comida deliciosa que preparan aquí? Sobretodo si es de la Chef Mónica, la mejor chef que conozco en todo México y Argentina.

Los cuatro rieron como la familia en la que se habían convertido, compartieron un momento más de platica en la cómoda sala hasta que Luna comenzó a bostezar.

- Bueno, parece que alguien ya tiene sueño. Ya es hora de irnos a descansar, ¿no? Mañana podemos desayunar en la terraza, así aprovechamos la mañana fresca. - Mónica y Miguel se levantaron al igual que Luna y Matteo, quienes no se habían soltado de la mano ni un momento.

- Me parece un excelente plan para comenzar el día. Chico fresa, te encantarán los desayunos de aquí, ¡de verdad son lo mejor que he probado! - una emocionada Luna miraba los claros ojos de su novio, ansiosa por probar absolutamente todo junto a él.

- Si lo dice la chica delivery entonces es verdad. - Matteo esbozó una sonrisa y besó la mejilla de su novia, provocando un sonrojo en ambos debido a la presencia de los Valente.

- Bien chicos, nosotros nos vamos a descansar. Los dejamos para que se despidan tranquilos. No se tarden mucho eh. - los más jóvenes asintieron algo nerviosos y se despidieron de los padres de la mexicana. Una vez se habían retirado a su habitación, Luna y Matteo subieron las escaleras en silencio, pero no era un silencio incómodo, sino uno donde simplemente disfrutaban de la compañía del otro.

- Bueno chico fresa... pues aquí termina nuestro primer día en Cancún. - se detuvieron justo frente a la puerta de la habitación de Luna, la cual estaba decorada por muchos colores y otros estampados.

La diferencia de altura entre ambos era algo bastante notable, pero era un rasgo muy tierno que los caracterizaba. En ese momento estaba bastante presente, pues estaban de pie el uno frente al otro, tomados de las manos mirándose a los ojos, formando un mágico momento para cerrar su día.

- Gracias chica delivery por este día. Desde el viaje, la llegada a la casa, la comida, el paseo... todo es increíble cuando estamos juntos. A mi no me importa si vamos al restaurante más caro o sólo caminamos por la playa, si te tengo a ti lo tengo todo.

Luna sentía que sus mejillas estallarian en cualquier momento. La cercanía con los labios de Matteo la estaba matando, así que tomó sus mejillas y plantó en ellos un merecido beso de buenas noches.

- Te quiero muchísimo Matteo. Te quiero con todo mi corazón, nunca te olvides de eso. - susurró la mexicana al separarse del beso después de unos minutos.

Playa; LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora