Después de haber pasado todo el día divirtiéndose y disfrutando de la playa, la hora de ir a casa para comer había llegado.
- ¡Matteo eso estuvo increíble! Nunca había hecho skate acuático, ¡se sintió genial! - Luna sonreía llena de felicidad mientras secaba su cabello con una toalla.
- Tampoco lo había hecho antes y estoy de acuerdo, ¡estuvo padrísimo! - Matteo rió imitando a Luna en la última palabra, remarcando la letra "r" gracias a su acento italiano, lo cual lo hacía aún más divertido.
- Cómo que hoy andas muy gracioso, ¿no, Balsano? - la castaña se cruzó de brazos e intentó mantener un semblante serio para parecer molesta ante su novio por haberla imitado, sin embargo al recordar la forma en la que pronunció aquella palabra tan mexicana y ver el divertido rostro de Matteo, no pudo evitar estallar en carcajadas contagiandolo también a él.
- ¡Lunaaaa! No te rías, sabes bien que mi acento es único y me hace aún más irresistible ante ti. - el italiano se encogió de hombros. - encantos naturales del chico fresa.
La ojiverde rodó los ojos negando con una sonrisa ante el comentario de su novio. No quería darle la razón, pero la tenía. Su acento italiano lo hacía totalmente irresistible.
- Ay dios mío, tu no cambias jamás ¿Verdad Matteito?.
- Jamás, piccolina mía. - Matteo colocó sus manos en la cintura de Luna y de un rápido movimiento la atrajo a su cuerpo con la intención de besarla, no sin antes decirle aquel apodo en italiano que sabía la haría sentir aún más enamorada.
Antes de unirse en un profundo beso, conectaron sus miradas por unos largos minutos. Eran simplemente verde y marrón entrelazados, diciéndose con una mirada lo que no podían describir en palabras.
Casi como un instinto, unieron sus labios besándose con todos los sentimientos del mundo de por medio: pasión, cariño, confianza, protección, seguridad, calidez, paz, felicidad, plenitud y sobretodo amor, mucho amor.
Al finalizar aquel profundo beso Luna colocó sus finas manos en las mejillas de su chico, juntando así sus frentes y dejando sus rostros a menos de unos cuantos centímetros, sintiendo como sus respiraciones se entrelazaban y sus corazones latían casi al mismo ritmo.
- Jamás te separes de mi. - murmuró la castaña brindándole a su novio suaves caricias en las mejillas. - Eres lo más importante que tengo, Matt. Te has vuelto una razón para sentir que el cielo me ha devuelto algún favor, porque a veces pienso que no te merezco. Sólo tú puedes hacer que mi corazón se pierda y se encuentre, cada vez que nos miramos tus ojos me llenan y me dicen todo lo que con palabras no expresamos, con un beso el tiempo se frena y en tus labios descubro cosas que jamás imaginé sentir.
Matteo se sorprendió un poco al escuchar las palabras de su chica delivery, no porque no creyera en ellas, sino porque hace apenas unos minutos se encontraban bromeando y de un momento a otro estaba expresándole todos sus sentimientos.
- Mi Luna hermosa, te prometo que estaremos siempre juntos. Todos los sentimientos que tienes aquí. - el italiano colocó suavemente una de sus manos sobre el pecho de su novia, exactamente a la altura de su corazón. - son totalmente correspondidos y compartidos. Desde que te conocí me cambiaste la vida, me enseñaste a ver el mundo desde otro ángulo y ahora... simplemente un segundo contigo es tenerlo todo, así no tenga absolutamente nada a mi al rededor si estás a mi lado lo tengo todo.
El corazón de Luna explotaría en cualquier momento por tanto amor. Sabía que había tomado por sorpresa a Matteo diciéndole todas esas palabras hermosas de un momento a otro, sin embargo algo en aquel beso, en el ambiente de Cancún o talvez en ambos, la hizo sentirse de aquella forma.
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Playa; Lutteo
FanfictionDonde Luna y Matteo hacen su primer viaje juntos a Cancún; el lugar donde comenzó su historia de amor.