❥Parte XVIII.

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Luna

Despertar entre los brazos del amor de mi vida se siente como despertar en el cielo. Abrir los ojos y que sea su aroma lo primero que aspire, sus ojos lo primero que mire y el calor de su cuerpo lo primero que sienta, es algo que no tiene precio y no cambiaría por nada en este mundo. 

- Buongiorno ragazza mia - me sonríe Matteo con una expresión de adormilado haciendo que mi día comience a la perfección desde el primer segundo. 

- Buenos días chico fresa. - me acerco a sus labios dejando un suave beso en ellos, al mismo tiempo una de mis manos acaricia su mejilla y viaja lentamente a su esponjoso cabello lleno de rulos. 

- Parece que nos despertamos al mismo tiempo, estamos conectados eh. - ríe mientras deshacemos nuestro abrazo para poder estirar un poco el cuerpo. Asiento con la cabeza sentándome en la orilla de la cama, observo que Matteo esté distraído y de un sólo movimiento jalo la sábana que nos arropaba para cubrir mi cuerpo. - ¡Chica delivery! - ambos nos carcajeamos cuando me reclama mientras utiliza una almohada para cubrirse ya que anoche habíamos olvidado volver a vestirnos para dormir.

- ¿Qué? Son mis sábanas, te recuerdo que tú fuiste quien se vino a meter a mi habitación sin ser invitado. - me cruzo de brazos intentando contener la risa para parecer seria mientras camino hacia el baño para poder darme una buena ducha. - No seas flojo, párate ya que tenemos que bajar a desayunar. 

- Amore ¿No puedo bañarme contigo? En mi habitación no hay agua. - sé que está mintiendo sólo para quedarse aquí conmigo. Lo pienso por unos segundos y cuando finalmente estoy por rendirme al ver la expresión en su rostro que lo hace parecer un niño pidiendo un dulce, me interrumpe - Dale, a muchas chicas les interesaría. - de inmediato reconozco esa frase así que decido seguirle el juego. 

- ¿Ah si? ¿Y porqué? - me cruzo de brazos fingiendo no saber de lo que habla. Él se señala y sonríe con suficiencia. 

- Sólo mírame. - muerdo mi labio divertida y niego señalando el baño con la cabeza.

- Ándale vamos antes de que me arrepienta y cambie de opinión. - observo como el sonríe guiñándome un ojo y cuando menos me lo espero me carga entre sus brazos como si de una princesa se tratara, yo sólo río agarrándome de su cuello mientras entramos al baño. 

Una vez que me baja de sus brazos abro la llave del agua caliente y mientras el se recarga en la pared mirándome yo lo señalo con un dedo y entrecierro mis ojos como si estuviera por regañarlo. 

- Sólo vamos a bañarnos, Balsano. No haremos nada más o nos vamos a quedar aquí toda la mañana y aún no estamos solos. - él hace un puchero como si fuera un niño pequeño para tratar de convencerme, sin embargo yo soy más rápida y entro de una vez por todas. - Mejor mientras me esperas cántame algo, está bien que estés de vacaciones pero tengo que tener alguna ventaja si mi novio es cantante. 

- Vaya, la chica delivery ya se puso exigente. Está bien, está bien, te cantaré pero que conste que después vas a tener que pagármelo. - suelto una pequeña risa mientras lavo mi cabello y comienzo a escuchar su dulce voz entonando Allá voy

Matteo sigue cantando una vez que es su turno de usar la regadera y yo lo acompaño en los coros de algunas canciones. Tengo que decir que cada vez que lo escucho haciendo lo que le apasiona me siento muy orgullosa de él, porque sé que está llegando muy lejos y seguirá triunfando aún más.

Una vez que estamos listos nos envolvemos cada uno en una toalla y salimos de nuevo a mi habitación tomados de la mano. Mientras nos bañábamos hicimos un pequeño trato, por el día de hoy elegiremos la ropa que va a usar el otro y veremos si conocemos a la perfección nuestro estilo y nuestros gustos. 

Playa; LutteoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora