Prólogo

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🎧 Playlist en Spotify: Dangerous Pink [1488]

Do KyungSoo pasa el dorso de su mano por su boca, limpiando el pequeño hilo de sangre que se escapa de su labio inferior. Ve al hombre frente a él que apenas puede mantener el equilibrio, al tiempo que respira con cierta dificultad; probablemente tenga fracturado el tabique. Aunque eso no le es impedimento para que, de un momento a otro, se abalance sobre él.

KyungSoo, no sorprendido por este tipo de ataques rastreros, lo toma con fuerza de sus brazos, intentando que la navaja con la que le está apuntando, la cual había mantenido escondida, no llegue a su rostro.

Gruñe antes de ganar cierta ventaja, bloqueando sus ataques, y en un último movimiento, lo empuja con fuerza deshaciéndose de su agarre; hasta que el otro sujeto termina estrellando la cabeza contra la pared del otro lado, antes que su cuerpo caiga sin rastro de energía sobre el duro colchón de prisión. Lo escucha soltar un pequeño gemido lastimero.

Da unos pasos hacia adelante evaluando la situación, que ahora está controlada. Inspecciona la celda de castigos en busca de material ilícito, pero esta se encuentra limpia; salvo por la navaja que ha quedado en el suelo, así que la guarda como evidencia.

—Ahora lo vas a pensar dos veces si intentas agredir nuevamente a algunos de los guardias —masculla hacia el hombre casi inconsciente antes de alejarse y no matarlo allí mismo, como hubiese deseado.

Luego de asegurar la celda, KyungSoo, un guardia carcelario de una penitenciaría de mediana seguridad, puede sentir cómo los nudillos de sus manos empiezan a dolerle, así como su pómulo izquierdo; por lo que intenta ignorar la incipiente molestia. En seguida, se comunica con los guardias de turno para que lleguen al lugar y se aseguren de patrullar la zona en cuestión.

Una vez controlada la situación con el prisionero, KyungSoo aprieta los dientes con la ira que parece escapar de su pequeño pero bien fornido cuerpo, y se aleja de allí. No era para menos, acaba de inmovilizar a uno de los reos más difíciles de tratar, con cargos de hurto y asesinato en primer grado; definitivamente estaba lejos de ser una buena persona.

Ese día, aquel reo había iniciado una revuelta, la cual fue rápidamente controlada por un grupo de guardias; sin embargo, uno de ellos resultó apuñalado por el prisionero, quien había utilizado un pequeño cuchillo, un arma blanca, que de alguna manera había logrado pasar todas las barreras de seguridad y terminado en sus manos.

KyungSoo niega en silencio, su compañero se debate entre la vida y la muerte, mientras que el culpable tiene un lugar dónde dormir y nunca le hace falta la comida.

«¿En qué sistema esto es justo?».

—Bien hecho, Do. Le diste lo que merecía.

KyungSoo, con una expresión apenas imperturbable, asiente levemente cuando Jeon, uno de sus compañeros, le da unas palmadas en la espalda. Ingresa a los vestuarios para deshacerse de su uniforme lleno de suciedad y rastros de sangre seca. Por fin tiene un momento para él. Se mira en el espejo de cuerpo completo, sin el uniforme puede apreciar cada una de las cicatrices en su pálida piel sobre sus brazos y pecho.

Antes de ir por el camino del bien, KyungSoo solo era un crío que solía canalizar su rabia y odio en peleas callejeras, y cuando no lo hacía en el improvisado ring detrás de un bar de mala muerte, lo hacía para defenderse de las pandillas que habitaban ese sector casi invisible para el gobierno. Eran la escoria de Seúl, el distrito más peligroso donde ningún programa social llegaba, y los jóvenes como él tenían dos caminos: unirse a una pandilla o ser un paria. KyungSoo escogió ser un lobo solitario y defenderse por sus propios medios. Pero esa vida ya no le pertenece.

KyungSoo se prepara para salir cuando es detenido por su superior.

—El reo 9510 te denunció por vulnerar sus derechos.

Sisea tras ser informado, esta vez no puede ocultar su malestar bajo una máscara de frialdad. Sus emociones son fácilmente leídas.

—El guardián Song puede morir en cualquier momento por culpa de ese criminal —espeta apretando las manos. Apenas puede contenerse—. Actué acorde a lo requerido en esa situación. En ningún momento me excedí, ni abusé de mi autoridad —dice muy seguro de sus palabras.

El muy maldito quiere joderle la vida.

—Lo sé, Do. Eres un guardia ejemplar. Sé que actúas con rectitud; sin embargo, esta situación es un poco engorrosa.

KyungSoo apenas asiente, sus ojos se mantienen fijos sobre el hombre de mediana edad, que ni siquiera lo mira directamente. Sus uñas se entierran sobre sus palmas, fruto de la ira e impotencia.

—Estuve socializando la situación con el departamento de jurídica —informa—. Para que se logre contener este episodio, los abogados creen conveniente que seas trasladado a otra penitenciaría.

—Así que, ¿seré trasladado? ¿Eso es todo?

El otro hombre asiente. A KyungSoo, francamente, le da igual. En cualquier penitenciaria encontrará las mismas ratas de siempre. Nada nuevo, nada excepcional.

—Está bien —dice tranquilamente. Su superior lo mira extrañado, tal vez esperaba un poco de renuencia frente a la última disposición—. ¿A qué penitenciaría seré trasladado? —pregunta en un tono neutro.

—La prisión de máxima seguridad en Ilsan —le comunica—. Piensa en esta penitenciaría como unas lindas vacaciones —añade de forma burlesca—, porque de ahora en adelante trabajarás en el mismísimo infierno.

KyungSoo sonríe de medio lado. Él ya ha estado en el infierno.

 Él ya ha estado en el infierno

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Dangerous Pink ||  DKS+KJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora