Tras la puerta se encontraba mi gran amigo Pablo, el hijo del chocolatero más famoso de mi pueblo natal. En cuanto lo vi me lancé a sus brazos sin importarme que Blas estuviese delante, era mi amigo y lo había extrañado muchísimo.
-Pablo-dije emocionada - ¿Qué haces por estas tierras? - pregunté extrañada, él nunca solía salir del pueblo durante las navidades.
Mi amigo se echó a reír mientras se alborotado su pelo negro azabache.
- Pues tus padres me comentaron que no ibas a ir al pueblo estas fechas y he decidido venir a verte-
El escuchar hablar de mis padres me provocó un nudo en el estómago, hacía unos dos meses que no me hablaba con ellos, es más, renegaron de mí en cuanto se enteraron de que estaba embarazada, según ellos era un deshonra para la familia. Intentaron por todos los medios convencerme para que abortara y eso fue la gota que colmó el vaso, a partir de ese día no he vuelto a saber nada de ellos. Por supuesto ni Blas, ni Álvaro ni los demás sabían de esta pelea, no era algo que debía preocuparles.
Sin embargo, no pude evitar sentirme un poco mal, al fin y al cabo eran mis padres, las personas que me habían criado y educado.
- Cariño, ¿te encuentras bien? - la voz de Blas me llevó de vuelta a la realidad, me llevó de vuelta a esa fría habitación de hospital.
- Si, si estoy perfectamente - intenté disimular lo mejor que pude y al parecer lo conseguí - Y Pablo, ¿tienes donde quedarte? - pregunté cambiando de tema.
- Pues ahora mismo iba a ir a buscar una pensión o un hotel barato - se rascó la nuca.
- Puedes quedarte en mi piso- dije automáticamente - Tengo una habitación de sobra y podrías instalarte los días que desees.-
Lo había dicho sin pensar pero Pablo seguía siendo mi amigo, además con Blas en el hospital iba a pasar poco tiempo en casa, o eso creía.
Tras mucho insistir, mi amigo aceptó alojarse en mi piso, total serían tan sólo dos días, después regresaría al pueblo. Al que no le gustó mucho este ofrecimiento fue a Blas, la verdad es que no le dí motivos para que desconfiara pero parece ser que Pablo no le cayó muy bien.El resto de la mañana transcurrió tranquila, hacia las doce más o menos decidí acercar a Pablo al piso, como no conocía la ciudad yo iría con él en su coche para indicarle como llegar.
Me despedí de Blas con un romántico beso, cosa que no pareció gustarle a Pablo, de hecho nada más girar la cara lo pude ver con el ceño fruncido y una expresión de odio en la cara. –Serán imaginaciones mías – pensé mientras recogía mi bolso y la ropa sucia de Blas.
Tras prometerle que iba a descansar y a comer algo antes de volver por la tarde, salimos de la habitación y del hospital en absoluto silencio, durante el camino hacia el coche ninguno de los dos habló, era un silencio un poco incómodo. Tenía muchísimas cosas que contarle y preguntarle pero mi amigo no parecía muy dispuesto a escucharme.
- Sube – dijo secamente cuando encontramos el coche.
Subí al coche un tanto abrumada por ese cambio de actitud, en apenas minutos Pablo había pasado de ser amable y cariñoso a ser hosco y borde.
El trayecto hacia el bloque de departamentos no fue para nada agradable, durante los quince minutos que duró el viaje ninguno de los dos abrió la boca, fue como si ninguno quisiera dar su brazo a torcer, él por seguir con su bordaría repentina y yo por orgullo, si él no quería hablar que no hablase.
Nada más pararse el coche salí corriendo hacia la puerta del edificio, si había algo que no aguantaba era la bordería y Pablo estaba sobrepasando mis límites.
- Andrea, espera – dijo a mis espaldas – No conozco la zona –
Me paré y esperé a que el subiera las escaleras con la maleta.
- Lo siento, es la costumbre – me excusé. - ¿Listo? – pregunté
Conforme andábamos, Pablo se acercaba a mí hasta llegar a un punto en el que nuestras manos casi iban unidas, por más que intentaba mantener las distancias él siempre hacia lo posible por pegarse a mí, parecía mi sombra.
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Cioccolato ( Blas Auryn y Alvaro Auryn )
FanfictionAndrea por motivos económicos se ve obligada a mudarse a Madrid, la ciudad de las oportunidades, allí se encontrará con infinitas circunstancias algunas de las cuales le harán ver na vida de otra manera. El amor es como el chocolate,dulce o amargo...