Capítulo 6

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A partir de ese día Álvaro se convirtió en uno de mis mejores amigos, siempre estaba ahí para lo que necesitara, la verdad es que le estaba muy agradecida pues mis primeros días en Madrid fueron horrorosos. Por las noches, no paraba de llorar echaba de menos mi pueblo, mi familia, la gran ciudad no era un sitio para alguien raro como yo. En más de una ocasión, en alguna de mis lloreras nocturnas llamaba a Álvaro y fuera la hora que fuera él siempre acudía a mi casa con una sonrisa.  Con él me sentía segura, con él podía ser yo.

Esto era mi situación con Álvaro, en cuanto a Blas no lo había vuelto a ver desde aquel día en el hospital era como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra, aún lo negara seguía sintiendo algo muy fuerte por Blas pero después de lo que me dijo en el hospital me había defraudado y mucho.

Álvaro no sacaba mucho el tema ya que sabía que eso me ponía mal asique se pasaba todo el día contando las payadas diaria de Carlos o los folleteos nocturnos de David.

Echaba mucho de menos las charlas chocolateras con Carlos, además como se enterara donde trabajaba no me lo iba a sacar de encima, también echaba los continuos piques entre Dani y David y para qué negarlo también echaba de menos a Blas.

Los días fueron pasando poco a poco, Álvaro no podía acudir a mi casa tan a menudo ya que tenían que ensayar para la gira, si me había informado de que eran uno de los grupos con más proyección y que estaban arrasando, asique eso le ocupaba mucho tiempo, además yo también estaba muy atareada con el trabajo, sobre todo desde que abrimos una parte especializada exclusivamente en chocolate.

Decir que el trabajo me apasionaba era quedarse corto, trabajar en esa pastelería fue una de las mejores cosas que pude hacer, Vero era una chica genial y estaba igual de loca que yo, en más de una ocasión los clientes nos pillaron en plena guerra de harina asique ya os podéis imaginar.

El mes de octubre entró sin pedir permiso, las calles estaban mojadas y el olor a asfalto húmedo inundaba la calle. Como todas las mañanas desde que llegara a Madrid, me levanté bien temprano para adelantar algunas tareas que tenía pendientes.

Una de las tareas era empezar a guardar la ropa de verano pues el frío comenzaba a aparecer y tenía que hacer sitio para poner toda la ropa de abrigo. Me encontraba guardando uno de mis pantalones favoritos, concretamente el pantalón que llevaba puesto el día en el que tuve el accidente, desde ese día no me lo había vuelto a poner. Estaba doblándolo de manera que ocupara menos espacio cuando vi aquel papel. No tenía ni idea de que se trataba asique con sumo cuidado lo desdoblé y me quedé de piedra al leerlo

“Andrea, si estás leyendo esta nota quiere decir que fui lo suficientemente listo para meterte el papel en el pantalón sin que Claudia se diera cuenta.

Siento haberte dicho todas esas palabras, sé que fui muy duro contigo y que te quedaste destrozada, claramente fui un imbécil al negar nuestro beso. Te amo, he esperado toda mi vida por alguien como tú. Fueron pocas las ocasiones en las que estuvimos juntos sin pelearnos o sin dirigirnos miradas de odio pero cada vez que estaba contigo el mundo se paraba y eso me encantaba, contigo sentía que podía ser yo mismo que no tenía que aparentar algo que no soy.

Te preguntarás el porqué de este papel en lugar de quedar y decírtelo a la cara, todo tiene una explicación, una explicación no muy agradable.

Por favor en cuanto leas esta carta, destrúyela no quiero que nadie más aparte de ti la lea.

Te quiere.

Blas”

Ahora más que nunca necesitaba hablar con él, aclarar las cosas, pero había algo que no me gustaba, presentía que algo malo pasaba.

Cioccolato ( Blas Auryn  y Alvaro Auryn )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora