Capítulo 2

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El tren siguió su curso por las curvilineas vías provocandome unas odiosas nauseas, Dani que estaba contándome su vida pareció darse cuenta de la situación y me hizo tumbar a lo largo de los asientos, colocando mi cabeza sobre sus piernas. Agradecí el gesto, me empezaba a encontrar realmente mal.

Blas observaba la situación desde los asientos de enfrente con una cara que era una mezcla de odio y preocupación.-Que raro es-pensé.

Las nauseas fueron disminuyendo por lo que poco a poco fui reincorporándome sobre el asiento, Dani que hasta ese momento no paraba de mirarme preocupado, cogió el móvil de una de sus mochilas y se puse a hablar a saber con quien. Yo me puse en la ventana a ver la vida pasar, me enfrasqué tanto en mis pensamiento que me aisle del mundo y de la conversación que tenía lugar en ese andén.

Unos golpecitos en mi espalda hicieron que volviera a la realidad, me giré y me encontré con unos ojos color miel y con un chico con los labios manchados de chocolate.

- Chica que mira por la ventana, ¿no tendrás cambio para la máquina, no?es que quiero comprarme algo de chocolate, bueno lo necesito, no me sienta muy bien viajar en tren-dijo haciendo una mueca.

- Espera que miro en el bolso, y tranquilo yo odio los trenes- le dije con una sonrisa mientras buscaba algo de dinero.- Toma aquí tienes, creo que es suficiente- dije tendiéndole el dinero.

- Oh muchísimas gracias, me acabas de salvar la vida, por cierto me llamo Carlos- dijo chocándome las manos.

- Encantada, soy Andrea- contesté sonriendoles.

Unas vez que el Carlos consiguió el dinero necesario para la máquina se quedó parado enfrente de esta indeciso. Era muy cómico verlo ahí quieto poniendo las caras más graciosas que he visto en mi vida. Me levanté del asiento y le toqué en la espalda asustándolo.

- Dios que susto Andrea- dijo pegando un salto- pero no te rías que no tuvo ni pizca de gracia.

- Lo siento- dije poniendo morritos- Necesitas consejo-

- Pues ahora que lo dices sí, no se cual coger hay taaaaaaaantos- dijo alargando la a- el chocolate es mi pasión y esta máquina es el paraiso-

- Pues yo te aconsejo que cojas el chocolate negro y después una bolsa de frutos secos, ya verás la explosión de sabor-

- Ummm parece que sabes de lo que hablas, te haré caso- dijo convencido.

Dejé a Carlos en la máquina y salí al pasillo, necesitaba estirar las piernas urgentemente, esos asientos me estaban matando. Por el camino vi a Blas comiéndole la boca a una rubia de bote, sin motivo alguno eché a correr hacia mi vagón y cerré dando un portazo.

No entendía nada, no entendía por que me había sentado mal ver a Blas besándose con otra chica, estaba en su derecho, era libre de hacer lo que le viniera en gana.

En esos momentos necesitaba más que nunca echarme a llorar, llorando todo se solucionaba ¿ o no ? en el instante en el que estaba a punto de derrumbarme apareció uno de los chicos, estaba cabizabaja así que no podía ver de quien se trataba, pero por las manos llenas de una extraña mezcla de pistachos y chocolate supuse que sería Carlos.

- Andrea eres un genio!! Tenías razón, el chocolate mezclado con los frutos secos está de muerte- dijo agachándose a mi lado- Ey ¿estás bien ?, ¿ porqué estás llorando?

No tenía ganas de hablar con nadie, cuando me enfadaba o me hacían daño me encerraba en mi misma creando una fuerte coraza a mi alrededor.

Al ver que no contestaba ni reaccionaba, salió por donde vino, dejándome otra vez sola en ese maldito vagón. Ahora más que nunca quería estar en mi pueblo, por lo menos ahí podía ir al bosque y evadirme del mundo.

Cioccolato ( Blas Auryn  y Alvaro Auryn )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora