Él , que era consciente de su erección, comenzó a frotarse rapidamente contra mi provocando en mí gemidos de placer, gemidos que eran silenciados por sus salvajes besos. No podía más, si seguí así me mataría de placer. Tras unos cuantos lametones a mis pechos por encima de mi ajustada camiseta, me levantó como pudo y me volvió a meter en el baño, allí cerró la puerta y retomó lo que estaba haciendo, sólo que ahora había una diferencia y era que ambos estábamos desnudos, si estuviera lo bastante sobría en ese momento me estaría muriendo de vergüenza pero los efectos del alcohol me ayudaron a desinhibirme salvajemente.
Sus besos aumentaban de intensidad, sacándome pequeños gemidos de aquellos lugares donde me estaba dejando los besos. Su recorrido terminó en mi más preciado clítoris, al llegar ahí comenzó a pasar su lengua de arriba abajo, chupaba, chupaba y chupaba a una velocidad de vértigo, estaba en el paraíso. Su lengua inspeccionaba las más profunda cavidades de mi vagina sacándome incesantes gritos de placer.
- Umm- Aaaaah álvarooo no pareeeeeeeeees que me vengooooo- decía mientras le llenaba la cara de mis líquidos internos, él lejos de apartarse comenzó a beber de aquel líquido, lo saboreaba como si de chocolate se tratase.
Este fue uno de los mejores orgasmos de mi vida pero no se iba a quedar ahí, ahora era mi turno, era el turno de demostrarle a Álvaro que si quería podía matarlo de placer. Manteniendo la misma postura, comencé a besar a álvaro salvajemente desde el lóbulo de las orejas hasta su ya palpitante mienbro.
A medida que mis besos iban bajando, los gemidos de Álvaro iban aumentando, su ansia de empotrarme contra la pared aumentaba, pero aún no era el momento. Decidí ser mala y en lugar de sacarle los boxers, le comencé a acariciar su grueso miebro por encima de la tela, notaba como Álvaro se moría de placer, sus gemidos lo delataban, sin pensarmelo dos veces le bajé los boxers. Tenía ante mí uno de los penes más grandes que había visto en mi vida, ante tal belleza no pude evitar relamerme de gusto.
- Ummm- dije pasando mi lengua por sus testículos, haciendo que álvaro gimiera de placer y pidiera más.
Yo estaba dispuesta a satisfacerle, al fin y al cabo gracias a él alcancé uno de mis mejores orgasmos, me sentí en deuda con él, se lo debía. Agarré con suma delicadeza su enorme miembro y comencé a deslizar mi lengua de arriba a abajo aumentando la velocidad por momentos, notaba como Álvaro estaba a punto de venirse, lo notaba en su cara de placer, lo notaba en su miembro cada vez más palpitante. Al parecer álvaro tenía otros planes que no consistía en correrse en mi cara, en una de mis chupadas, me lo sacó de la boca y subiéndome al lavabo me separó las piernas e introdujo poco a poco ese enorme miembro. Al principio dolía y mucho, era muy gruesa y mi canal muy estrecho, no pude evitar gritar de dolor, me estaba desgarrando por dentro. Con delicadeza consiguió introducirmelo y comenzó a embestirme fuertemente, yo gritaba de placer mientras me agarraba al lavabo para no caerme. Sus embestidas comenzaron a aumentar la velocidad hasta tal punto que pensé que me moría allí mismo de placer, pronto comprendí a que se debía tal aumento de velocidad, bueno más bien lo note, noté como se corría dentro de mí inundándome por dentro. Una vez desacargado, sacó su miembro de mi sexo húmedo y yo con ganas de más decidí limpiarselo con la lengua, sabía realmente bien, una vez bien limpio él comenzó a dejar pequeños besos en mi espalda hasta conseguir que me quedase dormida encima del lavabo.
Me despertaron unos gritos tras la puerta del baño, al parecer me había quedado dormida durante una hora, por lo que supuse que quedaría menos de una hora para llegar a Madrid.
Los gritos eran cada vez más fuertes asique decidí ir a investigar a que se debía tanto ruído, me vestí lo más rápido que pude y me peine para evitar cualquier pregunta incómoda. Respiré hondo y abrí la puerta. Tras la puerta se encontraban los cinco chicos discutiendo entre ellos, bueno los que más discutían por así decirlo eran Blas y Álvaro, ahora faltaba saber el porqué.
Me acerqué a ellos con la intención de que me explicaran que fue lo que pasó para que se estuvieran gritando pero Carlos se interpuso en mi camino.
- Andrea, es mejor que te vayas al vagón, faltan menos de 30min para llegar y deberías tener todo preparado.- me dijo Carlos seriamente.
Le hice caso, lo último que quería era meterme en problemas, me dirigí al vagón 7 y me senté en mi asiento, no recordaba lo cómodo que era, claro que cualquier cosa es más cómoda que un lavabo. Al pensar en el lavabo vinieron a mi mente numerosas imágenes de lo que sucedió allí dentro con Álvaro, imágenes que tardarían mucho en desaparecer de mi cabeza.
En estos momentos tenía en la cabeza un lío tremendo, por un lado estaba Blas el cual me gustaba pero era un imbécil, después estaba Álvaro, con quien eché uno de los mejores polvos de mi vida. Con suerte al llegar a Madrid cada uno iria por su lado.
Parece que Carlos tenía razón y faltaba poco para llegar, tras las ventanas se podía ver un paisaje totalmente diferente, atràs quedaron los árboles y los terrenos desiertos ahora pasaban ante mi pequeños pueblos de las afueras de Madrid.
Me acurrucó contra la ventana e intenté descansar un poco, la resaca nunca era buena, pero como siempre que quería descansar pasaba algo, Blas aprovechó ese preciso momento para realizar su aparición estelar en el vagón. Traspasó la puerta sin sacarme los ojos de encima, parecía algo molesto la verdad, mientras el tomaba asiento, yo volví a mi mundo lejano.
La tensión se palpaba en el ambiente, ninguno se atrevía a abrir la boca, nos limitabamos a echarnos miradas asesinas. En esos momentos comprendí el verdadero sentido de la frase “...si las miradas matase...” si fuera verdad eso yo ya estaría muerta y mas que muerta.
Cerré los ojos con fuerza, no soportaba esa situación, cada vez apretaba más los ojos hasta que no pude evitar soltar un grito de dolor. Al instante tenía a Blas a mi lado preocupado.- Este chico es bipolar o algo-pensé. Él, lejos de mantenerse quieto, intentó por todos los medios que abriera los ojos, al cabo de unos minutos lo consiguió.
Mis ojos rojos por la fuerza ejercida se encontraron otra vez con aquellos profundos ojos azules. Nuestros rostros se fueron poco a poco acercando, sus labios rozaban mis labios produciéndo que miles de mariposas revolotearan en mi estómago.
¿ Qué me estaba pasado? Hace una hora estaba haciendo el amor con Álvaro en el lavabo y ahora esto.
Nuestro intento de beso se fue frustrado por la inoportuna llegada de Álvaro, al parecer se sentía solo por eso se vino a mi vagón para estar conmigo decía.
Me encontraba entre dos bombones y no sabía que decir, tenía miedo a cagarla. Giré mi cabeza y me encontré con una de las mejores sonrisas, Álvaro no me sacaba los ojos de encima, pero no era el único, porque Blas también tenía la mirada puesta en mi. En ese momento solo quería que la tierra me tragase, era una situación muy incómoda teniendo en cuenta que los dos eran amigos y Blas supuestamente tenía novia.
En esos momentos un huracán rubio irrumpió en el vagón, provocando que Blas se levantara acto que ella aprovechó para comerle la boca.
La escena se reducía ahora a Blas y la rubia besándose como si el fin del mundo se tratase, en cuanto a mi en esos momentos lo único que se me ocurría era encogerme en mi misma y meter la cabeza entre las piernas. No sabía porque me pasaba esto, yo no era así, en sólo unas horas creció en mi un sentimiento hacia Blas, un sentimiento que tardaba mucho en aparecer. Pero por mucho amor, cariño o yo que sé que sentimiento, Blas se limitaba a restregarme su supuesto amor por la rubia, ojalá fuera yo esa rubia.
Álvaro ajeno al remolino de sentimientos que había en mi cabeza, pasó el brazo por mi espalda, parecía conocer lo que sentía en esos momentos.
Manteniendo la misma posición, llegué a una conclusión : Estaba enamorada de Blas. El problema venía ahora, Blas tenía una novia espectacular y no la iba a dejar una cuaquiera como yo. Pero luego estaba Álvaro....
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Cioccolato ( Blas Auryn y Alvaro Auryn )
FanfictionAndrea por motivos económicos se ve obligada a mudarse a Madrid, la ciudad de las oportunidades, allí se encontrará con infinitas circunstancias algunas de las cuales le harán ver na vida de otra manera. El amor es como el chocolate,dulce o amargo...