Año 2150
Un siglo después de la Tercera Guerra Mundial, producida por la lucha codiciada entre las naciones para acaparar los escasos recursos naturales existentes y obtener un extraño metal líquido recién descubierto, la tierra ha quedado devastada...
Antes que cualquier otra cosa, quiero agradecerles que estén aquí, dándole una oportunidad a esta nueva historia. Si bien, los escritores hacemos esto para nosotros mismos, también esperamos tener una comunidad lectora que disfrute y guste de lo que creamos.
Como ya he mencionado en otros libros, la música es fundamental en mi ritual de escritura.
Por eso, he elegido una lista de reproducción muy especial y gran parte de las canciones que me inspirarán a escribir Ava, Híbrido Puro, pertenecen a Muse, una de mis bandas favoritas.
Sus composiciones son futuristas, revolucionarias, románticas, apocalípticas, bélicas, muy inteligentes, anti conspirativas y supremamente únicas. Todo eso es precisamente lo que caracteriza esta historia, por eso cae como anillo al dedo.
🖤💙🖤
Espero que Ava, Híbrido Puro, los atrape desde el comienzo hasta el final.
M. M. B. Cardona.
7 de abril de 2021.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Prólogo
Aurora decidió ayudar a su hijo mayor a cargar los contenedores de refrigeración y los bidones de plástico vacíos a la parte trasera de la camioneta. Le dolió un poco la parte baja de la espalda por esa vieja molestia que la venía aquejando desde que tuvo a Santi. Y desde luego, tampoco contribuía a su mejoría que todos los días cargara con tierra y tarros de agua demasiado pesados.
Pero nada le dolió tanto como ver la forma en que la carne se pegaba a las costillas de Emil cuando éste montó el último contenedor. Los dedos de las manos largos y más finos de lo que deberían ser en un muchacho de quince años con buena complexión.
La mano de Aurora jugueteó con las llaves de la camioneta de manera bastante agresiva. Los bordes serrados del metal se le clavaron en la carne. Ella apenas respingó. No podía arrepentirse ahora de la decisión que había tomado.
Demasiado tarde.
-¿Eso es todo, mamá?
La voz de Emil la sacó de su ensimismamiento. Aurora asintió.
Él no pareció convencido.
-No llevas semillas ni leche, sólo contenedores vacíos – razonó señalando la camioneta - ¿Qué es lo que vas a intercambiar?
