-¿Cómo te encuentras?
Avalyn estaba recostada en la cama de su habitación con una cobija suave encima. Le habían dado analgésicos para el dolor de cabeza, pero todavía le ardía la garganta de tanto toser para expulsar toda el agua que había tragado.
Las imágenes nocturnas y tranquilizantes emitían destellos tenues que tenían por objetivo ayudar a dormir a su ocupante. No había paredes sino paneles visuales que se controlaban con un mando a distancia y variaban de forma automática cada cinco minutos, enseñando distintos paisajes artificiales. Había una cómoda alta con compartimentos donde Avalyn apilaba todos los libros que Helena le regalaba y un armario inteligente que armaba conjuntos diferentes de acuerdo a su gusto.
-Mejor – contestó ella llanamente.
Helena avanzó hacia el interior, cerrando la puerta tras de sí. Se sentó sobre la cama con una expresión abierta de desconsuelo.
-He pedido que te trajeran la comida hasta tu habitación.
-No es necesario. No tengo hambre.
El semblante de Helena se tornó severo. Era una mujer madura, con un sentido del deber y la disciplina muy arraigado. Era rubia, alta y un poco corpulenta, con unos ojos castaños que lo observaban todo atentamente. Tal era su inteligencia que se veía obligada a visitar otras Colonias muy a menudo cuando su conocimiento era requerido. Ella había dirigido la operación que salvó la vida a Avalyn y a muchas personas. Dominaba con mucha destreza el arte de la diplomacia y la cortesía, por lo que también era una de las encargadas de lidiar con los asuntos burocráticos y había establecido relaciones muy estrechas con los Miembros Premium más prestigiosos.
Su mente era brillante como ninguna. Helena Ferben había realizado numerosos estudios e investigaciones referentes a la química, biología, experimentación e innovación tecnológica cuando esta involucraba el campo médico. Era una erudita de la ciencia que también sentía gran interés por la psiquiatría. Tenía, además, la capacidad de tomar decisiones con la cabeza fría, sin que sus emociones mediaran en ello. Siempre propendía por el bien y la protección de todos los habitantes de La Colonia. Vestía con suma elegancia y su porte era altivo, firme. Todos esos atributos despertaban respeto, admiración y obediencia en todo el mundo sin que ella tuviera que alzar la voz en absoluto. Al igual que a Avalyn, le encantaba pasar tiempo con los niños, les llevaba obsequios pensando en los gustos particulares de cada uno y también jugaba con ellos cuando encontraba un espacio disponible entre sus numerosas funciones y actividades.
Avalyn la admiraba más por esto último que por cualquiera de esas otras razones. Helena había salvado a los chicos de un futuro incierto allá fuera, donde las posibilidades de sobrevivir descendían drásticamente para cualquier ser humano.
Y a pesar de todo eso, no comprendía por qué no se sentía tan a gusto en ese momento de tener a Helena al lado, como antes. La habitual sensación de seguridad se había desvanecido.
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Ava, Híbrido Puro, Libro I 🏳🌈
Science FictionAño 2150 Un siglo después de la Tercera Guerra Mundial, producida por la lucha codiciada entre las naciones para acaparar los escasos recursos naturales existentes y obtener un extraño metal líquido recién descubierto, la tierra ha quedado devastada...