Las lágrimas recorrían el rostro de Avalyn mientras movía el pincel.
Estaba tan ensimismada y concentrada en lo que hacía, esforzándose por recordar cada detalle del rostro de su amiga, que no percibió la silueta que se aproximaba a ella desde atrás.
Sus sentidos estaban agudizados, pero lo mismo ocurría con sus sentimientos. La alegría, la abnegación y el amor eran las emociones que predominaban en Avalyn, y era una dicha poder experimentarlas a flor de piel, con mucha más fuerza que el humano promedio. Desafortunadamente, la tristeza también era una de ellas y por eso, cuando sufría, lo hacía con mucha más intensidad.
-Es hermosa.
Avalyn se sobresaltó, pero no se giró.
Valeria apareció en su campo de visión, aunque no la miraba a ella. Sus ojos estaban enfocados en la pintura que había sobre el caballete metálico.
En ella se veía el rostro afable, sonriente y radiante de Taxa. Los rizos plateados ondeaban al viento libremente, un efecto que Avalyn consideró perfecto. Los ojos de Taxa centelleaban con fuerza, proyectando la dulzura y pureza de su ser; los labios sonrosados sonreían tenuemente, trazando una curva en sus mejillas que acentuaba los pequeños hoyuelos. El retrato era de medio cuerpo, justo hasta donde iba su armadura mecánica. Avalyn eligió un fondo sencillo, líneas y espirales de un color azul oscuro como el cielo nocturno. Ese tono resaltaba la palidez impoluta del rostro de Taxa, así como el blanco platinado de su cabello.
Si Avalyn no la hubiera conocido, habría pensado imposible que existiera un ser, Híbrido o no, tan bello como el que había pintado.
-No pretendo molestarte – prosiguió Valeria luego de un instante, al notar el silencio prolongado de Avalyn -. Sólo quería admirar tu obra de cerca. Te dejo tranquila.
-No me molestas – se apresuró a decir al ver que ella se volvía.
Valeria miró a Avalyn de esa forma tan intensa que a ella se le hacía tentadoramente insoportable.
-¿Por qué siempre estás triste?
-No es así – Avalyn se restregó los ojos y respiró hondo -. Sólo estaba recordando. Y lo que recordaba era feliz.
-Sí, ya me di cuenta. Todos somos infelices aquí pero tú te esmeras – ironizó.
-Yo soy muy feliz. Tengo libros, una habitación cómoda, dispongo de toda la comida y agua necesarias para vivir.
-Y también buenos materiales.
Valeria alargó la mano y fue a tomar uno de los pinceles que había en el cuenco.
Uno de los Agentes Grises se adelantó como una exhalación. Siempre había alrededor de dos o tres en cada uno de los salones lúdicos.
-Híbrido C-206, no tienes permitido acceder a utensilios afilados, alargados, duros o metálicos que puedan representar un peligro para tu propia seguridad o la de los demás.
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Ava, Híbrido Puro, Libro I 🏳🌈
Science-FictionAño 2150 Un siglo después de la Tercera Guerra Mundial, producida por la lucha codiciada entre las naciones para acaparar los escasos recursos naturales existentes y obtener un extraño metal líquido recién descubierto, la tierra ha quedado devastada...