🧬 Capítulo 2 💉

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Una vez abandonó el ala infantil, Avalyn se dirigió a la granja que estaba en el décimo piso.

Había tres vacas, un toro, ocho caballos, media docena de cabras con su macho cabrío y algunas crías; gallinas y gallos en sus respectivos galpones, muchos conejos, un quinteto de gatos bravucones encargados de intimidar a los demás animales y una docena de perros de distintas razas. También había unos cuantos pavos, codornices, loros y periquitos.

Avalyn distribuyó la comida con la ayuda de William, el cuidador encargado. No era un deber que recayera sobre ella en sí, pero formaba parte de las actividades que desempeñaba con todo gusto para sentir que era útil y evitar caer en el tedio. Aunque tenía libros, podía pintar y hacer ejercicio moderado dentro de La Colonia, la vida de Avalyn era sumamente repetitiva y monótona. Sólo encontraba placer en pasar tiempo con los niños, alimentar a los animales y contribuir al crecimiento de las plantas.

Esta última sí que era una labor que Helena le había encomendado de manera especial y precisa. Las plantas y los árboles jamás crecerían tan rápido ni darían frutos tan abundantes si su mano prodigiosa no estuviera de por medio.

Los jardines no prosperaban de la misma forma si no era Avalyn quien los regaba.

-¿Otra vez te atacaron las cabras? – inquirió cuando observó el moretón oscuro y abultado que se le había formado a Will cerca de la muñeca derecha. Parecía una contusión.

Él asintió sin detenerse. Estaba atando las pacas de heno en un extremo de la cerca para que los caballos comieran.

-Sí. Son más fuertes y problemáticas de lo que parecen. Están en calor y eso parece alborotarlas todavía más.

-Más vale que te cuides – sonrió Avalyn -. Si consideran que un macho no es suficiente para todas, seguirán contigo.

-Ja, ja – ironizó él -. Deberías ir corriendo a buscar el sentido del humor que se te escapó.

Aquello la hizo reír más todavía.

Luego de dejar comida y agua en los abrevaderos, Avalyn y Will se dejaron caer sobre la hierba y descansaron un rato. Ella le pidió que le permitiera ver su mano.

-¿Cuánto llevas con la hinchazón?

-Desde hace dos días.

-¿Y no te han dado medicamentos para bajar la inflamación? Se ve que es doloroso.

Will la miró como si fuera tonta.

-Nadie va a desperdiciar medicina ni recursos en mí. Me conformo con que me den la ración de alimentos diarios para poder llevarles a mis padres.

El semblante de Avalyn se ensombreció e intentó ocultar su tristeza de William, sin éxito alguno. Puso su mano sobre la de él, justo en donde estaba el moretón.

Ava, Híbrido Puro, Libro I 🏳‍🌈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora