Año 2150
Un siglo después de la Tercera Guerra Mundial, producida por la lucha codiciada entre las naciones para acaparar los escasos recursos naturales existentes y obtener un extraño metal líquido recién descubierto, la tierra ha quedado devastada...
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-¿Qué hace ella aquí?
Julieth miraba a Avalyn con el ceño fruncido y los brazos mecánicos cruzados.
Valeria se plantó con firmeza.
-Viene conmigo – masculló alzando la barbilla con altivez -. Tiene tanto derecho a estar aquí como cualquiera de ustedes.
Julieth estaba sentada en una de las gradas junto con Benji, Michael, Emm y Axel.
Sus dos brazos y parte de sus clavículas estaban hechas de Vulkanio, pero ella no se avergonzaba en absoluto y los enseñaba poniéndose tops cortos sin manga. De hecho, la habían apodado "puños de acero" porque los empujones juguetones que daba mandaban a quien los recibía, directo a la sala de cuidados clínicos.
La cabeza de Benji era mitad mecánica, al igual que su cerebro. De un lado del perfil, parecía que era completamente humano, pero del otro, completamente máquina. Era el único que podía salir de La Colonia con Los Agentes Grises y El Escuadrón Híbrido. Avalyn no sabía lo que hacía afuera, pero siempre que volvía, se agregaba un integrante nuevo al grupo de Híbridos. Quizá tuviera que ver con su habilidad que era el rastreo y la localización. Helena decía sobre Benjamin que él tenía pesadillas en las que veía a niños y adolescentes en peligro; cuando despertaba, rememoraba la ubicación exacta de donde estaban y los Agentes acudían con él para rescatar al chico en cuestión.
Lo que Avalyn no comprendía muy bien era por qué se veía tan desolado y cabizbajo cuando llegaba de sus actividades de búsqueda y rescate. Benji hacía lo correcto.
El brazo derecho de Axel era mecánico y con él reparaba, construía e inventaba diversos artefactos. Era el técnico más hábil dentro de La Colonia Trece. La columna vertebral de Emm había sido injertada con tornillos, pernos y varillas de Vulkanio. El color platino de su nueva espina dorsal luminiscente sobresalía y centelleaba incluso a través de la tela de su overol. Era increíblemente fuerte físicamente, además de ser el más alto entre todos los chicos.
Michael sí que era un caso especial y muy interesante. Al principio, había sido una chica, al menos cuando fue rescatado. Lo primero que reemplazaron los Doctores cuando lo intervinieron fue su vientre, ya que había recibido un impacto de bala por parte de los integrantes de una tribu errante y violenta. La bala había destrozado varios de sus órganos internos. No obstante, con el pasar del tiempo, fue manifestando la necesidad de cambiar otras partes de su cuerpo que, según él, no reflejaban la identidad real que ya tenía tan bien definida en su mente y alma. De esa manera, quería que también su exterior estuviera en armonía y concordara con la forma en que él se veía a sí mismo. Era un chico en cuerpo de chica. Helena fue algo escéptica y le dijo a Michael (ese fue el nombre que quiso adoptar una vez despertó y se recuperó de las primeras cirugías) que presentaría el caso ante el consenso de Miembros Premium ya que ellos eran los que proveían todos los servicios fundamentales a Las Colonias, como alimentos, agua, instrumental médico y técnico, maquinaria, electricidad y propiedades mobiliarias como inmobiliarias. Eran ellos los dueños de los búnkeres más lujosos y todos los terrenos sobre los que habían sido construidas Las Colonias.
