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Anoche me dormí temprano cansada tanto de trabajar, como de llorar. No me costó demasiado quedarme profundamente dormida. Desde que mi relación con Jimin comenzó, todos los días desbloqueo un recuerdo, desaparezco un miedo y tomo más fuerza de la que jamás hubiera imaginado. No diría que está naciendo una nueva yo, diría que mi verdadero yo está siendo recuperado, gracias a la pequeña familia en la que me acaban de adoptar. Abrir los ojos no me resulta difícil. No necesito despertar a mi cerebro porque, aparentemente, esta vez se despertó antes que el resto de mi cuerpo. Me siento renovada, totalmente diferente a como me sentía ayer.

La energía que fluye dentro de mí, es como una máquina de vapor a toda potencia. Me levanto de un salto, saludando al nuevo día con una sonrisa al tiempo que busco la música más alegre que encuentro. Música electrónica de los 90, es una buena opción para arrancar un día con todas las pilas bien puestas. Bailando, voy hasta la cocina en búsqueda de mi café y en lugar de sentarme a la mesa a mirar a la nada, salgo al balcón para bañarme del sol de primavera. Apoyada contra la baranda, bebida en mano, observo el río correr mientras la brisa fresca acaricia mi rostro. Creo que es la primera vez que aprecio, realmente, la belleza de Seúl. Muy a lo lejos, la cima del monte Achasan se levanta majestuosa entre las nubes. Increíblemente todavía no fui a visitarlo, a pesar de que me encuentro a escasos cuarenta minutos de viaje. Paso un largo rato afuera mirando el paisaje urbano, tan atareado como siempre porque esta ciudad nunca descansa.

Al terminar mi café, regreso adentro, lavo mi tasa y veo a Valentina todavía descansando sobre los almohadones. En este horario no debería molestar a nadie, es día laborable así que están todos fuera de casa. Guitarra en mano, me mudo hacia mi oficina. En mi escritorio tengo un micrófono, para cuando necesito tener guías en audio y en la PC tengo instalado un programa de grabación, justamente por la misma razón. Mientras preparo todo, siento que mi corazón empieza a latir totalmente desbocado. Es ansiedad, lo sé, pero esta vez voy a seguir un consejo que Jill me dio años atrás, al que jamás le presté atención: "Cuando sientas miedo déjalo ir, nunca sabes que puertas pueden abrirse una vez que te liberas de él".

Nunca antes un botón rojo me había parecido tan amenazante, voy a hacerlo de todos modos. Respiro hondo un par de veces, enciendo el micrófono, presiono el botón y los primeros acordes empiezan a salir desde el cuerpo de Valentina. Cierro mis ojos, concentrándome en cada movimiento de mis dedos sobre los trastes, en cada nota que sale desde mi garganta. Intento hacerlo lo mejor posible, no quiero entregarle a Yoongi una porquería, pero cómo no quiero escuchar la grabación es preferible que lo haga en una sola toma. Sólo grabo dos de las diez canciones. El resto de ellas quedará en el recuerdo, junto con mi banda y mis adorables compañeros a los que todavía añoro.

Terminada la sesión de grabación, ya con los archivos mp3 guardados, decido enviarlos inmediatamente a Yoongi para sacarme esto de encima rápidamente, antes de arrepentirme. No tengo su teléfono, no me queda otra más que recurrir a Jimin para pedírselo.

Vic: Hola, cariño. ¿Cómo va tu día? Espero que hayas descansado bien anoche. Necesitaba pedirte un favor ¿podrías pasarme el número de Suga?

Jimin tarda un buen rato en responderme, debe estar ocupadísimo con eso de la presentación que se les viene encima. A la media hora, aparece su respuesta en mi pantalla.

JM: Hola Noona, te he extrañado mucho... Mi día está siendo agotador pero estoy bien, cariño. Tengo muchas ganas de verte. Por supuesto que puedo pasarte el teléfono de Yoongi ssi: 02 777 9123. Seré curioso ¿para qué lo quieres?

Amor inesperado/PJM✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora