Cap. 40

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Ya me había puesto mi uniforme el cual me quedaba un poco grande por perdida de peso pero todavía se acomodaba a mi cuerpo, baje a la sala común donde me estaba esperando Blaise. Al llegar lo encontré sentado en uno de los sofás de cuero negro con la mirada perdida y ¿triste?

Me acerqué a él y cuando vi su rostro cabizbajo y par de ojos oscuros apagados algo de mi se revolvió entre confusión y pesar.

Mi Zaza nunca estaba triste, tampoco estaba mal que lo estuviera pero me parecía raro. Él siempre me había aportado ese aire de confianza, alegría, esa vibra tan bonita y enérgica que transmitía con tan solo hablar. Así que no pude evitar preguntarle al respecto.

-Blaise, ¿qué tienes?

Su mirada se encontró con la mía, estaba vacía.

-Fui rechazado.

Blaise Zabini, uno de los chicos más deseados por las chicas de Hufflepuff, Slytherin y Ravenclaw fue rechazado.

Pero desde que lo conocí siempre supe quien fue su interés principal, Pansy. La única persona que podía ponerlo de esa manera era ella.
No hacía falta preguntarle, era mi mejor amigo y sabía perfectamente que de ella se trataba.

-¿Cómo?

-Cuando te alejaste de mi Pansy se me acercó, pasábamos tiempo juntos, reíamos y hablábamos de cualquier cosa. Ayer después de salir de tu habitación le di una carta que llevaba tiempo escribiendo, redacté todo lo que ella me hacía sentir.

Me senté junto a él sobándole su espalda y continuó.

-Baje temprano hoy porque sabía que ella igual lo hacía, quería saber su respuesta, cuando la enfrente me dijo delante de Draco y sus secuaces "Jamás estaría con alguien como tú, ¿enserio eres tan patético como para confundir caridad con cariño?". Todos se rieron de mi y ahora soy el hazme reír de todo Slytherin.

Cuando termino de hablar una chispa de rabia se encendió dentro de mi, siempre había pensado que Blaise era mucho para ella, merecía a una chica mejor pero, sin embargo, él seguía gustando de ella. Era gracioso, atento, tierno, volátil, creativo, el mejor chico que haya conocido y esa zorra se atrevió a avergonzarlo de esa manera.

Me dediqué a abrazarlo, hablar no era la mejor opción, no podía hablar mal de ella porque él la quería y aunque le dijera diez mil cosas horribles que ella haya hecho él la seguiría queriendo, porque así es la gente enamorada, masoquista.

Él decidió saltarse el desayuno y yo con toda mi rabia baje al gran comedor. Mi temperamento estaba como gasolina y al más mínimo contacto con fuego explotaría.

Me senté en la mesa de las serpientes justo frente a Pansy, como era de esperarse todas las miradas cayeron sobre mi y mi delgado aspecto.

Después de un rato a todos se les paso la impresión de verme, estaba empezando a calmarme hasta que escuche a la pelinegra frente a mi hablar con Astoria.

-¡Una carta de amor! Eso fue horrible, que vergüenza.- murmuró Pansy con la intensión de que yo no las escuchara.

-¿Y que hiciste con la carta?- preguntó Astoria como respuesta de la misma manera.

-La quemé, obvio.- veía las expresiones de su rostro, derrochaba egocentrismo y arrogancia. Lo que solo causaba que mi enojo se incrementara.

Yo apuñalaba mi comida imaginando que era la cara de esa pelos de hongo.

-Entonces ¿por qué estuviste cerca de él estos días? Le diste esperanza.

-Solo por aburrimiento, ya sabes, Zabini no es una cosa que se pueda tomar enserio.

Mariposas negras +18 (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora