Capítulo 16 (Final)

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Después de transformarte en un vampiro chupa sangre que goza de inmortalidad, debo de admitir, que pocas cosas son capaz de sorprenderte, pero lo que estaba sucediendo ahora sin duda no lo esperaba

¿De dónde demonios Amelia había sacado una estaca de plata? Una de las pocas armas capaz de matarnos a todos ¿Qué idiota dejaba que ella mantuviera eso aquí?

¡En una casa llena de Strigoi!

Realmente, no me preocupaba mucho que ella la empuñara, supuse que Henry debía de haberle dado una clase de entrenamiento de defensa. Eso haría un buen padre si este mantuviera a su hija, una mortal, en una casa llena de vampiros asesinos,  pero su nivel de entrenamiento no se podía comprar con el mío. Toda mi vida me he preparado para pelear, yo solía ser una de las mejores de mi clase y una dhampir poco entrenada no me superaría.

Amelia se abalanzó sobre mi, esquive su ataca sin sudar, sus movimientos eran bastante torpes.

Con un gruñido levantó su estaca he intento rasguñarme la cara, esta vez no la esquive. Intercepte su brazo y sujete su muñeca con más fuerza de la necesaria.

Torci su brazo hacia atrás, con un gemido de dolor y acompañado del chasquido de uno de sus huesos, la estaca cayó al suelo.

–¡Sueltame! –gritó

–Nunca me haz agradado –confese–, te gusta ir por allí como si fueras intocable, te paseas delante de todos creyendote superior

Su cuerpo se tensó bajo mi agarre, percibí el olor de su sudor.

–Pero no eres mejor –continúe, acerque mi boca a su cuello–, tu plan de escape es un asco, lo único bueno de esto es que por fin voy a poder hacer lo que he deseado desde hace mucho tiempo.

–Si me matas, te condenas a ti misma –si voz era un susurro casi inaudible.

–No te mataré, sólo tomaré un poco, pero te prometo que no será placentero, conoces los alcances de la coacción –levante mi cabeza, mis ojos se conectaron con los suyos, mi voz se volvió calmada y segura. Me había vuelto bastante buena en el uso de la coacción–. Me darás tu cuello sin poner resistencia, me dejarás morderte y te va a doler. Sentirás mucho dolor.

En mis venas aún corría la adrenalina de su "intento de asesinato", esperaba que le pusiera más ganas a la pelea, otra decepción.

Hundi mis comillos en su cuello, sangre cálida y espesa bajo por mi garganta, cerré los ojos disfrutando de su sabor. Mi deleite no duró mucho, sus gritos de dolor resonaron por toda la habitación, no dudaba que todos en la casa ya la hubieran escuchado.

A su espalda escuche el grito ahogado de Lissa, Dimitri tiraba del agarre de sus esposas, Adrián y Eddie no emitían ni un solo sonido, parecían estatuas, había olvidado que teníamos compañía.

Los gritos de Amelia se transformaron en sonidos roncos, un poco más apagados, las endorfinas y mi toma de sangre la habían debilitado un poco, me separe de ella y lance su cuerpo al centro de la sala, aterrizó sobre la mesita de noche propinandose un buen golpe.

Mire a Lissa, ella y Adrián se habían amontonado en un rincón de la habitación, no sería capaz de describir su mirada, terror y sorpresa se dibujaban en su rostro. Aunque ella comprendía que yo era una Strigoi, nunca me había visto tomar sangre, nunca me habían visto violenta, supuse que esto lo volvía más real.

Pero ellos me había obligado a comportarme así, yo había puesto todo mi esfuerzo en comportarme para que ellos me temieran lo menos posible, para convencerlos de unirse a mí.

De repente, me sentí furiosa con ellos. Mire a Amelia inconsciente en el suelo, luego a Lissa y a cada uno de los otros.

–¡Miren lo que me hicieron hacer! –les grite, di unos pasos por la habitación, mi pie tocó la estaca de plata y la patee con fuerza alejandola de mí

Blood Promise-Un cambio en la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora