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❝Sobrevivientes❞

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─Tenemos que buscarlo, no podemos dejarlo aquí ─dijo la chica mientras caminaban.

─¿Dónde lo viste por última vez? ─dijo Minho mirando hacia todos lados.

─No lo sé, estaba corriendo y cuando me di cuenta él ya no estaba a mi lado.

Un golpe y un quejido se escuchó cerca de donde los chicos estaban, ambos de miraron y corrieron al lugar de dónde provenía el sonido.
Dieron una vuelta y ahí estaba Thomas, Minho y Emma corrieron hasta él.

─Estas demente ─Le dijo Minho al castaño.

─Vamos, corran ─dijo Emma mientras avanzaba y era seguida por los chicos.

Los tres corrían, se podían oír los pasos del penitente que los seguía.

Los muros volvieron a hacer ruido─. Está cambiando ─dijo la chica mientras miraba hacia todos lados tratando de ubicarse─. Por aquí, esta sección se cierra y lo perderemos ─afirmó.

Emma y Minho cruzaron primero, se veía como la sección se cerraba poco a poco. Pero Thomas no pasaba.

─¡Thomas! ¿¡Qué esperas!? ─Le gritó Minho.

─¡Sal de ahí! ─le gritó Emma─. ¡Vamos, Thomas!

El penitente se acercaba, y aún así Thomas no se movía, Emma quiso correr para buscar a Thomas, pero no tuvo éxito, fue detenida por Minho que la sujetaba por la cintura, ella intentaba safarse, pero sus intentos eran en vano.

El penitente estaba demasiado cerca─. ¡¿Qué esperas?! ─Le gritó Thomas a la bestia y recién ahí comenzó a correr hacia donde estaban los otros dos chicos.

─¡Corre, no mires atrás! ─Le decía la chica preocupada─. ¡Más rápido!

El castaño llegó justo a tiempo, la sección se cerró, dejando al penitente hecho trizas.
Emma soltó un suspiro de alivio, habían sobrevivido a una noche en el laberinto.

(...)

Las puertas comenzaron a abrirse, varios habitantes y el pequeño Chuck estaba al pendiente de estas, estaban esperando a que sus compañeros salgan, pero nada pasaba.

Newt también estaba ahí─. Te lo dije, Chuck ─dijo algo triste, pero no lo demostraba─. No volverán.

El rubio comenzó a alejarse, preguntándose por qué no hizo algo para que Thomas, y sobre todo su mejor amiga, no pasaran esas puertas.

Sin embargo, Chuck se quedó allí, mirando hacia el interior de aquel infierno al que le llamaban laberinto.

Uno de los chicos se dio vuelta para dar una mirada al pequeño Chuck, pero vio algo que nadie podría creer.

𝐋𝐚 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐝𝐨𝐫𝐚 | ᵀʰᵒᵐᵃˢ ᴹᴿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora