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❝ Uno de Ellos ❞
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Los penitentes rondaban las afueras de la cabaña. Aterrando a cada uno de los habitantes que ahí estaban.
─Todos atrás ─ordenó Newt.
─Tengan cuidado ─susurró Emma─. Hagan silencio...
La pinza de uno de los monstruosos seres entró por el techo, tomando una de las vigas de madera y sacándola bruscamente. Parte del techo cayó, obligando a los jóvenes a correr hacia un lado para evitar ser aplastados.
─¿Todos están bien? ─preguntó Thomas. Buscó con la vista a la hermana de Gally, pero no la veía─. ¿Emma? ¿¡Emma!?
─Estoy aquí ─respondió sacándose las hojas que tenía encima después de que el techo cayera─. Estoy bien.
Otro penitente entró. Esta vez por una de las paredes de la cabaña.
─¡Todos atrás! ─habló Emma firme─. ¡Ahora!
Todos se corrieron lo más lejos posible, pero alguien faltaba.
Chuck.
Un grito por parte del pequeño se oyó. Estaba cerca, muy cerca, del penitente.
─Debemos ayudarlo.
Thomas y Emma se acercaron, y en ese momento, en monstruo tomó a Chuck por los pies.
─¡Chuck! ─gritó Emma tomándolo del brazo en un intento de que no se lo lleven.
─¡Ayudenlo! ─gritó Teresa.
─¡Chuck! ¡Chuck no te sueltes! ─Le decía Thomas en un tono desesperado.
─Obvio no ─Le respondió el niño.
─Con fuerza ─habló Emma─. Tiren ¡Ahora!
A este punto no solo estaban forcejeando Thomas y Emma, ahora también estaban Minho, Newt y Teresa.
Alby, en un acto de valentía, tomó uno de los palos que habían caído del techo y comenzó a golpear al brazo del penitente, el brazo que mantenía atrapado a Chuck. El niño se liberó, y el penitente alejó su brazo de la cabaña.
