Akemi Shiro

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Todo era una locura

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Todo era una locura.

Estaban pasando demasiadas cosas, una tras otra, y, con el viaje a Japón programado, tenían que organizarse rápidamente.

Primero, los hijos de Elizabeth. Los niños abarcaban entre los ocho y doce años, semillas de su último matrimonio, con quién la mujer había durado más tiempo.

Sabiendo que tenía el tiempo en contra, Chris simplemente hizo todo de la forma más simple posible.

Los niños iban a una escuela privada cerca del centro de Sydney, y, como era viernes, luego de salir de clases, la niñera los llevaba a comer hamburguesas a un restaurante de comida rápida.

Fue más fácil de lo que creía, y agradeció a los dioses que habían hecho posible poder cruzarse con ellos sin tanto problema.

Se pidió una hamburguesa, aprovechando que ya estaba ahí, y se sentó en la mesa tras los niños. No le costó nada percibir las emociones de cada uno, y, por suerte, todos aún sentían amor por su madre. Intentó llegar hasta el fondo de ese sentimiento alojado en el corazón de cada niño. El más pequeño la extrañaba muchísimo, incluso logró acceder a algunos recuerdos que evocaban momentos dulces con ella. Con el que venía después, le costó un poco más, pero nada muy difícil, con él no tuvo acceso a sus memorias, no era tan abierto.

En cuanto al mayor, éste estaba angustiado y sobrepasado. Tenía miedo y vivía con incertidumbre. Además, existía una brecha de rebeldía que se volvería peligrosa con el tiempo si no se frenaba pronto.

Chris tuvo que escarbar en cada corazón, en cada rincón de aquellas almas infantiles y de alguna manera, lograr que se impusiera el amor que sentían por Elizabeth por encima de todas las demás emociones.

Le sudaba la frente y su corazón se había acelerado. Pero quería cumplir con ello, quería conseguir que los niños estuvieran en paz con su madre y que la valentía reinara por encima del miedo para enfrentar al hombre que les prohibía verla.

Por lo menos así, Elizabeth podría viajar con ellos confiando un poco más, porque antes de ir por los niños, la animadora de televisión tenía todas sus emociones revueltas. Miedo, preocupación, pero por sobretodo, desconfianza.

Crossroads • A Través del Mundo {Libro 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora