Kavanshaga

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Despertó y no pudo sentirse más perdido

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Despertó y no pudo sentirse más perdido.

Se sentó de golpe. Estaba solo en una habitación pequeña que compartía otra cama. Las paredes eran de madera y la ventana le mostraba la espectacular vista de un amplio mar coronado por el sol brillando en su superficie.

La habitación era modesta. Las cortinas eran gruesas de un tosco tono amarillo y los cubrecamas floreados y desgastados.

Frente a él había un televisor colgado de una esquina, un cuadro también con flores decoraba la pared, y una mesita de noche separaba las dos camas.

Pero no había nadie al lado, solo su mochila.

Intentó recordar la noche anterior y con pánico se puso de pie casi de golpe. Erin y Meiling habían sido poseídas por sus diosas en algo nunca antes visto, y que, por lo que comprendió de Torú, no era algo permitido.

El huésped de Kavanshaga había desaparecido, y él otra vez se vio envuelto en una disputa entre dioses.

Estaba exhausto.

Llevaba días sin dormir bien, sin descansar plenamente, enfrentando un problema tras otro. Necesitaba que se reuniera todo el equipo para que se delegaran problemas porque ya no aguantaba seguir moviéndose. 

Había decidido tomarse unas largas vacaciones cuando todo terminase. Si sobrevivía.

A esas alturas ya le daba igual mientras pudiera descansar.

Crossroads • A Través del Mundo {Libro 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora