doce

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Jisoo miro la moto con algo de temor, no estaba segura si treparse y más con un desconocido, ya que aun desconocía la forma en como manejaba el castaño, pero él se mantenía con una frágil sonrisa, a la vez que mostraba su mano extendida, Jisoo después de pensarlo por unos segundos tomo la mano del castaño, la ayudo a sentarse atrás de él y la incomodidad apareció al instante.

Por lo menos el casco que Taehyung le prestó a Jisoo, le cubría las mejillas ya bastantes rosadas.

―Sujétate con fuerza―Le aconsejo al encender el motor. Y con cuidado se agarro de la chaqueta que traía puesta Taehyung, algo que le causó un poco de gracia al chico, y sin pensarlo tomo las manos de Jisoo dirigiendolas a su abdomen―Te dije con fuerza, apenas pude sentir tus manos, no te apartes de mí―Jisoo asintió en silencio.

Estar tan cerca de él le empezaba a afectar, sus latidos comenzaban acelerarse y lo menos que deseaba en ese momento era que el castaño lograra sentir esos latidos, por la posición en la que estaba con el.

―T-tú no te pondrás casco―Le hablo cerca de su oreja, al notar que le dio su casco y el solo quedo sin protección alguna.

―No traigo otro, pero tranquila, manejare con cuidado.

Al instante avanzo con una aceleración normal y poco a poco Jisoo fue destensando su cuerpo, nunca antes había subido en una moto, y por la sonrisa que mostraba, se podía decir que le empezaba a fascinar sentir el aire pegar en su rostro.

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Después de un pequeño viaje lleno de emoción y adrenalina, Jisoo tuvo que bajar de aquella moto agradeciendo el agradable momento que no fue un paseo pero lo sintió como si lo fuera, claro que no se lo dijo de la misma forma en como lo pensaba, pero con un solo gracias se demostraba toda la alegría que pudo volver a juntar, esa misma alegría que su madre y su padre se encargaron de quitársela en la mañana.

―Jisoo―La nombro y ella lo miro, pues ya comenzaba a caminar hasta la entrada de la casa―Descansa y... espero verte mañana en el colegio.

Taehyung encendió su moto y se puso en marcha, dejando solamente rastros del poco humo que desprendía lo que manejaba.

Jisoo sonrió, cuando hablo con su mamá en el colegio fue sincera, ya no quería volver a un lugar donde no era bienvenida, con solo ver el rostro de sus compañeros era más que obvio, pero a Suni no le importo la sinceridad de su hija, ella no tenia pensado cambiarla de colegio y al ver que Taehyung, el chico que casi la atropella y que ni siquiera la ayudo a levantarse, fue el único que parecía querer verla aún más en su salón. Le pareció raramente lindo.

Claro que no pretendía emocionarse, no se quería ilusionar, tal vez Taehyung al siguiente día ya no le volvería hablar como lo hizo hoy, así que solo camino con algo de cansancio hasta la puerta principal de la enorme casa, y con un poco de susto al entrar se topo con una persona, mas bien una pelirroja con una paleta en su boca.

Ni siquiera se dijeron nada, Jisoo paso de largo, mientras Rosé chupaba la paletita y no dejaba de ver sin alguna expresión buena o mala a su media hermana caminar hasta las escaleras.

Pero detuvo sus pasos al instante que Rosé le hablo.―Ahora vas detrás de Taehyung.

La pelinegra apretó con fuerza el barandal el cual sujeta con su mano derecha. Estaba harta y cansada, pero conto hasta tres, no quería terminar discutiendo con Roseanne.

―Si lo hiciera en que te afectaría, eh... ¡ah! espera, no me digas que Lisa también es celosa y posesiva con su hermano y como te encanta ver el mundo arder no tardaras en contarle que Taehyung me trajo a casa.

―No, te equivocas, no me preocupa lo que pase entre ustedes, mucho menos a Lisa, sabes porque...―Camino hacia la pelinegra con calma―Porque Taehyung no sería tan tonto como para fijarse en alguien como tú―La paz que mostraba la Park le daba temor a la más baja―Y si fuera tu no me confiaría, ni pensaría que al fin tendré un amigo en quien apoyarme, porque Taehyung solo tiene un amiga y esa persona soy yo, mantenemos una amistad por muchos años, así que sin pasarlo―subió unos escalones hasta quedar a la altura de Jisoo―Si se lo pidiera, te acabaría de la peor manera, porque nunca dejaría que nada me lastimara... así de fuerte es nuestra amistad, Jisoo.

Se alejó de la Kim con una sonrisa de victoria, pero al entrar a su cuarto lo primero que hizo fue tirar su paleta convirtiéndola en pedacitos de dulce regados en su alcoba, y revolvió su cabello rojizo con desesperación, dejando sacar el enojo que mantuvo encerrado dentro de ella, para poder molestar a Jisoo y dejarle en claro que la ultima persona con la que pudiera entablar un amistad en el colegio seria Taehyung, por la larga amistad que tenia con el y que también parecía estar en la cuerda floja, ya que hace tiempo su amistad dejo de ser tan especial como lo decía y presumía.

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Taehyung entro a su casa quien al ver las rosas que sostenía en sus manos se le formó una pequeña sonrisa cuadrada, recordando como fue de agradable pasar tan solo unas horas con la chica nueva.

Se dirigió a la sala principal, donde escucho a su madre hablar por teléfono con una de sus amigas, mientras tomaba un copa de champagne, se acercó en silencio tomando asiento en el gran sofá cerca de ella.

La madre de Taehyung termino la llamada después de acordar una reunión con su amiga y puso atención a su hijo mientras tomaba un sorbo de la copa. A crecido bastante pensó.

El moreno dejo las rosas cerca de su mamá, quien las tomo, pero de inmediato las dejo en la pequeña mesita enfrente de ella.―Piensas que darme esas rosas te harán un buen hijo.

Se burló del detalle, la madre de Lisa y Taehyung, o mas bien conocida como la señora Eva Manoban nunca fue tan cercana con sus dos hijos, pues aunque con Lisa fuera un poco más torable y amable solo lo hacía porque Lisa era novia de Jin, hijo del presidente del hospital más prestigioso de todo corea del sur, así que con Lisa siempre trataba de controlarla y manipularla, aparentando ser amable, aunque todo fuera pura hipocresía, porque lo único que quería sacar de su hija era que se casara con Jin, así las dos familias se unirían y los Manoban claramente se volverían más poderosos de lo que ya eran, pero como Taehyung no tenía novia, ni algo en lo que fuera bueno, siempre lo veían como la decepción de la familia.

―Perdón, se me olvidaba que prefieres las joyas y perfumes de marca―La sonrisa de Eva desapareció y grito el nombre de su sirvienta personal.

―¡Tira esas malditas rosas!―La muchacha asintio tomando con rapidez las lindas rosas, le temblaban las manos cuando Eva gritaba molesta, mas bien todos los que trabajaban en la gran casa le temían a la señora Manoban.

Eva se levantó, pero antes de dejar la sala le dijo a Taehyung:―No entiendo porque volviste a corea, estábamos muy bien sin ti, allá por lo menos no nos avergonzabas, porque tener un hijo inútil como tu es bastante cansado... ah, y si quieres darme algún regalo, es muy fácil, no necesitas darme nada lujoso hijo―Volteo a verlo, otra vez esa mirada de odio, pensó el castaño, pues no conocía la mirada amorosa de una madre―Me haría tan feliz que desaparecieras de mi vida, eso sería un verdadero regalo para mí.

Salió de la sala dejando al castaño aun sentado en el sofá, suspiro con pesadez, las lágrimas ya no podían salir, ya no quedaba ninguna que saliera por el horrible trato que le daba su aparentemente madre, ya bastante había llorado por ella desde que era pequeño, así que solo aguantaba, soportando todo sus desprecios.

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Solo quiero decirle
a la madre de Taehyung
¡Maldita vieja porque te creé!

Bye ♡

vulnerable | vsooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora