Martina
Caminamos en silencio por las calles, lo miro de reojo algunas veces y parece pensativo.
Cuando llegamos al centro buscamos algún lugar para tomar un café o algo, hasta que lo encontramos y entramos, nos sentamos en un lugar alejado de las personas, como la camarera no llega decido hablar ya no aguanto más el silencio.-¿Sigues enojado?- voltea hacia mi.
-¿Por qué lo estaría?
-Por insistir en algo que no me corresponde saber, es tu vida. Solo quería que todo volviera a ser como antes de que te fueras.
No dice nada por unos minutos.
-El tiempo pasó Tina, no somos los mismos niños de once años- su voz suena triste como si le doliera.
-Estoy de acuerdo contigo pero al menos en ese momento eras feliz, sonreías y no eras tan serio como ahora y sé que llegaste ayer y no tengo porque sacar conclusiones pero siento que ahora no sigues siendo feliz- ya cállate dice mi voz interna- lo siento suelo ser demasiado habladora, bueno eso lo sabes.
-Y sí qué lo se, podrías pasar horas hablando- dice sonriendo un poco.
-¿Van a querer algo?- nos interrumpe la mesera.
-Si quiero una malteada de chocolate- digo.
-Yo una de frutilla y unas galletas.
-Enseguida le traemos su orden.
-Gracias- decimos al unísono.
-Perdón, por tratarte así esta mañana, no tuve que decirte eso.
Me quedo sin habla, no esperaba que se disculpara yo era la que le debe una disculpa por ser entrometida.
-No pasa nada, discúlpame tú a mí, no debí hostigarte con preguntas.
-¿Todo olvidado entonces?- asiento con una sonrisa.
-Aquí esta su orden.
-Veo que no cambiaste de gusto.
-Tu tampoco.
-Sigo diciendo que el de frutilla es mejor.
-Oh... ¿tú quieres guerra verdad? No te metas, es mejor el chocolate- digo
-Aja- se le escapa una pequeña risa- ¿dónde iremos después? Querida guía.
-Mi plan era que te distraigas y me vaya, pero no funcionara así que no se- digo en broma.
-¿Podemos ir al parque?- sonrío como niña pequeña.
-¿En serio?
-Si, es un lugar tranquilo- dice alzando sus hombros.
Lo recuerdo perfectamente, un dia aburridos en casa salimos hacia el parque.
-¡Apúrate perezosa!
-Ya voy estoy atrás tuyo- me mira riéndose
-Querrás decir muy pero muy atrás.
Cuando llegamos, bueno el primero y después yo, nos tiramos al césped viendo el cielo.
-Eso parece una vaca- digo apuntando a una nube.
-Definitivamente no es una vaca, parece más un perro.
Lo miro y niego.
-Es una vaca y punto- y saco la lengua.
-Eres una infantil.
-Tu igual
-No yo soy grande.
-Solo por meses, Gatito.
-¿Gatito?- yo asiento divertida- pues este gato tiene garras.
Empieza a hacerme cosquillas y yo me retuerzo sabe que soy demasiado cosquilluda y se aprovecha de eso.
-De-déjame- digo riendo.
-No
Intento salir de sus brazos pero no lo logro.
-No respiro Gabriel- y al fin él se detiene, mis mejillas están coloradas lo sé por que siento mi cara caliente.
-No vuelvas a decirme gatito nunca más.
-Gatito- digo y salgo corriendo.
Que bonitos recuerdos.
Recuerdos que no pasaran más.
Y de nuevo mi querida consciencia diciendo cosas.
-Bueno, ¿qué esperamos? démonos prisa- digo.
Terminanos nuestras bebidas, cuando intento sacar mi dinero para pagar él se adelanta.
-Hey, yo iba a pagar- me quejo.
-Pues te gané- dice burlón.
-Yo te invité a venir.
-En teoría ¿fue tu madre quien te obligó o me equivoco?
-No, no te equivocas.
Agarro un billete y se lo entrego, mira mi mano para luego mirarme.
-Toma por lo que pagaste.
-No, eso es tuyo no aceptare, mejor se más rápida para la otra ocasión.
-La próxima vez pagare yo, ya estas avisado.
-Ok ok ahora andando.
Salimos del lugar y tardamos unos veinte minutos en poder llegar.
-Me duelen mis pies
-¿Quieres que te cargue?-
Mierda lo dije en voz alta.
-Eh...
-Era broma- dice y suelto el aire que tenía retenido
-Vamos estamos cerca- decido ignorar lo que dijo, pasan alrededor de otros veinte minutos y al fin llegamos.
-Al fin paz, siempre diré que esta parte del parque es mi favorito.
Y obviamente ya que hay un enorme árbol que da una sombra hermosa.
-¿No venías?- pregunta curioso
-Solo a veces, pero sola ya que no tenía con quien venir- digo con nostálgica.
-Ven siéntate.
Me acuesto en el pasto y el solo niega con la cabeza divertido.
-Haciendo todo lo contrario, no sé porque me sorprendo.
-Me gusta romper las reglas ya sabes- digo guiñando un ojo o eso intento, pero por la carcajada que suelta me doy cuenta que no funciono.
-¿Qué fue eso?
-Un intento de guiño.
-No te salió, por si tenías dudas.
-Ya no te burles.
-Está bien señorita guiño.
-Mejor acuéstate y deja de burlarte- le pego el brazo.
Estamos acostados mirando el cielo, anhelaba mucho estar así, tranquila sin estar preocupada o pensando en cosas dolorosas
-¿Hey, qué pasa?
-Nada, cosas sin sentido mejor cuentame, ¿qué tal Canadá?
-No es una cosa de otro mundo- dice restándole importancia- ¿y tú que me cuentas?
Recuerdos pasan por mi mente en ese instante, intento no pensarlos, pero no es fácil.
-No hubo nada interesante- me limitó a responder.
Dejamos el tema ahí, solo nos quedamos mirando el cielo hasta que el sol cae, me ayuda a levantarme y volvemos a casa.
Holaa ¿como están? Espero que les haya gustado el capítulo
No se olviden de votar-comentar
Los quiero E
ESTÁS LEYENDO
Probablemente ¿Amor?
Novela JuvenilMartina risueña, curiosa, un cero a la izquierda en los estudios. Gabriel serio, inteligente, sarcástico. ¿Qué pasará cuando ellos se reencuentren después cinco años?. Acompañame a esta historia llena de amor, amistad y corazones rotos.