Chapter 8

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Al desperatar, me siento feliz por algun raro motivo. Mis clases con Dakotta y Brutus han terminado, este día le pertenece a los estilistas.

El equipo trabaja conmigo hasta bien entrada la tarde, me bañan una y otra vez, dejan mi cabello caer sobre mis hombros y me maquillan de una manera en la que me conserve lo mas natural posible, cubriendo el golpe que me habia dado Cassius unos dias antes y se van de ahi no sin antes desearme buena suerte y decirme lo bien que me veo gracias a ellos.

Entonces llega Dakotta con un vestido grande y cubierto de un forro que me impide verlo.

-Cierra los ojos, belleza-dice y no dudo en obedecerla

Siento un par de manos ayudandome a ponerme el vestido y otro par de manos que se preocupa por mi cabello. Me agarro a la mano de Dakotta y me pongo los zapatos a ciegas, son altos, porque al instante me aumentan unos 8 o 9 centimetros de estatura.

-Abrelos-dice Dakotta

La criatura que tengo frente a mí, en el espejo de cuerpo entero, ha llegado de otro mundo, un mundo en el que la piel brilla, los ojos deslumbran. El vestido, oh por dios, es blanco con una abertura alta al costado. Tiene detalles muy preciosos y detallados por la parte superior del vestido.

-Es... hermoso, gracias-le digo y la abrazo

-Falta un detalle mas-me dice soltandome-Esta es una corona de olivo bañada en oro, tu ya eres una ganadora, Kayler.

No soy guapa. No soy bella. Resplandezco como el sol.

Dakotta le dice al equipo, quienes habian regresado cuando tenia los ojos cerrados, que se vayan y hace que me mueva por la habitación con el vestido y los zapatos, que son muchísimo más manejables que los de ayer.

Nos reunimos con el resto del equipo del Distrito 2 en el ascensor. Potrier y los suyos han trabajado mucho: Cassius está impresionante con su traje negro. Aunque tenemos buen aspecto juntos, es un alivio que no vayamos vestidos exactamente igual. Brutus y Lyme también se han arreglado para la ocasión. Trato de evitar a Lyme, pero acepto los cumplido de Brutus.

Se abren las puertas del ascensor y vemos que los demás tributos se ponen en fila para subir al escenario. Los veinticuatro nos sentamos formando un gran arco durante las entrevistas. Yo seré la tercera, o la cuarta, porque la chica siempre precede al chico de su distrito.

-Te ves hermosa, chica-dice una voz detras de mi, es Finnick Odair-Tus estilistas se han lucido, los mios piensan que entre mas Finnick vea la gente, es mejor. Si por elos fuera, me dejarian desnudos las veinticuatro horas del dia.

Ambos reimos un poco

-Así que ya conoces a Mailey-dice-Es una chica encantadora, supuse que te caeria bien.

-Así es, señor Odair-le respondo

-Vamos, Kay-Kay, tengo dieciocho, ¿De verdad me veo tan viejo?-dijo ofendido

-"Señor Odair" es solo una formalidad, Finnick, no seas tan dramatico-respondo, le encantan mis comentarios porque rie cada vez que abro la boca y pronuncio algo.

-Suerte, señorita Montgomery-dice despidiendose.

Y entonces comienza el espectaculo. Con tan sólo poner el pie en el escenario, ya se me acelera la respiración. Noto los latidos de las venas en las sienes. Es un alivio llegar a la silla, porque, entre los tacones y el temblor de piernas, me da miedo tropezar. Aunque ya cae la noche, el Círculo de la Ciudad está más iluminado que un día de verano. Han construido unas gradas elevadas para los invitados prestigiosos, con los estilistas colocados en primera fila. Las cámaras se volverán hacia ellos cuando la multitud reaccione a su trabajo. También hay un gran balcón reservado para los Vigilantes, y los equipos de televisión se han hecho con casi todos los demás balcones. Sin embargo, el Círculo de la Ciudad y las avenidas que dan a él están completamente abarrotados de gente, todos de pie. En las casas y en los auditorios municipales de todo el país, todos los televisores están encendidos, todos los ciudadanos de Panem nos ven.

HUNGER GAMES: THE OLD VICTORYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora