El camino a casa no lo calmó, estaba tan cabreado que sentía que humo podía salir de sus ojeras y aún así no aliviaría la presión, ¿Quién se creía?, jodido Park estúpido Jimin.
No podía creer sus palabras y se sentía como un cachorro iluso que cayó, creyó en las acciones y palabras no dichas, se ilusionó y dejó a su corazón abrirse y sentir.
La rabia y el dolor estaban nublando su juicio y cuando entro a su casa azotó la puerta. Se dirigió a la cocina por algo de frío para calmar el ardor en sus nudillos y se detuvo al encontrarse con su hermano y Jin en su burbuja particular.
Ambos estaban ciegos pensando que el otro no le correspondía pero joder, era muy correspondido. Solo hacía falta verlos interactuar para saber que habían sentimientos entre ellos, las miradas disimuladas que se mandaban, la forma en que sus aromas se mezclaban.
Estaban tan cerca que solo era cuestión de romper la tensión y solo ellos no eran capaces de verlo.
—No tengo paciencia para ustedes —exclamó y ambos se separaron.
—¿Yoongi cuando llegaste? —la mirada perdida y desorientada de su hermano le causó gracia, se perdía de lo que pasaba a su alrededor si Jin estaba cerca. Se acercó al congelador y agarró un pote de helado de chocolate y una charola de hielos, se giró hacía ellos.
—Se acabó, me estresa su jueguito. Le gustas, te gusta, enfréntenlo —pronunció y se alejó de la cocina, si ellos no eran capaces de verlo él los haría darse cuenta, de reojo alcanzo a ver como ambos enrojecieron.
Una hora antes
—Nam eres un desastre —Jin y él se habían propuesto hacer un pastel, luego de horas estudiando para sus exámenes. Soy tu desastre pensó pero no se lo dijo por obvias razones, cada vez era más difícil ocultar sus sentimientos por su mayor.
Ambos estaban hambrientos y cansados pero la idea de hornear juntos le había agradado. Jin se movía con destreza por la cocina, con una facilidad impresionante, digna de un chef y él lo seguía ganándose pequeños regaños por no saber picar una zanahoria.
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Te odio (Yoonmin/Jimsu)
FanfictionLa habitación apestaba, era un olor tan sofocante que era un poco difícil respirar. Las feromonas de alfa volaban por toda la habitación y era un cuarto tan pequeño, un espacio tan reducido. Sentía su fuerte respiración, el sudor en su piel y la rab...