La habitación apestaba, era un olor tan sofocante que era un poco difícil respirar. Las feromonas de alfa volaban por toda la habitación y era un cuarto tan pequeño, un espacio tan reducido. Sentía su fuerte respiración, el sudor en su piel y la rab...
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—¿Puedo pasar? —el omega mayor le abrió la puerta y lo vio con un deje de tristeza —s-solo quiero hablar con él —joder, estaba nervioso y mataría a Namjoon si se equivocaba sobre esto. El padre omega de Jimin asintió.
—Está en el patio —se hizo a un lado dándole paso y Yoongi le agradeció, sus manos sudaban y no recordaba cuándo había sido la última vez que había estado tan nervioso ¿debería haber traído algo? ¿esto fue una mala idea?, cruzó la puerta de la cocina y contuvo el aliento cuando sintió ese aroma que lo volvía loco a su izquierda, lo miró y todo él emanaba una emoción, tristeza.
Estaba sentado en un gran columpio con las piernas contra el pecho y los brazos abrazando sus rodillas, mirando hacia el bonito y casi vacío patio.
—¿Qué haces aquí? —su voz sonaba rasposa, como si no la hubiera usado en mucho tiempo o hubiera llorado.
—¿Puedo sentarme? —Jimin asintió sin verlo y se hizo a un lado, ambos ocuparon un lugar en el columpio y él los meció un poco a ambos. Bueno, ¿y ahora qué?, no tenía idea de que decirle.
Había estado tan sumido en sus lamentos, que no había llegado a ninguna idea concreta sobre nada y mucho menos sobre como abordar el tema.
"Eres un alfa y me enloqueces pero no de una mala forma". "Me vuelves loco, pero aún así te quiero cerca", negó. No podía compartir con él su tormenta de pensamientos inconexos.
Porque en lo que respectaba al peli plateado estaba perdido, demonios ni siquiera sabía que estaba haciendo aquí.
Se quedaron en silencio y se sintió un poco patético, pero el aroma de Jimin lo relajó. Lo había echado de menos, aunque solo habían pasado dos días el amargo sabor del café se filtró en sus sentidos y lo hizo sentir tranquilo, a pesar de la situación.
Le tomó dos días reunir el coraje suficiente para poner en orden su corazón y tener el coraje para enfrentar a Jimin.
Y ahora que lo tenía a su lado, no sabía como enfrentarlo. No era un silencio incómodo, al contrario era bastante agradable pero tenía algo que decir, estaba dispuesto a girarse y encararlo pero su voluntad se esfumó cuando escucho suaves sollozos.
Algo dentro de él le indicó que no debería señalar el hecho, tal vez fue su lobo haciendo acto de presencia luego de días sin dar señales de vida.
Pero fingió no escucharlo y se distrajo viendo las hojas caer del escuálido árbol al fondo, eso le dio una idea.
—Cuando era pequeño me lance de un árbol con mi pijama de Spiderman, pensando en que haría una telaraña y no caería al suelo —su familia amaba burlarse de él por esa historia, Namjoon se reía señalando que la torpeza era de familia y su madre lo regañaba por el susto de aquel día. Su corazón se sintió cálido cuando escucho una suave risa.
