Quince

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Lo han obligado a levantarse de la cama y pasear, pero no puede verle nada emocionante al pasillo que la enfermera lo lleva: puertas entreabiertas, médicos atendiendo pacientes, gente con el rostro preocupado y un par de niños durmiendo entre las sillas. Preferiría estar sentado en su dormitorio mirando la televisión, pero no puede. Los hospitales nunca le han gustado a Harry y le gustaría poder pretender que no está encerrado en uno por un par de días más.

Tiene recuerdos borrosos que se mezclan con el efecto de los calmantes de la visita de Zayn y no es capaz de pensar en otra cosa que no sea poder hablar con él. Arruinó completamente todo su avance y lo sabe. Y arruinó lo que sea que podría haber pasado con Zayn: sobre todas las cosas, la recuperación de su amistad. Y se desprecia por eso. Incluso terminó pidiendo que tapasen el espejo del baño de su habitación porque no podía aguantar mirarse con enojo y decepción. Ya tenía suficiente con el enojo y la decepción que había sentido en las palabras de su madre. Pero las palabras de Zayn le saben a morfina. Y eso que él no tiene mucha experiencia con ese tipo de sustancias. Recuerda claramente sentir las manos tibias de su amigo acaricias las suyas, que estaba heladas, y trazar figuras sin sentido mientras su voz arrullaba el cansancio que lo embargaba.

Luego de un par de horas de andanzas entre pasillos helados y carentes de vida, a Harry se le permite acostarse en su cama, y, así como lo había estado haciendo todo el camino, empieza a pensar en el desvarío de su vida y se fuerza a manifestar solamente los recuerdos que le permitan obtener un instante de paz mental: no sabe realmente cuantos meses exactos ha durado lo que sea que tenía con Zayn, pero sí recuerda momentos exactos en los que su corazón era embargado por tanta felicidad que podría explotar.

La taza de té sobre la mesa parece más caliente de lo habitual, pero Harry no puede prestarle mucha atención a eso en el momento. Zayn no se ha dado cuenta de su presencia en la cocina mientras baila y tararea una canción de Jay-Z en la pequeña sala del apartamento; aparentemente había empezado a limpiar antes de poner una playlist que lo había distraído. El ojiverde tiene una sonrisa en el rostro mientras, parado cerca de la pequeña isla de la cocina, observa al moreno moviendo los cojines del sillón antes de pasar una pequeña aspiradora que no interrumpe la música que sale desde el pequeño reproductor de Gemma.

—Zayn —dice, pero sin hablar fuerte, pretendiendo que busca llamar la atención de su amigo, pero fallando, a propósito, en el intento —. Zayn —dice de nuevo, justamente cuando el mayor apaga el pequeño aparato, levantando la mirada, asustada, cuando escucha la voz del menor.

—¡Santo Dios, Harry!

—Lamento interrumpir tu limpieza —dice, riendo —. Estuve todo el tiempo en tu habitación, escuché cuando llegaste y entraste a mi habitación para robar el reproductor —agrega.

—No es un robo si se utiliza para un bien común —contesta Zayn a la vez que termina de acomodar el salón, que ahora luce limpio y ordenado. Tiene una bolsa con basura en la mano mientras se acerca a Harry antes de desecharla en el bote de la cocina —. Noté que limpiaste la cocina —comenta.

—Me sentía aburrido desde que cancelaron mis clases del día por una conferencia —responde el rizado, siguiendo los pasos de Zayn a través de la cocina mientras devuelve los objetos de limpieza al rincón de la despensa donde corresponden. Luego, éste se lava las manos y voltea a mirar a Harry antes de acercarse haciendo un gesto burlesco. Ha empezado a sonar una canción de Christina Aguilera y Zayn no sabe realmente cómo llegó a su lista de reproducción, pero no la odia. Mueve las caderas tan bien como le es posible para ser alguien tieso que detesta bailar y se acerca lentamente hacia el castaño que lo mira aguantando la risa.

—Soy un genio en la botella, bebé —murmura al ritmo de la canción y ninguno de los dos puede aguantas el estallido de risas en el que se sumergen. Harry se contagia con el bailecito absurdo y se une a Zayn mientras ríen y pretenden bailar en la cocina, como si fuese una pista de baile. Sin otros cuerpos arrimados y olor a humo de cigarrillos mentolados.

Fingers [zarry au]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora